Situada en el bulevar del paseo de la Castellana a la altura de María de Molina y con un total de 140 plazas, la terraza de La Madreña es una de las mejores opciones para refugiarse del calor y la rutina este verano
Cuenta con dos zonas, una acristalada con aire acondicionado y otra exterior cubierta por toldos, dotada de ventiladores, con nebulizador, súper refrescantes y completamente insonorizada
En ambas se ofrece un producto de primera, un servicio relajado y la posibilidad de alargar la sobremesa hasta la cena a ritmo de copas y cócteles al más puro estilo beach club
¿Qué tiene que tener una terraza para ser la reina de las terrazas? Una buena localización, amplias sombrillas para protegernos del exceso de sol y de calor –y de la lluvia, en primavera–, ambientillo, comida rica y la posibilidad de alargar al máximo la sobremesa vespertina ahora que es más difícil extender la nocturna. La de La Madreña Castellana, un restaurante consagrado al producto y la cocina tradicional con evidentes guiños al recetario y la despensa asturianos, tiene todo eso y mucho más. Está ubicada en una de las principales arterias de la capital, entre Nuevos Ministerios y María de Molina, aunque una vez sentado en sus mesas uno cree estar en algún paraíso natural alejado del tráfico y el asfalto; la vegetación del bulevar, la de los jardines del museo de Ciencias Naturales que actúan como telón de fondo y la que decora la terraza, así como un sofisticado sistema de mamparas de última generación que la insonorizan de la calzada, contribuyen a crear una atmósfera única. Es además una de las más amplias de todo el paseo con capacidad para 140 personas y dos zonas diferenciadas: una al aire libre –eso sí, cubierta de toldos negros, cuidadosamente decorada y con ventiladores con nebulizador, y otra acristalada con aire acondicionado.
ESPÁRRAGOS Y ALCACHOFAS PARA DESPEDIR LA PRIMAVERA
En esta maravilla de lugar, lo más parecido a un beach club en plena urbe, se puede disfrutar de una cocina honesta, basada en una materia prima de extraordinaria calidad y de rigurosa temporada que es seleccionada de su mejor origen posible. Como entrantes destacan especialidades fijas como la ensaladilla rusa con bonito del norte –en plena costera–, el pastel de cabracho al gratén de ajo negro, el calamar fresco de potera a la romana o la gamba de cristal –procedente de la costa andaluza con huevo campero frito y pimientos de Padrón y las ensaladas y verduras de estación. Ahora, pueden encontrarse ensalada de tomate mar azul con ventresca de atún o con perdiz, espárragos trigueros a la plancha con jamón, alcachofas hechas en casa con jamón, alcachofas naturales con almejas en salsa verde y alcachofas naturales con foie.
COCINA CON ACENTO ASTURIANO
UNA TERRAZA PARA EL TARDEO
Otro de los encantos de este oasis urbano es el ambiente relajado y playero que se respira en él. Después de comer, el servicio no entiende de prisas y por sus mesas desfilan hasta la hora de cenar combinados prémium y cócteles clásicos preparados al momento: Mojito, Daiquiri –de limón o de fresa–, Cosmopolitan, Huracán –ron añejo, zumo de maracuyá y zumo de limón–, Tropical Cooler –frutos rojos y cítricos–, Margarita, Negroni, Vermoujito, Moscow Mule y Piña Colada.
La terraza cuenta con una amplia zona de aparcamiento disponible 24 horas junto al museo Nacional de Ciencias Naturales y abre desde las 7 de la mañana para desayunos.