La belleza natural del Alentejo solo compite con la riqueza de su patrimonio arquitectónico y cultural, fruto de una singular mezcla de tradiciones a lo largo de los siglos. Sus restos neolíticos y romanos, sólidas fortalezas visibles a kilómetros y multifacéticas ciudades marcadas por el paso de diferentes pueblos son perfectos para viajar a un pasado perfectamente congelado en el tiempo.
Visitar el Neolítico en el Crómlech de los Almendros
La región alentejana esconde a lo largo y ancho de su geografía una de las mayores concentraciones de monumentos neolíticos de toda Europa. El Crómlech de los Almendros es de los más impresionantes: sus 95 menhires dispuestos en círculos son todo un espectáculo. Cuando cae la noche y el privilegiado cielo de Alentejo se ilumina con millones de estrellas, el viajero experimenta en primera persona el mismo cautivador paisaje que vieron sus antepasados prehistóricos.
Conocer la vida romana en Évora y São Cucufate
Si bien los vestigios que prueban los más de 700 años de historia romana se avistan por toda la región, la construcción más asombrosa y fotogénica es el Templo Romano de Évora. Estos restos del Imperio, los mejor conservados de todo Portugal, son una visita obligatoria en esta ciudad reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los apasionados de la arqueología también deben visitar el yacimiento de São Cucufate, un complejo de ruinas de termas, jardines y otras edificaciones que formaron parte de una villa romana del siglo IV.
Pasear por las juderías de Castelo de Vide
Destacando entre el paisaje del Alto Alentejo se erige orgulloso un pueblo de postal: Castelo de Vide. Un agradable paseo desde su castillo revelará ante los ojos del viajero una de las juderías mejor conservadas del país luso. Entre calles empedradas bordeadas por casitas blancas, el pasado judío de la villa se evidencia en pequeños detalles de su arquitectura y la presencia de una antigua sinagoga.
Volver a la época musulmana
Para conocer la herencia islámica del Alentejo, no hay mejor lugar que Mértola. Situado a las orillas del río Guadiana, este pueblo atesora el legado cultural de sus cinco siglos de historia islámica en un museo dedicado a sus cerámicas (como los azulejos decorados), sus herramientas y otros objetos de interés. Además, la iglesia de Mértola es un buen ejemplo de arquitectura morisca, pues fue construida como mezquita en el siglo XII.
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Disfrutar de la ornamentada arquitectura barroca
La ciudad de Portalegre todavía conserva en su casco antiguo un marcado carácter barroco visible en sus monumentos y edificios. Los siglos XVII y XVIII, época de prosperidad económica, dejaron en herencia ejemplares como la Catedral de Portalegre, de estilo manierista y barroco, la Iglesia de São Lourenço y varias casas palaciegas decoradas con hierro forjado. Antes de dejar la localidad, es imprescindible conocer su principal atracción: la producción artesanal de tapices.