Existe en el Mediterráneo una ciudad capaz de cautivar a cada viajero que recorre sus calles, con un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde el pasado y el presente se fusionan en una mezcla fascinante. Y este lugar no es otro que La Valletta, la bonita capital de la isla de Malta.
Fue construida por los caballeros de la Orden de San Juan en el siglo XVI y, desde entonces, ha sobrevivido a numerosos asedios y terremotos, pero siempre manteniendo su aspecto original: calles empedradas, fachadas de piedra caliza y balcones de hierro forjado.
Además, cada elemento y cada rincón de la ciudad habla de su rica historia y hace sentir a los visitantes que forman parte de ella. Desde la impresionante Catedral de San Juan hasta la majestuosidad del Palacio del Gran Maestre, La Valletta es un destino que deja una huella imborrable en los viajeros.
Guía definitiva para conocer La Valletta
La visita a la capital maltesa puede comenzar en Plaza de la República, la más grande de la ciudad, que decora su perímetro con una estatua de la reina Victoria. A partir de aquí, se puede acceder a la calle principal, Republic Street, repleta de tiendas, bares y restaurantes, y donde se encuentra el Teatro Manoel, uno de los teatros en activo más antiguos de Europa. En esta misma calle se encuentra el Palacio del Gran Maestre, actualmente la sede del Parlamento de Malta, y la impresionante Catedral de San Juan, donde se puede ver el famoso cuadro de Caravaggio, "La decapitación de San Juan Bautista".
Sin embargo, uno de los puntos fuertes de Valletta es su oferta de museos. El Museo Nacional de Arqueología, ubicado en el antiguo Hospicio de los Caballeros de la Orden de San Juan, muestra la historia de Malta desde la Edad de Piedra hasta la Edad Media, con objetos como las famosas figurillas de las Venus de Malta. Otro museo imprescindible es el MUZA, el Museo Nacional de Bellas Artes, que ocupa el antiguo Palacio de los Grandes Maestros y que cuenta con una amplia colección de arte maltesa y europea, desde el siglo XVI hasta nuestros días.
Una de las mejores maneras para conocer la ciudad es recorrerla a pie, por lo que otro de los planes más interesantes para hacer en Valletta es caminar por sus callejuelas, descubriendo pequeñas plazas y patios escondidos. Se puede llegar a la plaza de San Jorge y desde allí subir a la parte alta de la ciudad para disfrutar de las vistas panorámicas de las ciudades de Senglea, Vittoriosa y Cospicua desde el Jardín Upper Barrakka, que alberga un memorial a los caídos en la Primera Guerra Mundial.
Visitar el Saluting Battery es otro de los planes que no pueden faltar en una visita a la capital. Este cañón, situado en la parte alta de la ciudad, fue construido en el siglo XVI y ha sido testigo de muchos momentos históricos a lo largo de los siglos. Cada día, a las 12 del mediodía y a las 4 de la tarde, se realiza una salva de cañones, una tradición que se remonta a la época de los caballeros de Malta.
Y en cuanto al alojamiento, en La Valletta nunca faltarán opciones para encontrar el lugar perfecto donde descansar. Desde los encantadores hoteles boutique hasta acogedores apartamentos turísticos. Aunque, para vivir una experiencia excepcional, el Hotel Phoenicia Malta, uno de los hoteles más emblemáticos de la ciudad, es la opción perfecta. Este hotel histórico cuenta con un impresionante jardín que ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad y transporta a sus huéspedes a otra época.
Sin embargo, una opción más económica se encuentra en la vecina ciudad de Sliema, que cuenta con una gran oferta de hoteles y apartamentos turísticos. Desde ella se puede llegar a La Valletta en ferry en tan solo unos minutos, disfrutando de un agradable paseo en barco con vistas espectaculares del puerto.
En definitiva, la capital maltesa es una ciudad que no deja indiferente a quien la visita; pues su historia, su cultura, su gastronomía y su ambiente hacen de ella una ciudad única y especial.