Explorar un nuevo destino siempre es una experiencia fascinante. En el caso de Budapest, recorrer la ciudad es una auténtica delicia, pues sus panaderías son un punto destacado para disfrutar de aperitivos y descansar durante las visitas turísticas. Y es que, en los últimos años, los panaderos de la capital húngara han sido parte de una revolución gastronómica, dando lugar a nuevos establecimientos que ofrecen una gran variedad de delicias gourmet, combinando las tradiciones de la cocina húngara con las últimas tendencias e innovaciones.
Una fusión entre el dulce y el salado
Comenzamos el recorrido con Artizá. Ubicada cerca de la Ópera y la Basílica de San Esteban, es conocida por sus panes aromatizados y el rollo de cardamomo, que combina frutos del bosque con un relleno de pudín de vainilla. Además, Artizán ofrece desayunos, sándwiches y variedades diarias de pan, junto con especialidades de café recién tostado.
Otro de los establecimientos que no pueden faltar en este recorrido es Nor/ma Grand, una panadería de estilo nórdico en el parque Szélkapu de Buda que combina arquitectura moderna con áreas verdes y estanques tranquilos. Este lugar es ideal para tomar el primer café de la mañana o para pasar una tarde entre amigos, pues además de ser un café especializado cuenta con una exquisita selección de vinos naturales.
Y aquellos que no puedan vivir sin su brunch de los domingos, deben hacer una parada obligatoria en VAJ, ubicado en Rákóczi Square. Este lugar se ha ganado el corazón de los húngaros gracias a sus panes de masa madre, pasteles húngaros y franceses, y una variedad en productos delicatessen.
Imprescindibles para los amantes de la repostería
Asimismo, Bake My Day, una panadería artesanal cerca de la Estación del Ferrocarril del sur de la ciudad, se distingue por sus métodos naturales y productos que incluyen panes de venado y opciones sin carbohidratos. Ofrecen una variedad de pasteles dulces y salados, galletas, yogures caseros y mermeladas, con especialidades únicas como el pan de remolacha y el pan de semillas de calabaza.
Finalmente, Chez Matild, ubicada en una de las calles más bonitas de Gellért Hill, destaca por sus especialidades de pastelería y café. Fue fundado por Stéphane Marret, un francés que encontró en Budapest un hogar para compartir su amor por la panadería francesa y que promete dejar a sus visitantes con una sonrisa.