Donde Oriente se encuentra con Occidente, en el mismo centro de la legendaria Ruta de la Seda, percibes el peso de siglos de historia transmitido de forma jubilosa por un pueblo realmente hospitalario. Así te sientes al llegar a Georgia, un país de contrastes, donde las poderosas montañas del Cáucaso sobrecogen mientras que la costa del Mar Negro tranquiliza, y la chispa urbana de Tbilisi te excita hasta que una copa de vino te calma. Aquí los cinco motivos para visitar el país de moda.
Buscando la nieve. Las montañas del Cáucaso son los picos más altos de Europa, y allí se ubica el Dmanisi, cuna del primer homínido hace más de 1,8 millones de años. Las montañas ofrecen un atractivo escenario para aventureros, escaladores, excursionistas, y sobre todo amantes de los deportes de invierno, con cuatro estaciones de esquí, algunas con helipuerto, que invitan a maravillosos descensos de esquí y snowboard, aptos para todos los niveles.
La cuna del vino: Georgia se considera el lugar de nacimiento de vino. Su tradición vitivinícola tiene más de 8.000 años, y sigue fuerte hoy en día, con más de 500 variedades de uva. Los vinos más tradicionales son los fermentados en qvevri, una gran vasija de barro enterrada en el suelo. Para vivir una conexión profunda con el patrimonio vitivinícola georgiano, lo ideal es visitar alguna de las nueve regiones repartidas por todo el país. Especialmente popular es la antigua región vinícola de Kakheti, donde la técnica qvevri está muy viva.
Irresistible gastronomía. La cocina georgiana es diversa y abundante, y en ella priman el pan y el queso, como el Sulguni, empapado en agua o el Dambal-khacho, similar al queso azul. Tabién recetas tradicionales como el Khachapuri, un pan recién horneado relleno de queso, los Khinkali nudos de masa rellenos de carne, el Mtsvadi, popular barbacoa de cerdo autóctono, el Pkhali, un plato vegetariano que se elabora con hojas de verduras como la espinaca o el repollo y nueces molidas, aliñado con vinagre, cebolla, hierbas y especias.
Rabiosa modernidad. Es sorprendente ver florecer la cultura contemporánea de la Georgia actual. Las calles de Tbilisi crepitan con enorme energía creativa y, cada vez más, los espacios públicos se llenan de mercados, desfiles de moda de diseñadores internacionales, festivales de cine o ferias de arte, con muestras de artistas consagrados y emergentes. El alma undergound de Tbilisi se puede ver en las colecciones de los Situacionistas, o en los coloridos murales que alegran cada año los grises bloques soviéticos durante el Tbilisi Mural Festival.