Aunque la cerámica portuguesa es por todos conocida gracias a su calidad y diseño, en el Alentejo, región caracterizada por su rica herencia cultural, este arte va más allá. Todavía pueden encontrarse lugares en los que predomina lo hecho a mano, protegiendo tradiciones como la alfarera y preservando técnicas milenarias que han pasado de generación en generación desde la época romana. Un paseo por algunas de sus villas nos descubrirá pequeños talleres de alfarería donde se puede ver a los artesanos trabajando el barro y creando auténticas joyas de arcilla.
Redondo. La relación entre la villa de Redondo y la arcilla puede trazarse desde principios del Neolítico y llega hasta nuestros días. Por ello, se han creado espacios como el Museo del Barro, dedicado a la protección de la alfarería tradicional y su historia. Los visitantes podrán conocer aquí las diferentes maneras de trabajar este material y adquirir souvenirs tan bellos como útiles y duraderos. Además de la cerámica, el otro arte que se cultiva en la zona es el vino, siendo Redondo una de las regiones de Denominación de Origen Controlado del Alentejo.
Odemira. Situada en el distrito de Beja, Odemira es un punto de referencia para la tradición alfarera del país, albergando diversas fundaciones y talleres que imparten cursos de modelado y pintura cerámica idóneos para entrar en contacto directo con este material. La inspiración para comenzar a crear puede adquirirse en la Asociación de Artesanos del Concejo de Odemira (CACO), que además de promover la protección de la artesanía local, expone piezas que combinan técnicas históricas con elementos modernos y procesos sostenibles.