La bahía de Toyama y los bosques de Mesameyama son algunos de los enclaves japoneses donde puede vislumbrarse estos atractivos naturales únicos.
La naturaleza nos regala espectáculos maravillosos y uno de ellos es el de la bioluminiscencia, el fenómeno por el cual algunos seres vivos pueden generar luz. En Japón, este despliegue de fosforescencia y color está protagonizado por singulares organismos que se desarrollan en sus bahías, como el hotaruika o calamar luciérnaga, y en los bosques más puros del país, donde crece el mycena lux-coeli, un llamativo hongo que brilla en la oscuridad.
Hotaruika, el calamar luciérnaga (watasenia scintillans) que ilumina la bahía de Toyama
Apenas alcanza los ocho centímetros de longitud, pero el calamar luciérnaga (hotaruika en japonés) alumbra la bahía de Toyama (en el mar de Japón y considerada una de las más bellas el mundo), con la luz azul que emite, creando la sensación de un gran manto azul brillante que refulge durante las noches de marzo a junio, época en la que millones de estas criaturas se reproducen para luego desovar en esta zona. Atraídos por este espectáculo de luz natural, miles de visitantes de todo el país llegan hasta la ciudad pesquera de Namerikawa, en la prefectura de Toyama, para contemplar de cerca este fenómeno bioluminiscente, visitar el museo monotemático dedicado al hotaruika, o aventurarse en un paseo en barco solo apto para los más madrugadores que sale a primera hora de la mañana desde el puerto pesquero de la ciudad. Además, la zona de costa donde se produce este fenómeno está declarada Monumento Natural de Japón.
El calamar luciérnaga se ha convertido en la gran atracción de Namerikawa y es, también, la mascota de la localidad y el plato estrella de sus restaurantes, donde lo sirven rebozado, frito, como base de otras delicias japonesas y hasta como ingrediente principal para pizzas.
Hongos bioluminiscentes, un fenómeno que solo se produce en los bosques más puros