TURISMO NACIONAL

Paradas en la provincia de Burgos para los huidores de masas

Lunes 05 de diciembre de 2022

Las voces vuelven a oírse, en medio del silencio, en lugares hasta ahora deshabitados de la provincia de Burgos. Preciosos rincones “vaciados” que vuelven a ser foco de miradas curiosas, fascinadas por su belleza decrépita y ese halo misterioso de un pasado de esplendor.

Bien si eres un urban exporer en toda regla, bien si te gusta descubrir lugares especiales y ajenos a modas, bien si buscabas ese plan viajero que te permitiera escapar de masas y gentíos, he aquí tu hoja de ruta perfecta, con seis paradas básicas en donde la belleza aflora entre ruinas y olvido.

Valdearnedo

La lluvia y el viento llevan siglos erosionando Las Torcas, un paisaje en mitad de la Bureba burgalesa, que despierta tanto misterio como respeto. Envuelto en un halo casi mágico, este escenario se extiende entre naranjas, marrones, rojos y ocres alcanzando una realidad onírica, de otra realidad. Es la fusión de la geología más explosiva con la naturaleza más agreste. Un maravilloso paisaje kárstico en el que no hay lugar donde esconderse. En Las Torcas, uno queda a merced.

Aquí, entre Carcedo de Bureba y Lermilla, soporta la vejez Valdearnedo, un pueblo que vio marchar a sus últimos vecinos en los años 80 y que, desde entonces, no ha hecho sino proteger entre sus ruinas grandes tesoros.

Un sueño para cualquier explorador urbano, que disfrutará imaginando la vida de quienes habitaron las casonas de piedra que aún quedan en pie en este pueblo castellano. Aún pueden escucharse los corrillos de los lugareños a la puerta de la iglesia; un bonito templo románico del S. XII que aún conserva parte de su estructura, en la que se pueden apreciar hermosos capiteles en sus columnas. La errática belleza del abandono; la riqueza de tiempos pasados que hoy regala instantáneas tan románticas como decadentes: el tesoro más preciado para un amante del Urbex.

Castil de Carrias

La historia de esta localidad de la comarca de Montes de Oca puede resultar estremecedora y, otras veces, romántica. A simple vista, un hermoso esqueleto arquitectónico a 44 km de Valdearnedo, pero si te acercas hasta este lugar, te invadirá la necesidad de conocer más y más sobre el que fue el último bastión de Florentino González, un humilde labrador que se resistió a abandonar su pueblo a pesar de la soledad. Más de 10 años vivió hablando solo, cocinando para uno y demostrando un valor implacable al caer la noche al sur de la Bureba. Así fue hasta su muerte en 1994, cuando pasó a ser el alma de Castil para la eternidad….

Un enclave urbex perfecto, donde arcadas decrépitas soportan estoicas el peso de la historia, entre cristales rotos y hierros oxidados, espejos velados y las señales ahumadas de alguna foto familiar que presidió en su día una pared. Aquí parece que la vida se ha marchado, pero en realidad solo se ha detenido a la espera de visitas furtivas que sepan atrapar todo su encanto.

San Pedro de Arlanza

La joya de la corona del mapa urbex burgalés. Un escenario hipnótico, místico, de una delicadeza sobrecogedora. Su belleza es casi celestial y sus detalles, infinitos. Este monasterio benedictino (S.X), declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931, resiste a las inclemencias del tiempo en la localidad de Hortigüela, en mitad de la sierra de las Mamblas (a 45 km de la ciudad de Burgos).
Si bien no es víctima del abandono, perviven en semirruinas, para fortuna de amantes del urbex y la arquitectura. Aquí se respira Reino de Castilla. Caminar por sus naves es testificar el saqueo del que ha sido víctima y las grandezas de las que no ha podido desprenderle nadie. Capiteles, frescos, columnas, arcos de medio punto, el pórtico, la bóveda y una torre que advierte de que esto no es ruina, sino historia. La “cuna de Castilla”.

Túnel de la Engaña

Resulta imposible no sentirse atraído por esta cueva perfecta que atraviesa las montañas entre Burgos y Cantabria. Ante su boca, en Pedrosa de Valdeporres, temor y curiosidad a partes iguales empujan a adentrarse en las entrañas de esa montaña: 6.976 metros por los que tenían que haber viajado trenes que nunca salieron…

El Túnel de la Engaña, uno de los más grandes de España, nunca llegó a utilizarse, al menos para su propósito. El contrabando de mercancías fue el único que cruzó de lado a lado. 20 años de excavaciones y muchos de ilegalidad dejan ahora esa tierra llena de recuerdos y señales. El derrumbe que sufrió en 1999 impide ya recorrerlo entero, pero muchos son los que se conforman con hacer un tramo. Es la oportunidad perfecta para encender la linterna y dejarse llevar por una de las obras de ingeniería más impresionantes de nuestro país.

Bárcena de Bureba: pieza de coleccionista

Lo que hoy es un templo de inspiración para los exploradores urbanos mañana dejará de serlo, pues este pueblo abandonado en el municipio de Abajas, a solo 20 minutos en coche de Aranda de Duero, se vende. Ahora es el momento de recorrerlo, vivirlo, regodearse en cada detalle de este precioso lugar abandonado, con una bonita iglesia románica del S. XII, con su ábside, su presbiterio, su campanario barroco, la maleza extendiendo sus brazos por su capilla del gótico tardío… Cada instantánea será una pieza de coleccionismo en un futuro próximo.

Ochate

Sus cimientos se levantaron allá por el siglo XI en el Condado de Treviño y su larga historia está llena de desgracias o habladurías. Muchos lo conocerán como “El pueblo maldito”, escenario de historias y leyendas relacionadas con el ocultismo, la ufología o el mundo esotérico. Pero lo único cierto es que desde que en 1936 se fue su último habitante, el tiempo no ha hecho más que preservar la belleza de este lugar y avivar su misterio.

La Torre que se ve al acercarse lo sabe. Es lo único que queda en pie de la Iglesia de San Miguel Arcángel y es una testigo excepcional de todo cuanto hay de verdad o leyenda en lo que se dice de Ochate. Más arriba, aguantan los restos de la ermita de Burgondo. Pequeña, especial y hermosa. Se adivina su altar y la belleza que un día lució. Su último encuentro con la suerte fue en 1947, cuando un rayo impactó en ella dejando al descubierto un medallón con la imagen de la Virgen. Un tesoro que vuelve a la ermita de romería cada 15 de agosto y que despierta la esperanza urbex de nuevos hallazgos entre sus ruinas.

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