¿Es de los que cree que los teléfonos móviles son totalmente inocuos y que eso de las ondas electromagnéticas no tiene ningún sentido?
Pues debe saber que las autoridades francesas han retirado del mercado el modelo iPhone 12 de Apple.
La razón es que la Agencia Nacional de Frecuencias (ANFR, por sus siglas en francés), tras realizar varias pruebas de seguridad, ha descubierto que ese modelo irradia ondas electromagnéticas demasiado potentes.
En concreto, el dispositivo emite 5,74 watios por kilogramo, lo que supera en casi dos watios la potencia máxima permitida en la Unión Europea, que es de 4 w/kg.
Esta cantidad hace referencia a la denominada “tasa de absorción específica de energía” (SAR, por sus siglas en inglés). Se trata de una unidad de medida que expresa la potencia máxima con la que un campo electromagnético de radiofrecuencia es absorbido por el tejido corporal. Y existen distintos valores SAR para los teléfonos móviles, inalámbricos, unidades de radio o de módem...
Según las autoridades francesas, la medida de retirar el iPhone 12 responde a una cuestión de legalidad y se trata de una medida preventiva.
Ahora bien, ¿hasta qué punto esta decisión protege realmente al consumidor de la telefonía móvil?
Límites “de seguridad” en constante cambio
De entrada, hay que tener en cuenta que la tasa SAR difiere de país en país y que en algunos el límite es más restrictivo que en otros. Por tanto, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, a veces los límites fijados responden sobre todo a cuestiones políticas y burocráticas.
Así ocurrió, por ejemplo, con el bisfenol A, cuya exposición máxima permitida pasó de ser de 4 microgramo/kg de peso diario a 0,04 nanogramos/kg (aquí puede leer todos los detalles de esta polémica reducción, pues llevaba años reclamándose).
Pero, además, está el importante factor de que el teléfono móvil es un dispositivo que se usa muy a menudo. De hecho, para algunos es impensable no tener un smartphone en la mano todo el día.
Por tanto, se trata de personas que reciben muchas más ondas electromagnéticas que la media. Así que en realidad da igual si el móvil respeta la tasa SAR permitida, pues su organismo está sufriendo las consecuencias de ese uso constante.
Se ha demostrado que el teléfono móvil aumenta el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer y otras enfermedades con tan solo un uso aproximado de media hora al día durante 10 años.
Además, numerosos científicos coinciden en que no deberían utilizarlo los menores de 16 años, excepto en caso de emergencia, ya que:
→ Los niños absorben más radiación que los adultos.
→ Sus cerebros son más sensibles a la radiación electromagnética procedente de teléfonos móviles porque están aún en etapas de desarrollo.
E
Por ejemplo, tome nota de estas 8 medidas:
Es un aparato muy útil y cómodo, nadie pone en duda esto. Pero estar todo el día enganchado al móvil no es algo positivo. Y no solo por las ondas electromagnéticas que emite. Un uso excesivo puede acabar causando dependencia, con todas las consecuencias que ello conlleva (ansiedad, depresión, problemas de autoestima...).
Al alejarlo de la cabeza mientras lo utiliza, disminuirá la exposición a la radiación electromagnética. Por ello es mejor utilizar el modo “manos libres” o auriculares (en este caso, eso sí, asegúrese de que el volumen no está muy alto para no dañar el oído).
Procure utilizar bolsos o mochilas, donde puede guardarlo cómodamente mientras no lo esté usando. La tendencia a llevar el móvil en el pantalón o colgado del cuello no es en absoluto recomendable.
Al alejarlo de usted, sobre todo de los órganos vitales y genitales, estará disminuyendo la exposición a la radiación electromagnética, que también se produce cuando no se está utilizando el aparato.
En “modo avión” el teléfono no emite radiación alguna, por lo que no daña a su organismo. Además, así se evitan distracciones innecesarias.
Si necesita consultar algo, siempre puede desactivarlo por un momento. De este modo disminuimos el tiempo de exposición diaria a la radiación electromagnética.
Por la noche nuestro organismo está en fase de reparación y descanso y es más sensible a la radiación electromagnética. Y si lo tiene al lado de la cama para usar la alarma y despertarse ¿por qué no recurre al clásico reloj despertador? ¡No han pasado de moda! De hecho, cada vez más personas vuelven a usarlos para así no depender tanto del móvil.
El uso del teléfono móvil mientras se está al volante es un factor que multiplica por cuatro la probabilidad de sufrir un accidente. Su riesgo puede ser equiparable a la conducción con exceso de alcohol.
Además, en los vehículos la radiación electromagnética rebota, lo que hace que aumente nuestra exposición a esas ondas.
Se recomienda que las mujeres embarazadas limiten el uso del móvil. Sobre todo, debe alejarse de la tripa. Durante la gestación un pequeño campo electromagnético puede perjudicar al feto durante su desarrollo en el vientre materno.
Ya ha visto que para ellos es mucho más perjudicial que para los adultos. Pero además de por el efecto de las ondas electromagnéticas, hay que evitar que acaben dependiendo de estos dispositivos.
Si incorpora estos consejos a su día a día conseguirá un entorno más saludable en lo que se refiere a ondas electromagnéticas.
No se trata de desechar por completo el móvil, pues está claro que para muchos se ha convertido en una herramienta imprescindible. Solo de aprender a usarlo con moderación para que nuestra salud (y la de los que nos rodean) no acabe pagando las consecuencias.
(Extraído de https://www.saludnutricionbienestar.com/)