Del 21 al 23 de julio llega al Teatro del Barrio Taki unquy: Del Cie a la rave infinita, la historia de un joven que acaba de escapar del CIE de Aluche pide dinero en el metro de Madrid.
Su nombre es Fernandito Túpac Amaru. Dice ser descendiente del revolucionario peruano, encarcelado por el reino de España, doscientos años después de la independencia. Parece un loco, o un pobre, o un migrante. Empieza así un largo, poético y accidentado monólogo, en medio del malestar y la incomodidad creciente de los pasajeros. Dos travestis igual de ruidosas arrastrarán al prófugo del vagón hacia la calle, huyendo de la policía, de la soledad, de la frontera, hacia un refugio transmigrante lleno de ilegalidad, fuga y perreo en el que el Taki Unquy –el trance ancestral del baile y el canto de la resistencia indígenas– será la ansiada vía para expulsar al Dios español de nuestros cuerpos, la liberación YA, YA, YA.
Proyecto escénico
Cuatro artistas, tres peruanxs y una ecuatoriana, migrantes en Madrid, se reúnen para este proyecto escénico de creación transfronteriza y anticolonial. El texto, escrito por Gabriela Wiener, está inspirado en la historia de una fuga real del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Madrid. Y en el personaje de Fernando Túpac Amaru Bastidas, el hijo de Túpac Amaru y Micaela Bastidas –caudillos indígenas mestizos que lucharon en rebelión contra la corona española por la independencia del Perú- que viaja al presente y se performa en los cuerpos disidentes de sus nuevos herederxs. Fernandito Túpac Amaru fue testigo siendo un niño de la salvaje ejecución de sus padres en 1781. Descuartizados, las partes de los cuerpos de su familia fueron repartidas por varios pueblos andinos, como en la leyenda del Inkarri, la justicia solo volverá al mundo cuando sus pedazos sean reunidos otra vez. Fernandito fue desterrado, encarcelado a los 13 años y permaneció durante otros 17 años cautivo y torturado en distintas cárceles de África y España. Dirigió cartas al rey Carlos III pidiendo su liberación. Y le ofreció enseñarle cómo se lleva a cabo un buen gobierno, como alguna vez el cronista indígena Guamán Poma de Ayala. Murió a los 31 años, enfermo en una prisión de Lavapiés, Madrid, en este mismo barrio.
El título
El título del espectáculo Taki Unquy, hace referencia a la “enfermedad del canto”, un movimiento de liberación indígena surgido en los primeros años de la conquista española. Según esta creencia quienes bailan pueden ser poseídos por el espíritu de las huacas, las viejas iglesias de los incas, hasta llegar a una especie de éxtasis catártico. La leyenda dice que para eliminar el bautizo, expulsar la cruz y vomitar al Dios español hay que cantar y bailar. Fernando y sus amigas encarnan en el siglo XXI el espíritu del taki unquy en territorio español y en tiempo de cárceles para migrantes, tumbas en el mar y masacres en la valla. En la obra el canto y el baile son dispositivos para expulsar de una vez por todas al dios del colonizador de nuestros cuerpos. La música especialmente seleccionada para el espectáculo por Frau Diamanda es un viaje por el universo ritual sensorial andino en sus formas más contemporáneas, que se enraiza en la tradición del taki unquy y los danzantes de tijeras, con un final apoteósico de popper y rave perretonera.