Majestuosa y refinada, esta casa señorial mallorquina se conserva intacta desde su última reforma y fue declarada monumento histórico-artístico nacional. Al entrar en ella se abre un mundo que apenas ha cambiado desde el siglo XVIII.
El centro histórico de Palma es una maravilla arquitectónica y cultural. De trazado medieval, se trata de uno de los cascos viejos más grandes y mejor conservados del mediterráneo y de Europa. Cada calle y cada pequeño callejón del casco antiguo de Palma es un tesoro que esconde, entre otras maravillas, puertas abiertas y patios de antiguas casas señoriales, llamadas casals. Uno de los más conocidas y visitadas es el casal Can Vivot, majestuoso y refinado a partes iguales.
Declarado Monumento Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, Can Vivot es el único de Palma que se conserva intacto desde su última reforma de 1683 a 1711. Con su fachada imponente y su interior ricamente decorado, es un tesoro arquitectónico que invita a sumergirse en el esplendor del pasado y a maravillarse con su encanto atemporal.
La parte que está abierta al público muestra las estancias reformadas en 1700 y que han quedado como congeladas en el tiempo. Dicha visita incluye el jardín, una sala de armas, una biblioteca, un despacho, un dormitorio, un comedor y una capilla, entre otras estancias, y permite realizar un recorrido por los siglos.
Una de las joyas de Can Vivot es su biblioteca, decorada con los frescos mitológicos pintados por Dardarone y vidrieras rojizas de Soldati. Su archivo contiene una vasta colección de libros antiguos, manuscritos y documentos históricos relacionados con la familia Vivot y la historia de Palma. Además, posee, entre otros tesoros, un cuadro de Miquel Bestard del XVI y una carta náutica original del XV.
Otra de las estancias importantes del casal es su capilla privada, un santuario de paz y serenidad donde la familia Vivot solía reunirse para sus oraciones y ceremonias religiosas. Decorada con frescos y esculturas religiosas, es un testimonio de la fe y la devoción de sus antiguos moradores. Sin olvidar la sala de música, en la que hay un recuerdo del paso de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que se hospedaron en el palacio.
Antes de adentrarse en la alcoba real, la última parada del recorrido por Can Vivot, hay que apreciar la sala de armas, el salón dorado, decorado con pinturas al óleo que narran la historia de la familia Vivot, o sus terrazas y jardines con vistas al mar Mediterráneo.
Tapices flamencos, bargueños napolitanos, jardines ornamentados o un portal gótico del siglo XV reconvertido en chimenea son otros de los elementos arquitectónicos y decorativos que pueden apreciarse durante la visita. El casal ofrece visitas guiadas, con previa reserva, realizadas por un miembro de la familia propietaria de Can Vivot; una forma ideal de conocer la historia de esta casa señorial única en Palma.
En el casco antiguo de la ciudad pueden visitarse algunos otros Casals, antiguas residencias señoriales que han sido conservadas y restauradas para preservar su valor histórico y arquitectónico. Estas impresionantes edificaciones, que datan de diferentes épocas, son ejemplos destacados de la arquitectura tradicional mallorquina y albergan una rica historia y patrimonio cultural. El Casal Solleric con su impresionante escalera, el Casal Balaguer con el patio visitable mejor conservado de Palma o Can Bordils una de las casas señoriales más antiguas y sede del Archivo Municipal de Palma, son de visita obligada.