A pesar de haberlos retrasado un año, los JJ. OO. de Tokio no permitirán que millones de visitantes extranjeros descubran las maravillas de Japón y su capital.
Cuando una ciudad se postula para convertirse en sede de los Juegos Olímpicos hay un sinfín de factores en juego, pero evidentemente uno de ellos es el impulso turístico que genera este evento. Esto, sumado a la situación pandémica, hicieron que el año pasado el Comité Olímpico tomase la excepcional decisión de retrasar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 al año 2021 (sin cambiar la nomenclatura). Finalmente, y pese a que la competición va a celebrarse, el turismo ha quedado fuera de la ecuación debido a la prudencia del gobierno japonés para con los contagios.
Civitatis, la empresa de visitas guiadas, ha realizado una selección de las 10 visitas imprescindibles que hubiéramos disfrutados en los Juegos Olímpicos de Tokio si la pandemia del coronavirus no hubiera estallado hace ya un año y medio. Afortunadamente, todos estos reclamos turísticos permanecerán en el tiempo y se podrán visitar en cuanto el país nipón reabra sus fronteras, algo que se prevé que tenga lugar antes de que acabe el 2021.
El barrio de AkihabaraLo que se espera de Tokio en términos de tecnología, videojuegos o cultura popular japonesa, se concentra en este barrio. Y no decepciona. Las luces de neón o las tiendas de cómic manga atraen como moscas a la miel tanto a turistas como a locales, que en estos Juegos Olímpicos se hubieran mezclado en uno de los barrios más vibrantes de la ciudad (y es precisamente lo que se ha querido evitar).
El templo Sensô-JiEn pleno barrio de Asakusa, uno de los más afamados de la capital nipona, se alza también uno de sus principales atractivos: el templo Sensô-Ji. Este santuario, asociado a la secta budista Tendai, es el más antiguo de Tokio y también uno de los más espectaculares en términos artísticos y arquitectónicos. Además de su interior, destaca también su imponente pagoda de cinco pisos y el jardín japonés, con un coqueto lago artificial.
El barrio de ShibuyaShibuya es uno de los distritos más animados y comerciales de Tokio. En ese sentido, lo que más llama la atención de este lugar es su ambiente y su enorme variedad de tiendas. Sin embargo, aparte de esto, destacan dos puntos concretos: el primero es el cruce de Shibuya, el más transitado del mundo gracias a que está formado por cinco pasos de peatones sincronizados. El segundo lugar es la estatua de Hachiko erigida en honor al perro de raza Akita que esperó a su humano durante una década a principios del siglo XX, tal y como inmortalizó la célebre y lacrimógena película protagonizada por Richard Gere.
El Monte FujiPese a no estar exactamente en Tokio, sino cien kilómetros al sudoeste de la capital nipona, el Monte Fuji hubiera sido uno de los lugares más visitados por todos aquellos asistentes a los Juegos Olímpicos. Es el símbolo de Japón, una de sus tres montañas sagradas y, sin duda, uno de los lugares más hermosos de todo el país. Una vez allí, además de disfrutar de su naturaleza, es posible admirar algunos de los santuarios y torii que se encuentran a sus pies, así como rincones tan espectaculares como el lago Ashi, el cual se formó hace más de 3.000 años por una erupción volcánica.
Subir a la Tokyo SkytreeTodo aquel que hubiera querido disfrutar de las mejores vistas panorámicas de Tokio (de pago, eso sí), debería de haber subido a lo alto de la Tokyo Skytree, la torre de comunicaciones más alta de Japón con 634 metros de altura. Afortunadamente, y dado que fue inaugurada en 2021, la colosal torre seguirá estando ahí para cuando sea posible viajar al País del Sol Naciente.
Excursión a NikkoA 130 kilómetros de Tokio se encuentra Nikko, una de las ciudades más interesantes de Japón, con una población de 84.197 habitantes. A pesar de su pequeño tamaño, la importancia de Nikko reside en sus atractivos turísticos: los templos y el Parque Nacional de Nikko. Estos templos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se encuentran inmersos en el parque anteriormente mencionado, se han convertido en uno de los mejores ejemplos de la tradición japonesa. Consisten en más de cien estructuras sagradas en torno a dos santuarios sintoístas y a un templo budista, todo ello aderezado con la impresionante naturaleza de la zona.
Parque Yoyogi y Santuario MeijiEl Parque Yoyogi es el más animado de Tokio, y también el más grande si no se tienen en cuenta los Jardines Imperiales. En plena efervescencia olímpica, pocos planes hubieran sido mejores que practicar algún deporte (es muy habitual el béisbol, yoga o taichi) disfrutando de la naturaleza en pleno centro de Tokio y en compañía de la población local. Además, en este lugar se encuentra también el Santuario Meiji, uno de los centros religiosos más importantes de Tokio.
Excursión a Kamakura y YokohamaKamakura fue otrora capital de Japón, y eso es algo que continúa palpándose a día de hoy en su importancia patrimonial, pues es una ciudad repleta de templos históricos construidos hace casi un milenio. Kamakura es sede de los “cinco grandes templos zen", de los cuales Kenchoji es el más importante y antiguo.
De vuelta a Tokio, una buena idea es detenerse en Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón y una de las urbes más modernas del país.
El Kōkyo o Palacio Imperial de TokioEl Palacio Imperial se alza sobre los restos del antiguo castillo de Edo. Tras la modernización de Japón a finales del siglo XIX, la residencia imperial se estableció en Tokio, de modo que se aprovechó parte de la estructura del antiguo castillo para construir el recinto palaciego que ha llegado hasta nuestros días. Pese a que la visita de su interior puede resultar algo tediosa por aspectos burocráticos, pocos son los turistas que se resisten a inmortalizar una de las estampas más famosas de Tokio, con el palacio visto desde la explanada de Kokyo Gaien.
Museo Edo-Tokyo y Museo Nacional de TokioEl Museo Nacional de Tokio es el museo más grande y antiguo de todo Japón, así como uno de los más visitados del país. Su colección se compone de pintura, escultura, espadas, armaduras y otras piezas de origen tanto japonés como de otras culturas asiáticas. Sin embargo, para muchas personas no es el mejor museo de Tokio, sino que ese puesto lo ocupa el Museo Edo-Tokyo, un espacio museístico más didáctico e interactivo que exhibe piezas originales, maquetas y réplicas de objetos y edificios que rememoran la historia de Tokio desde finales del siglo XVI hasta su revolución industrial