La vuelta a la rutina exige dosis extra de energía, mucho de gestión emocional y retomar rutinas “poco a poco”, con pequeñas recompensas que allanen el camino a la cotidianeidad. Y qué mejor recompensa que una escapada slow, que nos ayude a sintonizar con los nuevos retos de septiembre.
Ese lugar de recompensa y reconexión emocional está muy cerquita de Madrid y se llama Ruta del Vino de la Mancha. Su fórmula para ayudar a producir serotonina y otras hormonas de la felicidad es sencilla pero eficaz: trabajar estos cuatro elementos básicos de su idiosincrasia que permiten combatir el cortisol y afrontar la vuelta con alegría.
Disfrutar de espacios verdes mejora el estado de ánimo. ¿Y qué espacio más verde, más especial y enorme que el mayor viñedo del mundo? Los estudios demuestran que la exposición a la naturaleza reduce los niveles de estrés. Pues bienvenidos a la Ruta del Vino de la Mancha, donde se localiza el viñedo del mundo, ése del que se alimentan las despensas del Viejo Continente y conquista paladares de Asia.
Y ahora, en septiembre, el mayor viñedo del mundo está en pleno apogeo. De Socuéllamos a Villarrubia de los Ojos, de Tomelloso a Alcázar de San Juan, de Argamasilla de Alba a Pedro Muñoz, pasando por El Toboso, Villarrobledo, Campo de Criptana y La Solana. Una explosión verde, bajo el cielo limpio, brillante, luminoso, onírico incluso, de La Mancha.
En la Ruta del Vino de la Mancha la vista se pierde entre 500.000 hectáreas de viñedo: un inmenso mar de viñas que, contemplado desde la ventanilla del tren o el coche, desde un mirador o una atalaya, infunde paz y ganas infinitas de zambullirse en él. Una vez dentro, con el hilo musical de silbar de hojas, cantar de grillos (¡también de día!) y zumbar de insectos, invita a ser feliz.
Practicar slow travel reduce los niveles de estrés. ¿Y qué mejor lugar para librarse de las prisas e imbuirse de cultura popular que La Mancha? Dicen los expertos que slow travel, ese viajar lento, reduciendo marchas para detenerse en los detalles, entrando en contacto con gentes, los ritmos pausados propios de los lugares pequeños y sus tradiciones, alivia la ansiedad.
Y la Ruta del Vino de la Mancha hierve estos días de tradición y cultura popular.
Son días de vendimia, de homenajes a vírgenes patronales, de folklore, de costumbrismo en estado puro, de gastronomía a la vieja usanza. El momento y el lugar perfecto para practicar slow travel y empaparse de la España auténtica, de la mano de los muchos actos tradicionales que se suceden en estas fechas.
En Pedro Muñoz, la Fiesta de la Vendimia se celebrará el sábado 2 de septiembre, con un gran desfile y ofrenda, pisada de uva y un festival folklórico. En Tomelloso el 28 de agosto habrá desfile de reatas, carros y mulas; y también el 2 de septiembre, con motivo de la su Fiesta de la Vendimia Tradicional, cuando los carros engalanados para la ocasión harán su paseíllo rebosando las uvas recién cosechadas, se hará pisada de uva tradicional y degustación de zurras.
Una semana después llegará el turno a la Fiesta de la Vendimia en Villarrubia de los Ojos, donde es famoso su tradicional Concurso de Racimos de Uva (¡el récord está en 8 kilos de uva! ¿quién da más?) La molienda de los primeros caldos por parte de las Labradoras mayores de la Hermandad de San Isidro y Santa María de la Cabeza y la degustación de mostos, vino y comida típica conformarán el resto del orden del día de esta jornada tradicional.
También desde el 2 de septiembre se celebrarán las fiestas en Argamasilla de Alba en honor a su protectora y patrona, la Virgen de Peñarroya. Una patrona compartida con La Solana, con quien no sólo comparten patrona, sino también la propia imagen de la Virgen, que se alternan para permanecer cuatro meses al año en cada uno de los municipios y los restantes cuatro en su santuario, en el Castillo de Peñarroya. Y de ahí la tradición de que cada segundo sábado de septiembre, año tras año, se celebre una romería para acompañar a la Virgen hasta allí. La cita, el 9 de septiembre, a las 8 de la mañana en Argamasilla de Alba.
