Y me pongo a escribir,
y me pongo a escribir a borbotones,
con ininterrumpida facilidad,
para marcar la linde que separa la vida en dos mitades,
y saber dónde empieza el corazón …
La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ya alberga un rico legado in memoriam del poeta Luis Rosales (Granada, 1910 - Madrid, 1992), premio Cervantes 1982, depositado por su hijo, el también escritor Luis Rosales Fouz, quien dejó numerosos objetos representativos de su vida y su obra. El legado se completa con cuatro manuscritos con poemas juveniles de los años treinta, donados por el también granadino José Javier García Montero.
Entre los numerosos objetos de su padre que Rosales Fouz fue depositando en la caja número 1236, destacan la Medalla de Oro al Mérito que le concedió su ciudad natal, acompañada por un DVD con imágenes de la Alhambra comentadas por él, y la insignia de oro otorgada por el Ayuntamiento de Cercedilla (Madrid), pequeña localidad donde escribió la mayor parte de su obra entre los años 1963 y 1984, fecha en la que un ictus cerebral marcó sus últimos años, y donde está enterrado.
También dejó una carpeta con “el sello el más bonito de la filatelia española”: un sello de Correos de 0,80 pesetas con su retrato en blanco y negro sonriente y las palabras “Sabiendo que jamás me he equivocado en nada salvo en las cosas que más quería”. Además, las llaves de la casa familiar en Madrid, de la calle de Altamirano, 34, “para poder seguir entrando en ella durante todas nuestras vidas”; la camisa, “bien elegante”, que llevó puesta el día que fue elegido académico de la RAE, y una enorme capa portuguesa que utilizaba.
Y otras dos obras menos conocidas: ‘Cervantes y la libertad’, un trabajo que le llevó 10 años y que el poeta consideraba como su mejor título, y ‘Retablo sacro del nacimiento del señor’ (1940), “una pequeña joya” que contiene villancicos y dibujos.
Rosales Fouz, tras desgranar el contenido del profuso y variado legado, dijo esperar que “este día tan rosaliano” y tan importante para la memoria de su padre sirva para que en un futuro se conozcan mejor sus versos, y agradeció la invitación a Luis García Montero, autor de “la mejor antología de mi padre hecha hasta la fecha”.
El director del Instituto Cervantes calificó a Luis Rosales como “uno de los poetas más importantes del siglo XX, un gran estudioso de la poesía, un enamorado de la palabra y uno de los estudiosos más fértiles de nuestra tradición literaria”.
Granada, Madrid, Cercedilla
La huella que queda guardada a perpetuidad en el Cervantes recorre las tres etapas de su vida: la época juvenil en su Granada natal y su amistad con García Lorca, Manuel de Falla o Emilia Llanos; la etapa de madurez escribiendo en Cercedilla, y los años fundamentales en Madrid (fue un “madrileño adoptivo”) como estudiante de Filosofía y Letras y como académico de la Española.
El legado de Rosales Fouz se complementó con otra donación cuyo destino final será la biblioteca patrimonial del Instituto que se presentará próximamente: cuatro manuscritos de los años treinta. De estos documentos escritos por Luis Rosales de su puño y letra, tres son inéditos, y el cuarto está incluido en el libro ‘Balada y romance de colorido’. José Javier García Montero hizo esta donación y leyó ante los asistentes el ‘Romance de la argentinita y el arcángel san Gabriel’ antes de depositarlos en la misma caja de seguridad.
El homenaje al gran poeta y ensayista de la Generación de 1936 continuó por la tarde, también en el Instituto Cervantes, con la presentación del libro Desde que tus pasos me abren el camino. Un paseo por el Madrid de Luis Rosales. Escrita por Luis Rosales Fouz y por la poeta Cova Sánchez-Talón, la obra (Visor Libros) recrea un paseo imaginario por los lugares más cercanos al escritor y relata hechos importantes y situaciones desconocidas sobre su vida.