En los últimos años Comporta ha estado en la boca de muchos cuando se ha hablado de exclusividad y lujo en Portugal. No es para menos, ya que muchas celebrities han escogido este enclave para fijar sus segundas residencias o destino vacacional. Sin embargo, la costa del norte del Alentejo, elegante y con un toque salvaje y virgen, cuenta con preciosas playas y pueblos para darse un homenaje hedonista a la par que auténtico, celebrando la calma y los pequeños placeres que hacen de un viaje uno para el recuerdo.
Turismo del Alentejo señala a continuación seis enclaves imprescindibles si se quiere vivir al cien por cien el encanto de la costa más exclusiva -y una de las más bonitas- de Portugal y, de paso, disfrutar Comporta más allá de Comporta y la exclusividad más allá de la exclusividad.
Carrasqueira y su puerto palafítico
Probablemente una de las construcciones más curiosas de Portugal, Carrasqueira y su puerto palafítico se han ganado el título de parada obligatoria. Y es que su singularidad salta a la vista. Situado en el Estuario de Sado, entre marismas, arrozales y salinas, su puerto ha sido construido sobre pilotes, utilizando tablas de madera irregulares que sostienen peculiares cabañas de pescadores, y donde todavía se pueden ver sus barcos amarrados que bailan entre agua y tierra al son de las mareas. Para hacer de esta visita un momento aún más espectacular, se recomienda verlo al atardecer, cuando la luz del Alentejo hace toda su magia.
Situado en el concejo de Grândola, Carvalhal es mucho más que el hogar de uno de los alojamientos más exclusivos y solicitados de la zona. Su playa, por ejemplo, es de esos arenales dorados que dejan sin palabras y cuenta, además, con un buen acceso y unas infraestructuras de gran calidad. Debido a sus excelentes condiciones naturales, Carvalhal resulta un destino imprescindible para los amantes del surf y del kitesurf.
Melides
Este refugio más al sur, situado a 20 kilómetros de Comporta, guarda un hermoso pueblo encalado de casas blancas con toques azules y amarillos, donde el mercado cubierto es el corazón de la villa de pescadores. Melides está ganando cada vez más adeptos y en los últimos años se han ido construyendo alojamientos y villas de estilo boho chic en sus alrededores. Aquí, uno no puede dejar de maravillarse con su laguna que baja hasta el mar, un área natural rica en flora y fauna, lo que la ha convertido en un desde hace más de una década. Por otro lado, Melides cuenta con una de las playas más salvajes de la zona, que tampoco deja de lado todas las comodidades.
Algo más hacia el interior se encuentra Grândola, ciudad principal que toma el nombre del municipio y que propone un plan alternativo al “solo sol y playa”. El viaje a esta villa debe comenzar con un dato evocador y con mucho significado para Portugal, ya que la canción Grândola, Vila Morena, sonó en la radio dando paso al inicio de la Revolución de los Claveles, y debe continuarse viviendo el Alentejo auténtico en alguna de sus tabernas típicas o paseando por sus calles.
Al sur, lindando más con Sines que con Comporta, se encuentra otro imprescindible para quien quiera sentir la personalidad local en esta costa de calma y privacidad. Santiago do Cacém ha sido calificada como el lujo de los pequeños grandes momentos, una experiencia que une el encanto rural con la fuerza del océano, dejando al viajero experiencias para el recuerdo, de esos que dejan un regusto de cariño. Construida en una colina, desde su punto más, un castillo de origen árabe pero reconquistado por cristianos, se divisa un pueblo de casitas blancas y calles de piedra que deja una bella panorámica. Tanto en Santiago de Cacém como en sus alrededores, coexisten numerosas experiencias para el viajero que mezclan naturaleza, gastronomía y toda la esencia del Alentejo.