María Castro, para aquellos que no lo conozcan, es actriz, pelirroja, y cuando hablas con ella mueve sus manos constantemente, gesticula y siempre termina ofreciendo una enorme sonrisa, que hace que empatices y sonrías, casi por reflejo.
“Es que si sonrío, soy yo”
María Castro está protagonizando en estas fechas la obra LA COARTADA, que recientemente pasó por el Teatro Bellas Artes de Madrid, con mucho éxito y unas críticas elogiosas a su complicado papel…
La coartada es una obra muy intensa que conmueve y estremece al espectador
Y fue sobre el escenario de ese coliseo donde pudimos entrevistarla. Hablamos de la obra y de otras muchas cosas, incluso de Jessica (ya sabrán, si no lo han adivinado, a quién nos referimos).
La conversación fluye con suma facilidad…
¿Qué es ‘La coartada’?
‘La coartada’ es una obra muy intensa que conmueve y estremece al espectador porque habla de un tema tabú muy relacionado con la maternidad y la paternidad del que, ojalá, se hablase más, y ojalá no hubiesen temas tabú, para que se normalizasen más las desgracias que nos tocan vivir, y lo que hay es una mujer desesperada, deseosa de recuperar a su hija, porque es lo único que necesita para ser feliz, y sin ella su vida no tiene sentido, y elabora una coartada con su mejor amigo para recuperarla de su marido. Eso es lo que se va a ver al principio. Ella está encerrada en su casa, agobiada, agónica, eso es el principio, luego lo que ocurra lo sabréis cuando vengáis a verla…
Y viene a ser algo así cómo hasta dónde se es capaz por conseguir a tus hijos…
Si una mujer o un hombre quiere ser madre o padre y hace lo posible y lo imposible por conseguirlo y lo convierte en su objetivo vital, y lo convierte casi en una necesidad, una vez que lo tiene, su vida se convierte en todo en torno a esa persona, las prioridades cambian absolutamente. Cuando la gente dice que tu vida cambia de la noche a la mañana radicalmente es porque la prioridad, el centro dejas de ser tú, el centro es tu hijo o tu hija y todo gira en torno a esa personita, y estás aquí para criarla, cuidarla, eso no quiere decir que abandones tu vida, simplemente que la vas conllevando como puedes, pero el origen, el centro y el motor está ya puestos en ellos…
¿Hasta dónde se puede llegar por un hijo?
Se puede llegar a todo, y en la función se puede ver hasta donde se puede llegar… y si no, espera a ver el final.
Es una obra muy intensa…
Sí, es muy intensa a nivel de sentimientos, pero va el texto tan picado a nivel de dirección, es una obra con un ritmo atroz y eso hace que no se perciba que sea tan intensa y pasa muy rápida. Me consta que la gente pasa todo muy rápido, como si solo hubieran pasado diez minutos, y dura como unos setenta, por eso se agradece que dentro de la intensidad de los sentimientos no se regocija en el dolor aunque habla del dolor más intenso que puede sentir una madre, pero está contado con mucha agilidad…
¿Te lo llevas a casa?
No. Sería un horror. Uso mi casa, es decir, creo que lo interesante de esta profesión es poder usar tus sentimientos… yo tengo cuarenta años, y con esa edad ya he tenido dolor, ira, desesperación, angustia… los sentimientos están ya, no necesariamente tiene que morirse tu madre para que puedas saber lo que es un duelo, puede que se haya muerto una persona muy cercana para que sufras ese dolor. Para mi ser actriz te da el permiso para investigar dentro de ti, utilizar esas emociones, y cuando ya las has utilizado para el trabajo, se cierran y a casa. Quizás es que son emociones superadas por eso no me las llevo a casa, todo lo que haya vivido, psicológicamente, está cerrado y superado, entonces lo que hago es recurrir al lugar donde estaban, abro la puerta, me doy el permiso, lo utilizo, pero luego la puerta se cierra y a seguir. Al final nuestras pequeñas mierdas – como digo yo – son nuestros pequeños tesoros para trabajar en esto.
