La geografía angosta y la diversidad paisajística del país mediterráneo ofrecen a los amantes del ciclismo un destino que plantea retos notables a los más expertos ciclistas y permite a los iniciados disfrutar de un agradable paseo con bellas vistas.
Israel se ha convertido en un destino emergente para los entusiastas del cicloturismo y el ciclismo. De hecho, el equipo Israel Start-Up Nation - que cuenta con Chris Froome en sus filas, ciclista cuatro veces ganador del Tour de Francia - ha hecho stages de entrenamiento en el país en más de una ocasión. La geografía de Israel es muy propicia para practicar los sprints y para probarse en ascensos y descensos, dos elementos claves en este deporte.
Pero el país mediterráneo también tiene opciones para que los menos expertos se adentren en esta disciplina tan popular, como los más de 100 kilómetros de carril bici de Tel Aviv. Fuera de las grandes urbes hay varias rutas señalizadas para conocer el país mediterráneo encima de las dos ruedas:
Ruta por el parque Timna. Este sendero no solo permite la práctica deportiva, también es un trazado por parte de la historia arqueológica de Israel, además de permitir ver algunas de las formaciones naturales más imponentes de todo el país. Esto se debe a que está ubicada en el valle Timna, dentro del inconfundible desierto del Négev. Al contrario de lo que podría parecer por sus formas angostas, se trata de un sendero de roca de un carril, y aunque tiene algún elemento técnico que le agrega emoción, es una ruta de baja dificultad de solo 14 kilómetros y con un desnivel de 200 metros.
El sendero azul de Be'eri. El desierto del Négev es uno de los enclaves del país con más oferta para los ciclistas, prueba de ello es este segundo itinerario que transcurre a través de su aridez. Se trata de una ruta de 9 kilómetros apta incluso para familias, con un desnivel de solo 80 metros. El trayecto cruza un área boscosa, con miradores, zonas con abundante flora y áreas recreativas.
Ruta Alon HaGalil (Galilea). Un itinerario de 20 kilómetros que se integra en otra red ciclista del parque Tzippori, al norte del país. Es una ruta circular, cuyo primer tramo se caracteriza por su suelo seco y las curvas en subida. No es un ascenso fácil, ya que tiene tramos de gran intensidad, aunque hay tramos más suaves que permiten un leve descanso tras las cuestas más duras. Es, pues, un trayecto de nivel medio, para personas con cierta habilidad sobre la bicicleta. En el camino de regreso, hay varios descensos con curvas más fluidas, que dejan entrever el paisaje verde de la zona. El sendero transcurre por varias áreas boscosas.
Ruta roja del bosque de Ben Shemen. Otro reto para los ciclistas de un nivel intermedio que transcurre por el bosque de Ben Shemen, en el que es el espacio verde más grande del centro del país. El itinerario transcurre por la pequeña colina de Gimzo, antigua ‘casa’ de varios asentamientos judíos. Desde allí arriba, pueden divisarse el valle de Lod e incluso, la ciudad de Herzliya. Si bien este punto de la ruta destaca por su valor paisajístico, el sendero rojo tiene marcados otros puntos de referencia de valor arquitectónico. A lo largo de sus 24 kilómetros, pueden hacerse varias paradas para ver restos de edificios antiguos.