Sentir el poder balsámico del barro en las manos. Entretejer mimbre. Trabajar el corcho. Seleccionar en el huerto ingredientes cocinados a fuego lento, como hacían nuestras tatarabuelas. Bucear en el mundo de los saberes más arraigados en el sur de Portugal para, en el contexto único de sus pueblos blancos de tiempo detenido y paisajes silenciosos, encontrar la paz creando y recreando. Así es Algarve Craft & Food: slow travel, slow made y slow food en estado puro.
El tiempo pausado se saborea mejor y en el Algarve saben bien cómo aparcar las prisas y disfrutar de las pequeñas cosas. También a la hora de viajar.
En el sur peninsular, allá donde los relojes se ralentizan, los paisajes verdes se funden con el océano diluyendo el estrés y los pueblos blancos inspiran relax, nace “Algarve Craft & Food”: slow travel en su máxima expresión. Una nueva forma de viajar que propone vivir el destino disfrutándolo desde la propia creatividad. Experimentar su artesanía, su cocina, sus saberes y tradiciones en primera persona, dando rienda suelta a la creación personal.
¿El resultado? Mucha paz interior y muchas vivencias para llevarse en la maleta.
Algarve Craft & Food en cinco pistas básicas:
Algarve Craft & Food es slow food. Es cocinar, pero es mucho más que cocinar, entendiendo cocinar no solo como un placer o un deleite para los sentidos. Sino como una medicina para el alma. Recuperando recetas tradicionales y descubriendo en el placer de la creación personal, reconociendo y trabajando con los sabores y aromas locales y los ingredientes autóctonos un poder balsámico que transfiere el paladar.
Como explica João Fernandes, presidente de la Región de Turismo do Algarve, “se trata de un proyecto fundamental, porque va a dinamizar nuestras tradiciones, nuestra artesanía y nuestra gastronomía, al tiempo que enriquece la visita del viajero y contribuyendo además a revalorizar el interior del territorio algarvío, diversificando la oferta y atenuando la estacionalidad”.
“Este proyecto también es especialmente relevante porque ayuda a situar al Algarve en la vanguardia de las tendencias turísticas, del slow made y el slow food – añade-. Supone hacer posible una fórmula de viaje que invita al visitante a vivir la región al ritmo de la vida local, de la comunidad y de sus sabores y saberes”.