Mérida, Puebla, Guanajato, Durango y Morelia; son destinos en los que el viajero español puede contemplar la huella de sus antepasados gracias a sus estilos arquitectónicos, ritos, costumbres, música y gastronomía que están fuertemente influenciados por los conquistadores españoles.
1. Mérida, la ciudad del color blanco
Mérida, en el Estado de Yucatán, es una de las ciudades más desarrolladas de México y también una de las más ricas en historia y belleza arquitectónica. Su centro histórico es un diálogo de siglos. Varios de sus edificios coloniales se construyeron con la piedra caliza y blanca de pirámides prehispánicas que ahí se encontraban. Así fue como la capital yucateca se ganó el título de “la blanca Mérida”. No te pierdas la Plaza de Santa Lucía, que durante la época colonial fue el área destinada a los indígenas mayas y personas de diferentes etnias. Es un lugar perfecto para disfrutar el aire relajado del Mayab. Si es jueves podrás disfrutar de las tradicionales serenatas yucatecas y sus bailes tradicionales.
2. Puebla, en un lugar de La Mancha
Declarada Patrimonio de la Humanidad, Puebla, ubicada en el corazón del Estado que lleva el mismo nombre, combina las ventajas de una ciudad moderna y una historia que cuenta con cinco siglos de presencia colonial. Este destino alberga 2.600 edificios catalogados como históricos. Algunas de las obras maestras de arquitectura colonial que puedes admirar aquí son el ex convento de Santa Rosa, que hoy alberga el Museo de Artesanías; el convento secreto de Santa Mónica o la iglesia de San Francisco, que se encuentra en la parte más vieja de la ciudad; así como la Casa del Alfeñique, que debe su nombre a su abundante y fina ornamentación de argamasa blanca, misma que recuerda los dulces típicos de Puebla llamados “alfeñiques”. Entre 1550 y 1570, un ceramista oriundo del pueblo manchego de Talavera de la Reina llegó a Puebla para enseñar a los locales técnicas europeas, como el uso del torno de alfarería y el vidriado de estaño. La mezcla de los diseños locales con los métodos españoles dio origen a lo que se conoce como talavera poblana.
3. Guanajuato, minas centenarias
Guanajuato, la capital de un Estado que lleva el mismo nombre, es una encantadora ciudad colonial que fue construida durante el auge entre los siglos XVI y XVIII. También declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, recibe el título además de capital cultural de la región Bajío. La ciudad es hermosa y cuenta con diversas plazas, sinuosas calles empedradas, arquitectura barroca, museos, teatros y festivales durante todo el año. Muy importante a nivel minera, merece la pena llegar hasta la Valenciana, que se encuentra en el extremo norte de la ciudad y alberga la mina del mismo nombre, que en tiempos lejanos fue uno de los yacimientos más ricos y productivos del mundo. Originalmente fue propiedad de los españoles quienes también la gestionaban.
4. Durango, un viaje de cine
Durango, en el Estado de Durango, es famosa por su bello entorno natural y los edificios coloniales. La ciudad es también muy popular para la lista de importantes figuras mexicanas que han nacido en el país, entre las que se incluye el primer Presidente de México, el General Guadalupe Victoria. El Estado cuenta con una amplia riqueza de recursos naturales, tales como minerales y madera, los motivos por los que atrajo a los colonizadores españoles a mitad del siglo XVI. En Durango la principal actividad económica es la minería, siendo el segundo Estado productor de oro y plata del país. Admira los ejemplos de arquitectura barroca que engalanan esta ciudad de cielo siempre azul. Sus calles, plazas, iglesias y edificios coloniales han sido el escenario de más de 120 películas mexicanas y extranjeras. Un paseo por el centro histórico de Durango te permitirá contemplar al menos 21 maravillas arquitectónicas. Una de ellas es la catedral, erigida en estilo barroco y cuya fachada exhibe una rica iconografía. Dentro del recinto hallarás una importante colección de arte sacro.
5. Morelia, acueductos con influencia romana
Andar por las calles del centro histórico de Morelia, en el Estado de Michoacán, es una experiencia inolvidable. La arquitectura de la ciudad atrapa la vista. El monumento más distintivo de la ciudad es su acueducto, el cual conserva 253 arcos. Su construcción fue ordenada por Fray Antonio de San Miguel en 1785 para proveer de agua a la ciudad. Menos conocida es la Alhóndiga, que originalmente fue un granero y hoy es el edificio sede de la Corte. Otro recinto que no puedes dejar de visitar es el Museo de Arte Colonial, que se localiza en el número 240 de la calle Benito Juárez, en el centro de la ciudad. Este sitio exhibe trabajos de los siglos XVI al XVIII. Sus documentos, libros, pinturas y muebles explican con gran detalle la forma de vida durante el virreinato. Pasear por sus calles te trasladará a otra época realizando un viaje por el tiempo.