La prioridad, el centro dejas de ser tú, el centro es tu hijo o tu hija y todo gira en torno a esa personita
Este papel es el papel de tu vida, porque he leído críticas muy buenas…
De momento sí, en el teatro y cuando me entregaron el guion y me dijeron si lo sabría hacer, yo, que siempre me tiro a la piscina, intento que haya agua pero me tiro, dije que sí lo haría, aunque es un personaje muy complejo, primero tenía muchísimo texto y creo que es lo más complicado que me aprendido en mi vida, además es un personaje con muchísimos giros. Y es difícil porque tengo que intentar que las personas que estén en la butaca entren en mi mente y que me acompañen todo el proceso mental y de dolor que estoy sufriendo. En todo este proceso me ayuda haber sido madre, porque habla del amor más puro, animal e incondicional que solo se da con la maternidad, y cuando le pasa algo a esa persona que es la que más quieres en el mundo es algo atroz. Y el público tiene que ver y entender todo eso.
¿Pero sales agotada?
Sí, pero como soy madre, ese agotamiento es relativo, porque luego empieza el agotamiento de verdad… -sonríe -. Ayer llegué a mi casa, y estaba sola con las dos, porque mi marido tenía una gestiones, y las tuve que dormir a las, pero cuando el enemigo te supera en número ya es complicado, una tiene que ir al cole y tiene que acostarse y la otra no quiere dormir… creo que acabó todo el circo a las once y media de la noche y aún no había cenado, después de esta función que es superdura, pero bueno, el cansancio es relativo.
¿Qué edades tienen las niñas?
Cinco y medio y uno y medio…
Y lo que no se le ocurre a una se le ocurre a otra.
Exactamente, pero a ver, la mayor la verdad es que es muy buena, necesita su cuota de atención porque, obviamente, era la única hasta hace muy poco tiempo, pero se porta muy bien y cuida un montón de la pequeña, a veces se llega a agobiar demasiado con que no se caiga, que no la pase nada… y la pequeña es un terremoto, está en el momento de afirmar su personalidad, del no, del sí, lo que quiere hacer, lo que no… nos revoluciona la casa pero también nos revoluciona de amor…
¿Has utilizado alguna coartada en tu vida?
Lo piensa unos breves instantes…
Creo que en realidad era una actriz en el cuerpo de una gimnasta
No. A veces formaba parte de la coartada de los demás, porque era muy buenecilla y como siempre hice gimnasia rítmica, eso de los chicos y todo lo demás llegó mucho más tarde. Yo estaba entrenando con mis mazas, mis cintas… pero a veces tenía que ser la coartada aunque de cosas muy infantiles, por ejemplo, una amiga que quedaba con un chico, yo tenía que decirle a su madre que estaba conmigo… tenía que hacer la cobertura, pero no me gustaba mentir, porque me sentía mal y no me salía bien, porque era muy honesta con mis padres, no sé si porque como soy la pequeña después de mucho tiempo y tuve una crianza muy dedicada a mí, mis hermanos eran ya mayores, y tengo una relación con ellos tan franca y tan cercana que lo de mentir no se me ha dado nada bien.
Acabas de decir que hiciste gimnasia rítmica y tengo entendido que durante muchos años…
Doce. De hecho competí varias veces con Almudena Cid, desde que tenía seis hasta los 18 años, y fui campeona gallega y subcampeona de España algunas veces…
¿Y cuándo cambias?
Creo que en realidad era una actriz en el cuerpo de una gimnasta. De hecho veía en la tele alguna película y decía a mis padres que quería hacer lo que ellas hacían, pero claro no sabía cómo se hacía eso… al final la rítmica te enseña a través de una disciplina deportiva que es tan estética y de narrar sentimientos y emociones aunque sea a través de los aparatos, a contar historias, no hablando pero sí utilizando el cuerpo. De hecho, mi primer campeonato de España fue con seis años, y cuando llegamos al pabellón mi madre mi advirtió que en los de España hay mucha gente en el público, que en el provincial solo estaban mi padre y mi madre y cuatro más, pero en el de España van a estar los familiares de todas las gimnastas y va a estar lleno el pabellón, que no me pusiera nerviosa y yo le respondí que cuánta más gente, mejor. Y tenía solo seis años.
