Con hamburguesa, con pescado, como una tapa o incluso solas: no hay una mala manera de comer patatas fritas, un snack popular al gusto de prácticamente todos, especialmente en su país de origen, Bélgica. Y aunque puede parecer un plato sencillo de cocinar, no lo es, si es que se quieren degustar al punto de sabor y de crujientes.
Romain Durré, dueño de la friterie King Snack (en Neufchâteau, al sur de Valonia) donde se venden las mejores patatas fritas de Bélgica según el oficioso ranking Les Friteries, desvela los trucos a seguir y las cosas a tener en cuenta para conseguir que queden perfectas:
Las patatas, que son un producto vivo, envejecen durante el año y acorde con ello, hay que adaptar los tiempos de cocción y la temperatura del aceite utilizado. La cosecha de patatas del tipo bintje es en septiembre y las nuevas siempre son la mejor opción para freír, lo que no quiere decir que una patata madura no pueda quedar deliciosa.
Utilizar aceite vegetal en vez de grasa, ya que hace el producto final mucho más digerible (pero un poco más costoso). Sin embargo, eso es algo que ya se hace bien en prácticamente todos los hogares de España, ya que lo habitual es freír cualquier alimento con aceite.
Las patatas se tienen que precocinar una primera vez con el aceite a 140 ºC y durante 7-8 minutos, sin sobrepasarse.
La segunda vez que las patatas se sumergen en la freidora es por poco tiempo (2-3 minutos), pero debe aumentarse la potencia hasta 175 ºC.
Entre los dos períodos de coc
ción, las patatas deben dejarse reposar durante 15 minutos.
Les Friteries es un sitio web que cada año elabora un ranking de cuáles son las mejores bares y restaurantes de patatas fritas de Bélgica. En el ranking de 2021, el último disponible, el top 15 de friteries está totalmente integrado por establecimientos valones, convirtiendo la región en uno de los mejores sitios del país para degustarlas. Aunque no es un ranking propiamente oficial, la prensa belga lo tiene en consideración para hablar del sector.
Las patatas fritas se ‘inventaron’ en la región francófona de Bélgica. La leyenda explica que el invierno del 1781 fue especialmente frío y el río Mosa, a su paso por Namur, estaba totalmente congelado y era imposible pescar los pescaditos que normalmente se freían para comer. Para sustituirlos, la gente empezó a cortar las patatas en una forma similar y a freírlas, sin saber que estaban creando un plato que recorrería el mundo entero.
El nombre de french fries, como se las conoce en lengua inglesa en gran parte del planeta, se debe a que los soldados americanos las descubrieron en su paso por la actual Valonia durante la Primera Guerra Mundial. Como el idioma de la región es el francés, las bautizaron erróneamente con este nombre.