Selección de las 8 mejores ciudades europeas con la puntuación más alta en términos gastronómicos, según los viajeros de Booking.com.
1. Sanlúcar de Barrameda (España)
Sanlúcar de Barrameda comenzó a ser un destino vacacional en el siglo XIX gracias a su privilegiada posición geográfica (situada en Doñana y regada por el Atlántico y el río Guadalquivir). La ciudad se hizo famosa por albergar saludables baños de mar y fuentes de agua mineromedicinal y, en la actualidad, la calidad de su variada gastronomía provoca que se haya convertido en un destino emergente por su oferta culinaria, en la que se utilizan principalmente productos de la zona. Entre los productos locales encontramos múltiples especies de pescados, moluscos y crustáceos frescos así como una gran variedad de verduras y hortalizas; sin olvidarnos de la distintas especies de viñedos de los que se consiguen múltiples clases de vinos y espumosos. Fundamental para una alimentación saludable y equilibrada.
Que comer en Sanlúcar de Barrameda: para degustar la gastronomía típica de Sanlúcar, las mejores zonas son el Barrio Alto y la Zona Centro. Sanlúcar tiene tanta fama por sus materias primas como por los platos que con ellos se pueden preparar. Célebres son los langostinos de Sanlúcar acompañados de un vino manzanilla (con denominación de origen local), el arroz con marisco, el cazón en amarillo, la sopa de tomate, también encontrarás el rape al pan frito o la raya a la naranja, ¡todo el sabor del mar directo a tu paladar!
2. Tiflis (Georgia)
La comida de Tiflis, una mezcla de las cocinas de Oriente Medio, el Mediterráneo y Europa del Este, te dejará con muy buen sabor de boca. Además, parece que la ciudad está consiguiendo renombre por esto, ya que cada vez son más los viajeros que han destacado las cualidades gastronómicas de Tiflis en los últimos dos años. Déjate caer por alguna de las sinuosas calles del centro histórico o por cualquier plaza arbolada para degustar los auténticos sabores locales y sentir la energía palpitante de esta impresionante ciudad, ubicada en colinas que rodean al río Kurá e ignorada por la Fortaleza Narikala en el siglo XVII.
Que comer en Tiflis: ¡Con la comida callejera te chuparás los dedos! Empieza por un irresistible khachapuri (pan sin levadura relleno de queso) o un khinkali (dumplings de verduras o de carne especiada), acompañado por un buen vino local. En Georgia, una de las zonas vinícolas más antiguas del mundo, aún se sigue fermentando la uva en grandes tinajas denominadas Kvevri. ¡Al estilo tradicional!
3. Dubrovnik (Croacia)
Esta encantadora ciudad medieval amurallada, gracias a su ubicación en la costa de Dalmacia, cuenta con una gran variedad de marisco cocinado al más puro estilo Mediterráneo. El pescado, que en muchas ocasiones va directo del mar a la barbacoa, se sirve con un chorreón de aceite de oliva y una rodaja de limón. Si el marisco no es lo tuyo, ¡no te preocupes! Croacia también es el paraíso para los amantes de la trufa, que se usa como condimento en muchos platos a lo largo y ancho de todo el país. Como dato curioso: una de las trufas más grandes del mundo se encontró cerca de Buje.
Que comer en Dubrovnik: Aunque en esta ciudad la mayoría de los restaurantes son familiares, la calidad de sus platos caseros compite directamente en la liga de los locales de prestigio. Cenar un risotto negro (hecho con tinta de sepia) en el centro histórico es algo que lleva el sello de Dubrovnik.
4. Varsovia (Polonia)
La suculenta comida de Varsovia está alcanzando rápidamente la misma fama que la de su vecina Cracovia, ya que en los últimos años esta ciudad ha multiplicado los comentarios que destacan la gastronomía del lugar. Los viajeros aparte de valorar la buena relación calidad-precio de la comida, también destacan la excepcional variedad de la cocina tradicional de Varsovia. Pasear por las bonitas calles del centro histórico es ideal para hacer tiempo antes de entrar en alguno de sus restaurantes, donde te sentirás como en casa.
Que comer en Varsovia: los pierogi, parecidos a los ravioli, son dumplings polacos tradicionalmente rellenos de carne, setas, queso o chucrut. Un plato copioso pero lleno de sabor. Una buena opción para disfrutar de una cena romántica en el centro histórico es el U Fukiera, el restaurante más antiguo de la ciudad, que ofrece un magnífico menú y una decoración clásica con espacios abovedados llenos de antigüedades.
