Una escapada inolvidable viene marcada por la inmersión en el lugar, a través de su cultura, tradición, gastronomía o cualquier otro vestigio de lo genuino. Y eso es algo que regala el país vecino, el bien querido Portugal. A tan solo 40 minutos de Lisboa, Setúbal atesora toda su esencia en unos pocos kilómetros cuadrados y se muestra como uno de los destinos lusos más interesantes para explorar este 2024. Más allá de su espectacular naturaleza, la autenticidad portuguesa inunda cada rincón, manteniendo ese carácter vivo a cada paso. Para descubrirlo, a continuación se proponen tres planes para una inmersión de “portugalidad” que cualquier viajero inquieto no podrá perderse en Setúbal.
No hay Portugal sin azulejos y aquí son obras de arte
Uno de los elementos más característicos portugueses −y setubalenses− son sus preciosos azulejos. Los tradicionales tonos azules sobre fondo blanco, decorados con intrincados motivos y dibujos, decoran algunos de los principales enclaves del municipio. El mejor ejemplo se encuentra en la capilla del Fuerte de São Filipe, recubierta por completo, paredes y techo incluidos, por estas piezas con motivos que relatan la vida de San Felipe, patrón del castillo. La capilla se convierte en una auténtica obra de arte y ejemplo absoluto de la maestría azulejera portuguesa.
Otro de los hitos artísticos en Setúbal se encuentra en su Mercado do Livramento, el mercado de abastos de la ciudad donde el protagonista por excelencia −con permiso de sus exquisitos productos locales− es el panel de azulejos del siglo XIX que preside el edificio. Un imponente diseño que acapara las miradas y admiración de todos los visitantes, y que se ha convertido en uno de los símbolos más reconocidos de la ciudad.
Más allá de las piezas y diseños con siglos de historia que se pueden encontrar en los edificios de Setúbal y en cada recoveco de sus calles, la producción azulejera permanece muy viva en la región. Los talleres artesanos de azulejos mantienen las puertas abiertas en Azeitão, donde continúan creando estas obras de arte de forma manual, uno a uno, tanto del estilo más típicamente portugués como diseños de corte tradicional árabe. Visitar estos talleres es un plan único y, prácticamente, una parada obligatoria en los pueblos de Azeitão.
El charroco de Troino y la historia viva de la ciudad
Para la inmersión completa en la historia de Setúbal, se recomienda una parada en la Mercearia Confiança de Troino, cuya historia se remonta hasta su fundación en 1926. El local es hoy en día parte de la historia viva de Setúbal, donde se mantienen utensilios y máquinas tradicionales, productos típicos regionales y un diseño marcado por la nostalgia y la autenticidad.
Los sabores de toda la vida
Si hay un elemento de Setúbal que destaca sobre manera, es su gastronomía. Los platos típicos, sumados al excelente producto local, hacen de los sabores del municipio uno de sus imprescindibles.
La naturaleza protegida de Setúbal no solo regala paisajes de postal, también un producto fresco y cuidado que forma parte de la historia de la región. Las ostras son uno de los productos estrella de la ciudad, perfectas para degustar en uno de los puestos del paseo marítimo junto a una copa de vino local y las vistas a la bahía (una de las más bonitas del mundo). Esta esencia marítima de la localidad se conoce a través de platos típicos como sardinas, rape, jurel o, por supuesto, el choco frito, cuanto menos icónico. En la doca dos pescadores, se mantienen los vestigios del pasado pesquero de la ciudad mientras se escuchan las conversaciones de los marineros que siguen faenando como se hacía antaño.
Otro de los sabores más típicamente portugueses y que, por supuesto, también se encuentra en Setúbal, son sus incontables dulces tradicionales. Ya sean postres monacales, siempre a base de huevo, o pastas como las esses de Azeitão o sus imprescindibles tortas de Azeitão, no pueden faltar para poner el punto final perfecto al viaje.