Esa sensación de salir a contar historias y que haya público siempre me ha gustado, así que cuando me retiré de la gimnasia con 18 años, le pregunté a mi madre que como se jugaba a la vida, porque no sabía ni quedar con una amiga, porque mis amigas estaban en el pabellón, mi vida era otra. Entonces empecé la carrera y empecé a conocer a gente…
¿Qué hiciste?
Ciencias de Actividades Físicas y Deporte y luego hice magisterio también. Allí ya empecé a hacer amigos y empezaron las salidas y las quedadas, pero me costaba. Y que hice, que en cuanto arranqué la carrera busqué un camino para la tele, me metí en una agencia de modelos, porque pensaba que ya era mayor para hacer teatro aunque todavía era pequeña, pero no sabía por dónde empezar, así que entré en la agencia de modelos y llegó un casting para la televisión de Galicia, un casting con público presencial y contar unos chistes, y ¿quién quiere hacerlo? Y salí porque estaba esperando ese momento. Lo disfruté muchísimo y me cogieron y ya empecé a trabajar, estuve como cinco años en la televisión de Galicia con una serie que fue muy longeva allí, y luego me vine para Madrid con 23 años y hasta ahora.
A nivel gallego, con la serie que hice, que es “Pratos combinados”, me conocía todo el mundo
Y llegamos al punto adecuado para sacar a relucir a esa Jessica, la pelirroja malísima de la afamada serie “Sin tetas no hay paraíso”…
¿Qué queda de Jessica?
Se ríe
De Jessica nunca hubo nada, lo que queda de ella es todo lo que recogí después, porque fue un personaje preciosísimo de hacer… un personaje que me dio a conocer a nivel nacional, porque a nivel gallego, con la serie que yo hice, que es “Pratos combinados”, me conocía todo el mundo, porque era como Los Serrano a nivel nacional. Al llegar aquí, a Madrid, hice otra primero, “SMS”, pero “Sin tetas” fue la que me lanzó y dio un golpe en la mesa, todo el mundo la veía, se paraba en país para verlos capítulos, me abrió las puertas del teatro, hice mi primera función, “La ratonera”, de ahí vinieron otras obras y más series. Pude trabajar mucho como actriz con ese personaje de Jessica, bastante complejo y loco, con muchos cambios, muy diferente a mí, lo cual me hizo probar cosas que aunque naciesen de mí, eran opuestas a mi persona. Aprendí mucho a su lado y además del reconocimiento, se me abrieron muchas puertas en televisión, teatro y cine.
Es que tú eras la pelirroja y la mala de esa serie
Sí, era la mala, pero a la que todo el mundo adoraba, de esas cosas que a veces ocurren…
Era el personaje que al final llamaba más la atención, quizá porque algunos buenos y buenas son aburridos…
Puede ser, pero yo creo que era honesta y aunque era muy mala, sus sentimientos eran muy claros, ella amaba al Duque por encima de todas las cosas, podría matar por él, España amaba al Duque, y por eso de alguna manera…
Jessica era honesta y aunque era muy mala, sus sentimientos eran muy claros, ella amaba al Duque por encima de todo
Nos reímos
… Y se subieron a mi carro y me defendían a capa y espada.
Pero después de eso sí hubo paraíso…
Lo hubo, y antes también, lo que pasa es que ella no lo sabía ver… pero luego llegó Tierra de Lobos y entré en Tele 5 a trabajar, vino también Amar… y un montón de series, en definitiva feliz de trabajar en esto.
Si te ponen a elegir que prefieres, cine, teatro o televisión.
La combinación de todo porque cada cosa me da algo. El cine se queda para siempre, es algo como histórico; la televisión es la cercanía de la gente, entrar en sus salones todos los días, pero el teatro sigue teniendo algo mágico, me recuerda a mi época de gimnasta, cuando salía al tapiz, porque es el aquí y ahora para la gente que está en ese sitio y además lo que recoges es inmediato, porque aquí recibo el aplauso de la gente, las ovaciones… es tener que resolver en directo y se produce una magia tal que solamente la gente que está viendo ese día la función va a saber lo que va a ocurrir, el resto no lo va a saber, porque se acaba hoy y mañana vuelve a renacer y es distinta de algún modo.