Ese mismo día, en Socuéllamos estarán ultimando las Fiestas del Vino de la Mancha – Manchavino, en honor a la Virgen de Loreto. Arrancarán el 31 de agosto y acabarán oficialmente el día 9, si bien duran te todo el mes se estarán brindando homenajes a la patrona. Son días de exaltación de la cultura del vino en Socuéllamos en todas sus vertientes (desde el habitual Concurso Nacional de Catadores de Vino al famoso Patio del Vino en el Museo del Vino, los días 1, 2 y 3 de septiembre, pasando por el Concurso Regional de Pisada de Uva o de Racimos de Uva) y de la cultura popular y de homenaje al campo (concurso de gachas, de tractores, de tomate moruno, de zurra…). Oportunidades únicas para reconectar con las raíces y redescubrir culturas, historias, costumbres.
Para los que aman la gastronomía tradicional e imbuirse de ella en los lugares que visitan, Alcázar de San Juan es su paraíso, con opción de zambullirse de pleno en el recetario manchego. Del 2 al 7 de septiembre habrá demostraciones de pipirrana, duelos y quebrantos, ensalá de limón, machacón, pisto, zurra, migas al pastor, bizcochá manchega, tortas en sartén y asadillo. Mención especial a la XXXVI Noche Popular de las Gachas Manchegas del 7 de septiembre. También en El Toboso elevarán la gastronomía a primera fila de los festejos: el lugar para aprender a elaborar una buena caldereta de cordero (y concursar con ella) está el 30 de agosto en la Patria de Dulcinea.
Consumir fruta madura sube los niveles de dopamina, la hormona del sentirse bien. ¿Y qué fruta está en su punto exacto de madurez en estas fechas en la Ruta del Vino de la Mancha? Hablar de la Ruta del Vino de la Mancha es hablar de uva, especialmente unas fechas tan simbólicas, Este año se prevé una vendimia en todo Castilla-La Mancha de 2.900 Mkg de uva, ahí es nada. Pero en este lugar, la uva no solo se vendimia, también se la homenajea, como preciado fruto del que saldrán esos maravillosos caldos que viajan por todo el mundo.
Mientras, la uva aparece hermosa, brillante, reluciente, gorda y apetitosa en carros y carretas, recién cosechada. Pero también en mesas y recetas, acompañando un tradicional plato de queso manchego o unas migas al pastor.
El vino aumenta los niveles de endorfinas. ¿Y qué mejor lugar para disfrutarlo que el mayor viñedo de Europa? Siempre tomado con moderación y responsabilidad, los beneficios del vino para la salud llenan páginas, en las que se insiste en que ayuda a producir “hormonas de la felicidad”. Las famosas endorfinas.
Como El Progreso, en Villarrubia de los Ojos, la cooperativa vinícola más antigua de Europa con actividad ininterrumpida desde sus inicios hace más de un siglo (1917). O Bodegas Cristo de la Vega, en Socuéllamos, ahora una de las más grandes de Europa, y fundada originalmente por 25 familias en 1955. O Virgen de las Viñas, en Tomelloso, con récord en producción en 300 millones de kilos de uva y unos 19 millones de litros embotellados. O Vinos Coloman, en Pedro Muñoz, cuyo “Besana Real Tempranillo 2022” ha recibido la medalla de bronce en uno de los concursos de vinos más influyentes y prestigiosos del mundo, Los Premios Decanter.
Experiencia Vendimia 360. Precisamente en uno de estos gigantes, Virgen de las Viñas Bodega y Almazara, en Tomelloso, solo en época de vendimia se puede hacer una visita para tomar el pulso al ajetreo de estos días clave en el calendario de una bodega.
La Experiencia Vendimia 360 es una inmersión en la vendimia. Pasando por una visita a parcela para ver en primera persona las tareas a pie de campo, siguiendo por unas gachas (¡como manda la tradición!), pasando después a las instalaciones de bodega para descubrir el procedimiento que se sigue desde que se recibe la uva hasta que sale convertida en vino para ser distribuido a diferentes partes del mundo. Cómo no, incluye degustación de los primeros mostos y vino, acompañado con viandas regionales. Planazo total para disparar la felicidad.