TURISMO INTERNACIONAL

Marsaxlokk, el pueblo pesquero lleno de color de Malta

Miércoles 19 de junio de 2024

Entre los pueblos más pintorescos de Malta se encuentra Marsaxlokk, un pequeño pueblo pesquero de la costa sureste de la isla. Su mercado de pescado de los domingos y su puerto repleto de los famosos “luzzus”, unos tradicionales botes de colores, dotan de gran atractivo a este lugar. Actualmente, se trata de un destino turístico muy demandado por su tranquilidad, su deliciosa gastronomía y las hermosas vistas al mar.

Su encanto

Una de sus características principales son los mencionados botes de colores vivos que se ven en el puerto. Algunos tienen el ojo de Osiris pintado en la proa, ya que existe la creencia tradicional de que protege a los pescadores del mal. Todavía se siguen utilizando estas barcas para pescar el famoso ‘lampuki’, uno de los pescados más consumidos en Malta.

El mercado de los domingos de Marsaxlokk resulta ser muy conocido en la isla, lo que da un atractivo especial al pueblo. En él se pueden encontrar una amplia variedad de mariscos y pescados frescos. Su marisco destaca por su buena relación calidad-precio en comparación a otros lugares de Malta. Además, se venden otros productos locales.

Sus rincones

La historia de Marsaxlokk se remonta a la época fenicia, donde se asentaron y crearon los primeros comercios en Malta. Sin embargo, su historia está marcada principalmente por el pescado. Parte de lo que se pesca es trasladado al mercado de La Valletta durante los días entresemana.

En su gastronomía abunda el atún, el pez espada y el lampuki, que forman parte de gran variedad de platos tradicionales. Por las calles del pueblo hay restaurantes y bares en los que degustar estos productos.

En cuanto a los lugares más destacados para visitar, se encuentran la Iglesia de Nuestra Señora de Pompeya, una pequeña iglesia de estilo barroco construida sobre el emplazamiento de otra entre los años 1890 y 1892. Algún lugar histórico como el Fort San Lucjan, una construcción del siglo XVII que hoy se ha convertido en el Centro de Investigación de Acuicultura. O, por otro lado, St. Peter’s Pool, una piscina natural en la que pasar un rato divertido, nadar o hacer snorquel.

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