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Tres primeras ediciones de sus obras, legado de Clarín a la Caja de las Letras

Jueves 20 de junio de 2024

El legado in memoriam del escritor, periodista, crítico literario y dramaturgo Leopoldo Enrique García-Alas y Ureña, conocido como Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901), ha entrado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, cuando se cumplen 140 años de la publicación de su obra más universal, La Regenta.

La caja n.º 1682 de la antigua cámara acorazada ya guarda las primeras ediciones de sus libros Palique (1893), Doña Berta (1892) y la recopilación de críticas literarias Nueva campaña (1897).

Además, cuatro escritores imprescindibles de la narrativa española contemporánea han legado alguna de sus obras incluyendo una dedicatoria a Clarín: Luis Landero, La última función; Fernando Aramburu, El niño (que no pudo estar presente y mandó el libro dedicado); Marta Sanz, Persianas metálicas bajan de golpe, y Soledad Puértolas, La novela olvidada en la casa del ingeniero.

El director del Cervantes, Luis García Montero, presentó el acto en el que también participaron el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón; la vicepresidenta del Principado y consejera de Presidencia, Gimena Llamedo González; la consejera de Cultura Ana Vanesa Gutiérrez González, y el concejal del Ayuntamiento de Oviedo, Gaspar Llamazares.

García Montero comenzó recitando el principio del libro de cuentos de Clarín ¡Adiós, Cordera! (1892): «Me emocionó en mi adolescencia; una historia familiar en la que cabían los sentimientos infantiles, el diálogo con la naturaleza, la pobreza familiar y una guerra que marcaba los destinos» porque para García Montero «la literatura nos cuenta por dentro los hechos que componen las grandes fechas de la historia».

El director del Cervantes también señaló que Clarín tuvo «el poder de escribir obras capaces de fijar la memoria más alta de la literatura española del siglo XIX de acuerdo con la toma de conciencia de su tiempo».

Un maestro como escritor y lector

«Clarín sabía el mundo en que vivía y fue un maestro no solo como escritor sino como lector», explicó García Montero, que añadió: «Clarín no dialogaba con una tradición cerrada en lo nacional, sino que mezclaba a Virgilio, a Fray Luis o a Shakespeare, no quiso ser medievalista y tuvo muy presente la filosofía, con los ojos muy abiertos a los contemporáneos europeos. Se trataba de crear una tradición futura en la sociedad española».

Por su parte Adrián Barbón confesó que este legado ha supuesto «uno de los días más emocionantes que he vivido desde que soy presidente del Principado hace casi 5 años, por el contexto, en un sitio como el Instituto Cervantes, y porque rendimos tributo a un autor que hizo comprender cómo era una ciudad de provincias del s. XIX». Para Barbón, «Clarín describió como nadie la realidad que le tocó vivir y sufrió represión por ello. Su novela fue muy criticada y tuvo una reacción furibunda de los sectores más conservadores porque sacaba a relucir las miserias del momento».

Clarín, además de escribir una de las grandes novelas europeas del siglo XIX, forjó un universo narrativo excepcional y fue el mejor crítico literario de finales de ese siglo. Novelista clave del realismo español, volvió mítica a la ciudad de Oviedo cuando la transformó en Vetusta, escenario de su obra más memorable.

Cuatro autores recuerdan a Clarín

Luis Landero, «enamorado eróticamente» de Ana Ozores (protagonista de La Regenta) como él mismo reveló, reconoció en su dedicatoria que desde que leyó esta novela contrajo con Clarín deudas impagables y también «la deuda de encontrar la novia secreta que me regaló en mi juventud».

Para Marta Sanz, «La Regenta forma parte de nuestra circulación sanguínea. Ana Ozores formaba parte del subconsciente colectivo, de una forma de enfrentarse al mundo. Después de leerla su presencia se hizo gigantesca: las mujeres nunca hubiéramos querido estar en la piel de Ana».

Soledad Puértolas dijo sentirse agradecida a Clarín como escritora porque con él «la mujer infiel se incorpora a la literatura española a lo grande. Nos ponemos al nivel de Ana Karenina o Madame Bovary. Su personaje de Ana no tiene paralelismo con otros personajes femeninos de sus coetáneos». Y concluyó: «Clarín, en otros bienes nos legó a una mujer atormentada que ya forma parte de nuestras vidas».

Por su parte el historiador, teórico y crítico literario y novelista español, Joan Oleza, realizó un amplio y minucioso repaso de la figura de Clarín desde la actualidad. Después de desgranar los datos recopilados en Dialnet —el portal de difusión de la producción científica hispana —, sentenció que «el interés en Clarín goza de buena salud». Además, esta vez revisando el ISBN de La Regenta, explicó que es «las más leída de entre las grandes novelas españolas del siglo XIX».

Oleza también reivindicó el que Leopoldo Alas tenga más espacio en Asturias: «Galdós o Pardo Bazán tienen museos, revistas especializadas dedicadas a su obra o congresos internacionales: es hora de que la sociedad asturiana se plantee iniciativas con estas».

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