J.M. Coetzee: «Estoy encantado de asociar mi nombre con el de Miguel de Cervantes»
El premio Nobel de Literatura John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) ha depositado en las Caja de las Letras del Instituto Cervantes su legado: un manuscrito que se abrirá tras su fallecimiento. «Encantado» de poder «asociar mi nombre con el de Miguel de Cervantes, padre y madre de todos los novelistas», el escritor sudafricano estuvo acompañado en este homenaje por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y por Javier Solana, exministro, diplomático y presidente del Patronato del Museo Nacional del Prado.
Con este depósito J.M. Coetzee se convierte en el primer autor vivo galardonado con el premio literario más prestigioso del mundo en entrar a la cámara acorazada del Cervantes. Además, el director del Instituto Cervantes señaló la novedad que supone este acto pues «la caja guardará la memoria de un escritor cuya lengua materna no es una de las lenguas de España. Hay depósitos en español, gallego, catalán, euskera, asturiano o portugués, pero es la primera vez que recibimos un legado que no es de una de las lenguas de nuestra cultura».
«Hoy es un día importante», recalcó García Montero, quien explicó cómo el premio Nobel decidió hace años que sus libros se publicasen antes en español que en inglés, lengua, esta última, que el propio Coetzee ha considerado «idioma imperialista global». Esta determinación, indicó el director, manifiesta la «generosidad por una lengua como la española», motivo por el que —además de por la evidente admiración por su obra— le lleva a formar parte de la Caja de las Letras.
Conciencia crítica frente a la hegemonía lingüística
«Esta conciencia crítica con la idea de un Sur global», relató García Montero, «en la que el hemisferio norte decida qué debe leerse en el mundo» llevó a Coetzee a utilizar un inglés desenraizado, no adscrito a ningún territorio lingüístico del idioma. Con la publicación de «Siete Cuentos Morales» (2018) comenzó este inusual paso que llevó al novelista, ganador dos veces del premio Booker, a considerar sus propias traducciones al español como los originales de su obra.
El escritor fue más allá con la publicación de «La muerte de Jesús» (2019), —novela que culmina la trilogía iniciada con «La infancia de Jesús» (2013) y «Los días de Jesús en la escuela» (2016)— al ajustar su texto, en inglés, a los requerimientos de la versión en español, a la cual el autor sudafricano considera el manuscrito original.
Para García Montero este proceso pone sobre la mesa, no sólo cuál es la definición de “original” sino una pregunta más amplia: «¿Cuál debe ser la relación con nuestro propio idioma?». Consciente de ello, el director del Cervantes recordó que «formamos parte de una comunidad de 500 millones de hablantes nativos, de la que sólo somos el 8%. Por lo que en nuestro trabajo diario queremos evitar cualquier tipo de dominio, imperialismo o soberbia».
A continuación, García Montero dio la bienvenida a «su casa» al exministro Javier Solana, al cual agradeció ser uno de los artífices de la puesta en marcha del propio Instituto Cervantes. «No es casualidad que hay desempañado las tres carteras —Cultura, Educación y Ciencia, y Asuntos Exteriores— que forman parte de nuestra insitución» comentó.
Solana, presidente del Patronato del Museo Nacional del Prado, entidad en la que Coetzee ha estrenado la residencia artística "Escribir el Prado", celebró que el Nobel aceptara la propuesta que une «la belleza de lengua con la belleza de la pintura». Asimismo, tuvo unas palabras para recordar los inicios del Instituto Cervantes, «cuando empezamos en Alcalá de Henares era una ilusión, y hoy es uno de los institutos de lengua más importantes del mundo».
Al acto también asistieron como testigos de honor Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado, y Valerie Miles, editora de la revista Granta en español, donde se publicará el texto que Coetzee escribirá sobre su experiencia en el Prado.
El legado de J.M. Coetzee
«Mi presencia aquí es un accidente. No pertenezco, excepto en un cierto sentido espiritual, a la tradición española y no escribo en castellano, pero la dirección de Instituto Cervantes se ha ofrecido generosamente a guardar un recuerdo mío y estoy encantado de aceptar la oferta», compartió.
El autor de «Desgracia» depósito su legado en la caja nº 915 y dio las pistas de su contenido, «un manuscrito del diálogo entre María Dimópulos, [su traductora] y yo, que podrá abrirse el día de mi muerte». Este depósito pasará a formar parte de la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes.
Agradecido, Coetzee admitió: «Acepté la invitación pues de manera más indirecta me permite asociar mi nombre con el de Miguel de Cervantes, padre y madre de todos los novelistas, y el escritor que más venero. Gracias a todos por este honor».