La memoria del poeta Gerardo Diego (Santander, 1896 - Madrid, 1987), «autor de algunos de los mejores sonetos y romances de la cultura en español» como indicó el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ya está en la Caja de las Letras.
El amplio legado lo componen fotografías personales, un manuscrito, un mecanoescrito con anotaciones, además de publicaciones fundamentales del representante de la Generación del 27 como la primera edición de «Manual de espumas», el facsímil de «Antología: poesía española», el discurso de entrada en la Real Academia Española, tres separatas numeradas de poemas o el original del último número de su revista «Carmen».
El director del Cervantes consideró al poeta «una figura fundamental porque que recibió a manos llenas las herencias del pasado para proyectar el pasado al futuro de la poesía», algo que cobra especial relevancia en el contexto de la Caja de las Letras, espacio que atesora la memoria de los grandes creadores en español. Como recordó, «la verdadera riqueza de un país es su cultura, y la mejor manera de comprometerse con el futuro es saber elegir las mejores herencias del pasado», en estrecha relación al redescubrimiento que Gerardo Diego hizo de Góngora con motivo de su centenario.
«Del mismo modo que unía tradición y vanguardia, Gerardo Diego supo unir la mirada al exterior como un proceso de interiorización», indicó García Montero, quien compartió una declaración del escritor que sintetiza este pensamiento: «Mi oración es así, todo está en todo y todo en mí».
Finalmente, y para agradecer a los herederos del autor y a la Fundación Gerardo Diego la donación a la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes, el director parafraseó de nuevo al autor: «Amar es no pedir, es dar».
En nombre de la familia del profesor y poeta, Elena Diego, su hija mayor, presentó los objetos que conforman el legado el cual depositó posteriormente en la caja nº 928 junto con Juan Cuesta Diego, vicepresidente de la fundación y nieto del homenajeado.
Entre la tradición y la vanguardia
Entre las piezas, escogidas por la presidenta de la fundación, Andrea Puente, destacan algunas primeras ediciones señeras como «Manual de espumas» (1924) con un retrato de Gerardo Diego por José Moreno Villa; «Una estrofa de Lope» (1948) el discurso leído en el ingreso a la Real Academia Española, acto del que también se incluye la invitación al acto institucional; y el último número de la publicación dirigida por él, «Carmen: revista chica de poesía española» (1928), con poemas de sus compañeros de generación —Rafael Alberti, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Juan Larrea, Max Aub, y Jorge Guillén—, y una prosa de José María de Cossío. Este número 6-7 de la revista incluye «Lola: amiga y suplemento de Carmen», con el texto la «Tontología», una antología de versos malos de poetas buenos.
El depósito también incluye tres separatas numeradas de poemas de Gerardo Diego: «El escultor» (1961), «El maestro de obras» (1961) y «El jándalo» (1963), publicados en la revista «Papeles de Son Armadans», fundada y dirigida por Camilo José Cela. Otras publicaciones seleccionadas por su cuidada composición son «Variación 2. Santander» (1966), con la cubierta diseñada por Cristino Mallo (hermano de Maruja Mallo) y «Conferencia con Julio de Pablo» (1968), ambas realizadas por la imprenta Bedia de Santander.
La fundación Gerardo Diego cedió asimismo las ediciones facsímil de la revista «Carmen», edición completa, (1927-1928, editada en 2007), y la «Antología: poesía española» (1915-1931, editada en 2002). «Con estos dos libros queda representado el nacimiento, a la vera del centenario gongorino, de lo que hoy se denomina la Generación del 27», señaló Elena Diego.
Manuscritos, fotografías y curiosidades
El radiotexto, mecanografiado y firmado por Gerardo Diego «La Academia y la Literatura» (1955), para Panorama Poético Español, programa de Radio Nacional de España en el que colaboró semanalmente durante 40 años «recuerda la fecunda labor como periodista en unos años de difícil comunicación tanto en radio y prensa» recordó su hija. En el reverso de su última página está escribió incompleto el «Soneto a Violante» y una breve enumeración de temas literarios no relacionados con el texto. «Misterios biográficos que no podemos adivinar», comentó divertida Elena Diego.
Otro manuscrito del profesor de literatura y de música que entró a la Caja de las Letras fue el borrador de una reseña de la edición del «Romancero gitano» de Federico García Lorca, con litografías y palabras de Rafael Alberti (1977). La hoja, escrita en tinta roja, «reúne en el recuerdo a los tres amigos [Lorca, Alberti y Diego] y aporta precisiones al cotejar la primera edición del romancero dedicada por Lorca a mi padre con esta» anotó su hija.
Dedicación a la literatura, el arte y la música
Muestra de la faceta más personal de Gerardo Diego, el depósito incluye cinco fotografías personales. Entre ellas, una instantánea familiar con Gerardo Diego niño; un retrato en el que aparece ataviado de época en una representación teatral (1922); una fotografía realizadas minutos previos al acto de ingreso de Gerardo Diego en la RAE (1948) donde aparece aún sin la medalla de academia junto a Ramón Menéndez Pidal y Narciso Alonso Cortés; una fotografía con la anotación: «Con Larrea y su mujer» [Juan Larrea y Marguerite Aubry] (1934) en la que también aparece Germaine Marin, poco antes de que contrajeran matrimonio; y una imagen con Rafael Alberti y Andrés Amorós (1977), en una exposición.
Como evidencia del vínculo del homenajeado con la música y el arte, también forma parte del legado el programa de la conferencia-concierto de Gerardo Diego celebrada en el Ateneo de Santander (1924), donde interpretó al piano obras de Maurice Ravel y Béla Bartók; y la invitación a la Conferencia-Concierto en la Universidad de Granada, donde leyó el poema «Preludio, Aria y Coda a Gabriel Fauré» e interpretó al piano de obras de Fauré.