La Isla Bonita, ubicada en el archipiélago canario, se prepara para la temporada estival ofreciendo una serie de experiencias que invitan a los visitantes a vivir un verano diferente, alejados del bullicio y conectados con la naturaleza. Con su variado paisaje natural y volcánico, sus playas de arena negra, miradores desde los que disfrutar de unas vistas únicas, así como su exquisita gastronomía local, La Palma se posiciona este verano como un destino imperdible para aquellos que buscan una experiencia auténtica.
Descubrir la naturaleza en estado puro
La Palma es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus senderos y caminos serpentean a través de paisajes espectaculares y diversos, ofreciendo una oportunidad idílica para explorar sus espacios naturales en su máximo esplendor. Uno de estos lugares es el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, que cuenta con imponentes barrancos, densos bosques y cascadas, regalando a los excursionistas y amantes del senderismo unos paisajes de ensueño. Aquí, los visitantes pueden explorar los numerosos senderos que llevan a descubrir la abundante flora y fauna que habita en este entorno natural protegido.
Por otro lado, gracias a otras de las rutas más conocidas, como la trepidante ruta de Los Volcanes o el sendero que lleva al nuevo volcán (siempre acompañado por alguna empresa autorizada y en grupos organizados), los senderistas podrán entender aún mejor la potencia y energía que irradian del origen volcánico de la isla.
Además, la isla aguarda rincones únicos que consiguen que muchos de sus visitantes se sorprendan, como las piscinas naturales de La Fajana, con sus piscinas talladas en la roca volcánica rodeadas de acantilados, y Charco Azul, ambas situadas al noreste de la isla. Estos enclaves paradisíacos combinan la belleza del océano Atlántico con la tranquilidad y frescura de sus aguas, brindando a los visitantes la oportunidad de sumergirse en un entorno revitalizante.
Disfrutar en sus tranquilas playas
A pesar de no ser el destino habitual de sol y playa, las costas de La Palma ofrecen una amplia variedad de playas donde poder relajarse y disfrutar de la tranquilidad del entorno. Desde tranquilas calas escondidas en paisajes vírgenes, hasta extensas playas de arena volcánica, cada rincón de la isla invita a desconectar y sumergirse en un ambiente de relajación.
Una de ellas es la playa La Zamora. Ubicada bajo un pequeño acantilado en el municipio de Fuencaliente y con una extensión de 150 metros de largo, esta cala de arena volcánica es completamente virgen y el lugar idóneo para ver cómo el sol se esconde bajo las aguas. Otra opción es la vecina Echentive o la Salemera, en la costa de Villa de Mazo.
También la Playa de Nogales, con su arena negra y sus aguas rodeadas de acantilados, es un refugio paradisíaco para admirar la fuerza del mar en el entorno. En este caso, se recomienda visitarla con precaución, pues hay corrientes de manera constante. No obstante, su belleza es digna de conocer. Por otro lado, más cerca de la capital se encuentra la Playa de los Cancajos, que ofrece un ambiente más animado, con una amplia gama de servicios y actividades acuáticas disponibles; además vale la pena acercarse a la Playa de Santa Cruz, desde la que se pueden contemplar preciosos amaneceres.
Contemplar vistas panorámicas desde sus miradores
La topografía montañosa de La Palma brinda numerosas oportunidades para disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares. Y es que la isla cuenta con diversos miradores entre su territorio que permiten contemplar los paisajes y la belleza natural de una forma especial.
El Mirador de la Cumbrecita es uno de los más emblemáticos de la isla. Desde él se puede admirar el cráter de la Caldera de Taburiente y sus imponentes paredes rocosas. Por su parte, el Roque de los Muchachos ofrece una vista espectacular del Parque Nacional y del observatorio astronómico.
Otro de los miradores más conocidos de la Palma es el Mirador de El Time, que regala unas vistas de ensueño del Valle de Aridane, un enclave destacado en la zona por el cultivo de plátano. Desde él es posible realizar una excursión hasta el Puerto de Tazacorte y disfrutar de un baño refrescante en el mar. Además, es un lugar perfecto para contemplar las vistas del nuevo volcán, así como las coladas de lava y sus nuevas fajanas.
Degustar la gastronomía local
Los platos típicos como el bienmesabe, un postre tradicional elaborado principalmente con almendras y miel, entre otros ingredientes; o las famosas papas arrugadas con mojo, son solo algunos ejemplos de la rica oferta gastronómica de la isla. Además, los mercados locales y los mercadillos del agricultor ofrecen una amplia variedad de productos frescos, como frutas tropicales (plátanos, mangos y aguacates), verduras, pescados; y quesos y vinos con Denominación de Origen que deleitarán el paladar de los visitantes.
Maravillarse con el cielo estrellado
No se puede visitar La Palma sin contemplar su maravilloso cielo protegido. Disfrutar de la inmensidad del firmamento es posible desde cualquier punto de la isla gracias a la ausencia de contaminación lumínica, pues La Palma es Destino y Reserva Starlight y cuenta con una red de miradores astronómicos para admirar la belleza del cielo nocturno. Algunos de los miradores más recomendados para la observación astronómica son: Mirador San Bartolo (Puntallana), Mirador al Infinito (Roque de Los Muchachos – San Andrés y Sauces), Mirador Volcán de San Antonio (Fuencaliente) o Mirador Montaña Buracas (Garafía).
Además, para vivir un auténtico recorrido por la historia astronómica de la isla, el Centro de Visitantes del Roque de los Muchachos permitirá adentrarse de lleno en el conocimiento de la astronomía, así como regalar al visitante una de las mejores vistas de la zona norte de La Palma.
Por su naturaleza, su tranquilidad, sus paisajes, su gastronomía y su cielo estrellado se unen para brindar una experiencia única e inolvidable, recordando a los visitantes que hay más de mil razones por las que La Palma es considerada la Isla Bonita.