Las Islas Cook del Sur son exóticas, hospitalarias, vírgenes y auténticas, un pequeño paraíso terrenal por descubrir, íntimo y secreto, el destino ideal para una luna de miel o unas vacaciones románticas.
Un rincón del Pacífico parcialmente inexplorado acoge las tranquilas y exóticas Islas Cook, un paraíso que guarda muchos tesoros aún por desvelar, playas de arena blanca, aguas cristalinas y una hospitalidad incomparable.
Un viaje a las Islas Cook es ideal para quienes buscan lo mejor de los mares del sur. "Pa Enua", en el idioma local, es la expresión que engloba a las islas exteriores del archipiélago (excepto Rarotonga) y que se puede utilizar a la hora de nombrar las excepcionales Mangaia, Atiu, Mauke, Mitiaro, Manuae y Takutea, todas ellas parte de las islas meridionales del archipiélago de la Polinesia neozelandesa, junto con las conocidas Rarotonga y Aitutaki.
Estas pequeñas y remotas islas son antiguos atolones de coral que acogen cada año a unos pocos turistas afortunados. Por encima de los resorts con todo incluido y las estancias de lujo, aquí triunfan la cálida acogida de los locales, los entornos naturales vírgenes y de valor incalculable y la armonía absoluta con el entorno. Este destino de ensueño ofrece intimidad, serenidad y aventura para aquellos que busquen descurbrir un lugar único y mágico.
Mangaia es, con diferencia, la isla más antigua de las Cook y una de las más antiguas del Pacífico Sur, con una historia geológica que ya se palpa al aterrizar en medio de las terrazas de makatea (corales fosilizados y elevados). Explorar el antiguo atolón coralino, desde los picos más altos hasta las profundidades de las cuevas, la última de las cuales esconde reluciente piedra caliza y los restos conservados de antepasados mangaianos, es la mejor forma de descurbrir al isla.
Volando de una isla a otra, se aterriza en Mauke, de solo 300 habitantes y una superficie de poco más de 18 km². Se la apoda "la isla jardín" por la selva que cubre exuberantemente sus fértiles tierras. Un poco más grande (23 km²), Mitiaro cuenta con tan solo 155 habitantes, de los cuales un porcentaje significativo abre sus casas a los visitantes, ofreciendo el único alojamiento disponible en la isla, lo que permite sumergirse en la vida cotidiana de las aldeas, proporcionando la experiencia más auténtica posible. Además, la isla cuenta con algunas de las cuevas para nadar más bellas del archipiélago.
Cerramos este recorrido de ensueño con Atiu. Con sus hermosas vistas, magníficas playas, increíble avifauna y escasez de turistas, esta isla es, de todas las propuestas descritas hasta ahora, la más acostumbrada al turismo, pero sin ser víctima de él. Su principal característica es que está rodeada por un anillo de makatea que, junto con la colina de 70 m de altura con una cima plana, hace que la isla se asemeje a un sombrero de ala baja y plana. Hay muchas cuevas inexploradas en las que adentrarse con un guía experto o visitar Atiu Island Coffee, donde se pueden observar las distintas fases de producción del café y degustar un aroma muy similar al del café italiano.
Takutea y Manuate son paraísos naturales deshabitados y de muy difícil acceso: aquí la naturaleza está intacta, refugio de innumerables especies de aves marinas y tortugas. En definitiva, un viaje a las Islas Cook del Sur es la escapada perfecta para disfrutar de paisajes inexplorados, cultura auténtica y una gastronomía local exquisita.