El concepto de bienestar suele relacionarse con sentirse a gusto, tener buena salud, estar satisfecho con la vida, en armonía y en equilibrio con lo que rodea a las personas y el vivir en coherencia con sus valores. Ciertamente, hay variables y se reflexiona sobre su significado en tiempos de pandemia, pero ahora es fundamental comprender su incidencia en el turismo y especialmente en el denominado turismo de bienestar.
Al analizar qué ha pasado con el turismo en general, la Organización Mundial del Turismo (OMT), señaló que las motivaciones principales han sido los viajes de ocio para todas las regiones del mundo, excepto en Oriente Medio; donde predominaron las visitas a amigos y familiares, por motivos de salud o religiosos.
“Entrando en materia sobre el panorama del turismo de bienestar, las proyecciones son muy positivas. Se calcula que ese mercado alcanzó los 735,8 billones de dólares en 2020, lo cual equivaldría a 619,2 billones de euros y, se proyecta, alcance los 1.200 billones de dólares en 2027, de acuerdo con estimaciones de ReportLinker”, informó Sheila Sánchez, Docente e investigadora en Ostelea Tourism Management School.
¿Qué está pasando y qué viene para este segmento?
El informe de Ostelea, resalta que las experiencias de turismo de bienestar en tiempos de COVID-19 han aumentado, enfocándose fundamentalmente en el turismo nacional y de proximidad, además se han diversificado con otras tipologías de experiencias turísticas y las centradas en la dimensión espiritual han ganado relevancia frente a las que se fundamentan en la dimensión corporal.
En este sentido, desde Chile, George Bonan, experto internacional en proyectos turísticos, resalta que el turismo local y nacional ha estado en el centro de la oferta del turismo de bienestar en este período de crisis sanitaria. Asimismo, se han reforzado las relaciones entre los alojamientos y los turistas, estrechándose el contacto B2C para reforzar la seguridad, la satisfacción y ajustarse a las nuevas exigencias.
Alejandra Millán, CEO de Wellness Trip Colombia, indicó que hay un mayor protagonismo de la naturaleza en la articulación de la oferta de bienestar, donde se nota que los seres humanos buscan algo más que un tratamiento, desean mejorar su relación con la tierra y encontrar a través de ella bienestar.
Desde Perú, Lourdes Chuquipiondo, CEO & Founder de placeOK Travel y experta en Mindful Travel, sostiene que los espacios naturales y las experiencias realizadas en ellos como la meditación y el yoga están ganando protagonismo en la oferta de turismo de bienestar. A su vez, hubo un auge de experiencias bleisure o de alojamientos que cuentan con grandes espacios abiertos o en la naturaleza que se han adaptado como espacios de trabajo al tiempo que ofrecen actividades de ocio.
“La pandemia intensificó la importancia que las personas otorgan a la salud física y mental. Entonces, hay una demanda creciente de productos de bienestar, se veía desde antes, pero ahora con más fuerza. Sin duda, hay una prevalencia del turista de proximidad y nacional: todos los expertos consultados coinciden en este punto”, expresó Raquel Santos, Docente de Ostelea.
Otra de las inclinaciones de los turistas es por las experiencias enfocadas en mente-alma y desarrolladas en espacios naturales. Por una parte, el bienestar se pinta de verde; por otra, la demanda busca más meditación, más espiritualidad, los espacios abiertos, cambios en los estilos de vida y más conexión con la naturaleza y con el ser interior.
Además, se busca la desconexión digital y la salida de las grandes ciudades para ayudar a equilibrar cuerpo y mente.
Edgar Tarrés, experto de Mindiful Travel y José Fraiz, profesor de la Universidad de Vigo, señalan que la incorporación de experiencias de bienestar a otras como el turismo deportivo, enogastronómico o de naturaleza, junto a las actividades más conocidas, como mindfulness, yoga, baños de bosque, senderismo y deportes al aire libre, refuerzan los beneficios cuerpo-mente-espíritu que buscan este tipo de viajeros.
También es importante entender que hay una tendencia por la búsqueda de alojamientos pequeños, singulares y en entornos naturales. En esta línea, los expertos coinciden en que las características del lugar en el que se encuentra el alojamiento han tenido un rol relevante en la compra de paquetes turísticos.
Existe la necesidad de comprender también que hay un mayor número de personas de la categoría senior interesadas en participar en este tipo de turismo. Además, hay que tener en cuenta que las nuevas generaciones están cada vez más concienciadas con la Agenda 2030 y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto condicionará la demanda futura de productos de bienestar, dando más valor a las experiencias y a su poder de transformación personal, abriendo un universo de oportunidades.
Son varias las recomendaciones que se vienen haciendo para potenciar este segmento y sea un pilar de la reactivación del turismo en general. “Replantear la forma en que se diseñan los productos turísticos y se trabaja en la creación de los destinos, aportando una mirada holística y considerando las propias lógicas de desarrollo de cada territorio será una de las claves”, explicó la experta de Ostelea.
Al mismo tiempo, será vital avivar una forma de viajar sostenible, responsable y regenerativa, situando a las personas en el centro, con el enfoque de desarrollar experiencias que permitan mejorar el estilo de vida y aporten mayor bienestar y consciencia, concluyó el informe.