TURISMO INTERNACIONAL

Diez castillos del Alentejo para volver atrás en el tiempo

Castillo de Monsaraz
Redacción | Viernes 16 de septiembre de 2022

La región portuguesa esconde un elevado número de castillos medievales bien conservados que prueban la riqueza de su pasado histórico.

El Alentejo es conocido por sus paisajes naturales, su gastronomía y su tradición, pero también encierra en su territorio algunos de los castillos medievales mejor conservados, que retienen entre sus murallas la historia del país y hacen que el viajero se transporte a tiempos pasados. Tanto en su interior como su costa, los pueblos de la región se prestan a un recorrido histórico y arquitectónico por estos monumentos de película -y es que bien podrían verse en la gran pantalla-. A continuación, diez de los “castelos” más destacables que esconde el Alentejo:

Castillo de Marvão

Reconocido como uno de los pueblos más bonitos del Alentejo, Marvão se protege del paso del tiempo con la ayuda de las gruesas murallas de su castillo, conservado casi intacto. La fortaleza, ubicada a 850 metros sobre el nivel del mar (el punto más alto de la región) está estratégicamente orientada hacia la frontera entre España y Portugal, y ofrece una panorámica envidiable del Parque Natural de la Sierra de San Mamede. La riqueza de la fauna del lugar proporcionó el sobrenombre de Nido de Águilas al monumento, que durante la Inquisición sirvió de refugio a los sefarditas o judíos españoles. En cuanto a eventos culturales, la localidad no se queda atrás: cada verano, Marvão se engalana para recibir a los viajeros y músicos atraídos por el Festival Internacional de Música clásica que allí se celebra.

Castillo de Mértola

Sobre las colinas del Valle del Guadiana se erige el Castelo do Mértola, edificación irregular de estilos románico y gótico que comenzó su construcción en el siglo X, aunque cuente con cimientos árabes y romanos. Declarado monumento nacional hace más de cien años, entre sus límites puede visitarse una iglesia que en el pasado fue mezquita y evidencia la herencia islámica del pueblo.

Castillo de Beja

Sin duda alguna, el elemento más emblemático de la ciudad de Beja es la Torre de Menagem de su Castelo, parada obligatoria en cualquier ruta medieval. Sus 42 metros de altura la convierten en la torre más alta del país, ofreciendo una impresionante vista del entorno. Su estructura interna también es digna de mención, pues la forma varía entre piso y piso. Esta obra magna de la arquitectura militar gótica europea está completada por una muralla que conserva 28 de sus torres y rodea el centro histórico de la localidad. A los pies del castillo no solo puede disfrutarse del arte, pues los sábados también se organiza un mercado tradicional.

Castillo de Monsaraz

El precioso pueblo de Monsaraz atesora una joya de tiempos pasados. Desde lo alto de su castillo, los viajeros pueden disfrutar de unas impresionantes vistas al embalse de Alqueva y avistar tierras españolas, ya que se encuentra a tan solo 15 kilómetros de la frontera. El monumento tal y como puede verse en la actualidad data del siglo XIII e incluye una peculiar plaza de toros en su patio de armas. Fue construido sobre estructuras defensivas del periodo prehistórico que se fueron actualizando con el paso de romanos, visigodos y árabes por el territorio.

Castillo de Moura

También en las inmediaciones del lago de Alqueva, la localidad termal de Moura presenta importantes influencias árabes en su tradición. Su castillo destaca especialmente por una torre circular a la que se añadió un reloj durante el siglo XIX y su gran torre de homenaje. Aledaño al monumento pueden verse las ruinas de un convento de monjas dominicas.

Castillo de Vide

Destacando entre el paisaje del Alto Alentejo se encuentra Castillo de Vide. Rodeado por calles empedradas, pintorescas casas blancas adornadas con macetas, y una de las juderías mejor preservadas de Portugal, este monumento congela en el tiempo el pasado medieval del país. Algunas de las salas de la fortaleza se han reconvertido en museos que exponen importantes vestigios históricos, como el Centro de Interpretación de Megalitismo o el Museo de Historia y Arquitectura Militar. Dentro del recinto, también puede visitarse la Casa Ciudadana Salgueiro Maia, militar de gran relevancia durante la Revolución de los Claveles y nacido en la localidad de Castelo de Vide.

Castillo de Estremoz

Desde la torre de mármol blanco del Castillo de Estremoz, construida con el material de las canteras próximas a la localidad, puede contemplarse el mar de viñedos de la zona. Vista su belleza, no es de extrañar que en el siglo XIII Dionisio I de Portugal anexionase al Castillo de Estremoz una nueva construcción que sirviese de Palacio Real y residencia para su esposa, y que en la actualidad alberga una Pousada de lujo. Antes de ello, el castillo se fue traspasando de dueños cristianos a musulmanes de manera sucesiva durante siglos, adoptando un rol central en diversos episodios bélicos de la historia de Portugal.

Castillo de Sines

Los viajeros atraídos a Sines por su fama de lugar clave para hacer surf se encuentran también un tesoro creado por el hombre: su castillo, un antiguo punto de vigía medieval. La edificación, ahora reconvertida en museo de entrada gratuita, encierra en su arquitectura una mezcla de tradiciones, pues a lo largo de sus varios siglos de historia sufrió grandes daños en hasta tres terremotos y fue sometido a importantes remodelaciones.

Castillo de Viana do Alentejo

Una diferencia fundamental distingue esta fortificación de las del resto de la lista, pues el castillo de Viana no fue edificado con intención defensiva, sino para desempeñar funciones administrativas. Por ello, no presenta demasiada elevación. Su planta es de forma pentagonal e irregular, con cinco torres cilíndricas coronando cada vértice. Dentro de su área se integra la Iglesia Principal, una construcción de estilo mudéjar manuelino y azulejos decorativos en su interior.

Castillo de Serpa

En el entorno privilegiado del Parque Natural del Valle Guadiana, rodeada de viñedos, se encuentra la pintoresca localidad de Serpa. Además de las murallas de piedra que rodean su centro, pueden verse otros monumentos como el acueducto o la plaza medieval. Para acompañar la visita, es imprescindible degustar sus quesos insignia con denominación de origen.

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