Los mazapanes son junto con el turrón y los polvorones, un dulce clásico de las celebraciones navideñas en España. Destacan por su fino sabor, la suavidad ligeramente húmeda de su masa, su pequeño tamaño y las curiosas formas con las que los moldean. Como cualquier receta sencilla y tradicional, guarda multitud de secretos que vamos a desvelar con ayuda de Moncho López de Levaduramadre Natural Bakery.
“Actualmente el consumo de mazapanes se circunscribe a la Navidad, pero durante muchos siglos fue un dulce que se consumía en cualquier momento del año. Aunque no está claro donde nació, lo que sí es evidente es que en Toledo se elabora el mejor mazapán de España” – nos cuenta Moncho López, de Levadura Madre Natural Bakery.
Pero cómo ha llegado a convertirse en un dulce tan típico de la Navidad se desconoce, así como el origen de una receta cuya autoría se disputan entre otros Toledo, Sicilia, Venecia o Lübeck (Alemania). Su consumo está ya documentado en el siglo XIII, concretamente en los actos de celebración de la victoria de las Navas de Tolosa. Se trataba de una receta muy sencilla con una masa de almendra y azúcar o miel que se trabajaba a mano y se horneaba ligeramente. Con unos ingredientes fáciles de conseguir y una preparación sin demasiadas complicaciones, los mazapanes conquistaron Europa.
“Como ocurre siempre con las recetas sencillas y tradicionales, la calidad de la materia prima se hace muy evidente. Para los mazapanes hay que utilizar una almendra cruda que contenga poca grasa, porque eso nos ayudará tanto con el sabor como con el moldeado. Una vez mezclados los ingredientes, se trabajan las diferentes formas y se introducen en el horno, preferentemente de leña, hasta que están doraditas, con mucho cuidado de que no se quemen porque enseguida están hechos” – nos explica Moncho. Al ser un postre con tanta historia, el mazapán se ha combinado con multitud de ingredientes, especialmente los más típicos de Navidad, como la fruta escarchada o la yema tostada: “Yo creo que como están mejor es tal cual, solos o bien cubiertos de piñones, una mezcla no tan habitual pero muy resultona. Y para los más golosos, pueden probar con los rellenos de cabello de ángel”.