5. Biarritz (Francia)
La elegante ciudad costera de Biarritz, al sur de Francia, se ha posicionado como uno de los mejores destinos gastronómicos de Europa. ¡Una fama muy merecida! Quizá la cocina de Biarritz no sea tan conocida como la de San Sebastián, pero su paseo marítimo y su grandiosa arquitectura funcionan como el condimento perfecto para cualquier plato, ya sea el de un pequeño local de restauración o el de un restaurante con estrella Michelin.
Que comer en Biarritz: la tradición culinaria vasca tiene un sinfín de delicias que se nutren de las influencias de la cocina española y la francesa, produciendo un efecto sublime que impresiona hasta a los paladares más delicados. Degusta un buen plato de carne o pescado estofado, unos pimientos del piquillo rellenos y, por supuesto, los famosos ‘pintxos’. ¡Para chuparse los dedos!
6. Dresde (Alemania)
El boom de Dresde como ciudad ideal para escapadas ha dado un giro a la fama de su cultura culinaria, que crece a la velocidad de la luz. Después de recuperarse de la destrucción provocada por la II Guerra Mundial, esta bonita ciudad barroca se llenó de bares y restaurantes variopintos que complacen incluso a los más delicados con la comida. Prueba la gastronomía sajona y la cerveza alemana en los biergarten junto al río y disfruta de una panorámica de la ciudad desde la orilla norte del Elba. Gracias a estas increíbles vistas, Dresde recibe el sobrenombre de ‘la Florencia del Norte’.
Que comer en Dresde: la carne es el ingrediente que nunca falta en la cocina sajona, famosa por su variedad de salchichas de ternera y cerdo aderezadas con especias. ¡Una verdadera delicia local! Los que prefieren no comer carne también podrán disfrutar de otro plato estrella, el Eierschecke, un delicioso pastel de crema de queso y pasas.
7. Liubliana (Eslovenia)
Eslovenia nunca ha sido una ciudad marcada en el mapa de los viajeros gastronómicos. Sin embargo, Liubliana es ahora uno de los destinos europeos que más destaca por su gastronomía. Las cafeterías y los restaurantes junto al canal o el río Liublianica son ideales para sumergirse en el ambiente de esta ciudad, tan pintoresca como cosmopolita. Si subes hasta el patio del castillo de Liubliana podrás sentarte en una de las mesas del Restavracija Strelec, un restaurante de gran prestigio que no puede estar ubicado en un sitio más especial.
Que comer en Liubliana: la comida eslovena es un cóctel a base de ingredientes de las culturas vecinas, desde la italiana o la mediterránea hasta la balcánica y austríaca, pero siempre con un toque fresco y estacional. Sin ir más lejos, la influencia de la cocina turca se puede percibir en la prevalencia del burek. Si nunca has probado esta delicia de los Balcanes, hecha con masa de hojaldre rellena de feta y espinacas o carne, ¡no esperes más! Una apuesta segura es tomar un burek recién salido de la cocina de uno de los restaurantes de la cadena Nobel Burek. Otro plato que no te podrás perder es el cremeschitte, un delicioso pastel de vainilla y crema procedente de la cercana localidad de Bled, en las faldas de los Alpes Julianos. ¡Una parada obligatoria para los peregrinos gastronómicos!
8. Reikiavik (Islandia)
Puede que no tenga el estatus de París o Roma, pero los aficionados a la buena comida se sorprenderán al descubrir que Reikiavik es una ciudad con un rico panorama culinario, donde las calles están llenas de restaurantes que se convierten en bares al caer la noche. La pesca es un distintivo de la identidad nacional, lo que significa que el pescado en Reikiavik es rico y fresco, al igual que el marisco. Entre las especies locales encontrarás vieiras, bacalao, rape y algunas de las que probablemente nunca hayas oído hablar, como el pescado rojo, el pez lobo y el capelán.
Que comer en Reikiavik: la zona de Grandi ha pasado de ser un puerto industrial a convertirse en un hervidero de tiendas para jóvenes y restaurantes con vistas increíbles a la bahía de Faxaflói y a la montaña Esja. Entre toda esta nueva actividad cultural se encuentra el Coocoo’s Nest, un pequeño negocio familiar conocido por sus pizzas de masa fermentada y su deliciosa carta de platos ecológicos. Si quieres probar la comida típica, una buena opción es el Matur og Drykkur en Grandi, decorado al más puro estilo islandés y con un menú tradicional aliñado con un toque innovador.