El Alentejo, la región más rural de Portugal, invita al viajero a experimentar el slow travel y disfrutar profundamente de la calma entre hermosa naturaleza y pueblos encantadores
Cuando llegan las ansiadas vacaciones, al viajero le puede la necesidad de aprovechar al máximo los días libres, inventando tácticas para planear tantas actividades como sea posible, diseñando un cuidado itinerario para exprimir las horas y madrugando para ser el primero en la playa. Con tantas experiencias por vivir en un tiempo tan limitado, frecuentemente se olvida el objetivo principal: descansar. La región portuguesa del Alentejo es el destino idóneo para bajar revoluciones, dejarse llevar por los tiempos que marca la naturaleza y entregarse al slow travel. Adiós dolce far niente, hola doce não fazer nada.
Detener el tiempo en una villa alentejana
Degustar platos elaborados sin prisas
Cuando el hambre llame, es el momento de hacer una visita a alguna de las tabernas de la zona, dejándose recomendar por los locales y degustando una cocina tradicional, caracterizada por las mezclas de mar y montaña y elaborada a partir de productos locales que van directamente de la tierra a la mesa. En la mesa no puede faltar el pan alentejano, acompañado de excelentes quesos D.O.P. como el de Nisa o Serpa, y maridado con los afamados vinos de la región. Algunas bodegas, queserías y almazaras de la región, como el Lagar de aceite de Abela, permiten a los viajeros visitar sus lugares de trabajo para aprender los métodos artesanales con los que consiguen todo su sabor.
Mirar hacia nuevos horizontes
Maravillarse con algo tan cotidiano como el cielo
En la región de la contemplación, el cielo nocturno es uno de los espectáculos más bellos por observar, pues la especial luz alentejana se transforma en millones de astros fulgurantes al anochecer. La reserva de Dark Sky Alqueva, el primer destino Starlight del mundo, permite ver de forma más clara los millones de estrellas, planetas y satélites que en otros lugares quedan ocultos tras la contaminación.
Apreciar el sonido del silencio
Para desintoxicarse del ajetreo de la vida diaria es preciso experimentar el intenso silencio de la llanura alentejana, salpicada de olivos y alcornoques, aunque también existe la posibilidad de acudir a la vera del mar para observar las olas desde un acantilado y quedarse a solas con el rumor del océano atlántico. En Almograve, Porto Covo o Zambujeira do Mar, el tranquilo modo de vida de los pueblitos pesqueros se contagia, animando a relajarse de forma consciente y vivir el momento.