Arte que inspira arte. Emociones que se multiplican. Siéntelas.
Un hombre baila en una sala. Solo, absorto, concentrado. Su mirada vuela por las fotografías que cuelgan de las paredes, su cuerpo baila con ellas.
La niña de la salina se agacha en una playa, un hombre conduce un coche por una calle de Venezuela y madres con hijos a sus espaldas se acercan a un mercado en Perú. Delante de todos ellos, Paco Hidalgo interpreta las tensiones y transformaciones sociales que Paolo Gasparini refleja en sus fotografías.
Mientras, una turista toma el sol en Marbella y unas mujeres transportan un armario. El bailaor gaditano baila también los cuerpos imperfectos de las fotografías de Pérez Siquier fusionándolos con su propia anatomía, dando protagonismo a los pliegues, el movimiento, lo natural que nace del interior…
Hidalgo busca la belleza en la sencillez y en ese caso la encuentra huyendo del ruido que impide escuchar. Por eso el sonido de su propio cuerpo es la banda sonora de esta pieza impregnada de su esencia.
Samuel Beckett dijo “Baila primero. Piensa después. Es el orden natural”. Haciendo suya la premisa del dramaturgo y novelista irlandés, Paco se sitúa, frente a frente, ante los rostros e historias de la compleja y dura realidad de América Latina y al contexto fronterizo y periférico de una España en transformación. El bailaor comparte su reacción transfigurada en danza.
Esta pieza se engloba dentro del programa ‘Arte en Digital’ con el que Fundación MAPFRE colabora con creadores de diversas disciplinas que interpretan, desde su personal punto de vista, nuestras exposiciones. La acción va más allá de acercar su contenido a quienes no pueden visitarlas por encontrarse en otras ciudades; trasciende hasta convertirse en una pieza de arte en si misma nacida del cara a cara con la obra de otros artistas.