Si tuviéramos que encontrar un olor y un sabor que definieran el otoño, es más que posible que el de la calabaza ganara por goleada, quizás junto a las castañas. La hortaliza por excelencia de estos meses se incorpora a nuestra vida formando parte de nuestra alimentación desde septiembre a diciembre. Y no es de extrañar, porque a su inconfundible sabor se añaden sus propiedades, a disfrutar en una crema, una tarta y hasta en una cerveza, sin dejar atrás que es también tradición en Halloween, su principal motivo de decoración.
Cuando se habla de las bondades del consumo de alimentos de temporada no se hace exclusivamente por cuestiones de precio o sabor, también porque es cuando resultan más apetecibles. Un buen ejemplo de ello es la calabaza, ya que cuando las temperaturas empiezan a caer, las cremas de verduras calentitas o unas buenas hortalizas asadas se convierten en un plato muy apetecible. Y precisamente a base de calabaza se elabora una de las cremas más adecuadas para estos días desapacibles gracias a su toque dulce y sus innumerables propiedades nutricionales. La calabaza ayuda a controlar los niveles de azúcar, está cargada de minerales como el hierro, zinc, potasio, calcio y magnesio además de vitaminas como la C, la E y las del grupo B (entre ellas, el ácido fólico).
Calabaza para todo
Crema de calabaza asada. Ingredientes: 750gr. de calabaza, 1 cebolla, 1 diente de ajo, 500ml de caldo, aceite de oliva, sal, pimienta y nuez moscada. Preparación: cortamos la calabaza en cuadraditos y la metemos en el horno –calor arriba y abajo- durante unos 40 minutos a 220 grados. Mientras se hace, cortamos la cebolla y el ajo y lo rehogamos en aceite a fuego suave. Mezclamos en la batidora todos los ingredientes, salpimentamos al gusto y rallamos un poquito de nuez moscada por encima. Rápido, sencillo y riquísimo.
Cerveza de calabaza. La cerveza a base de calabaza tiene una larguísima tradición en Estados Unidos, pero en España la hemos conocido hace muy poco tiempo y es una pena porque está muy, muy buena. En Cervezas La Sagra, por ejemplo, la elaboran también con canela, con un precioso color rojo anaranjado. Posee un cuerpo denso y aterciopelado, un aroma intenso, dulce y afrutado, con suaves notas de canela y clavo y un sutil retrogusto amargo al final. Esta cerveza de calabaza es ideal para maridar con carnes, legumbres, pescados o como aperitivo. En Madrid, puedes encontrarla en locales especializados en cervezas artesanas como La Sagrada Fábrica (Calle Ponzano, 74) bajo el nombre de La Sagra Calabaza y Canela o en Blue Moon Taphouse (Paseo de San Francisco de Sales, 34) como Pumpkin Ale.
Un cuento de miedo. ¿Sabes por qué se colocan calabazas en Halloween? El origen está en una antigua leyenda celta en la que se cuenta que hace muchos años, el diablo fue a buscar la noche del 31 de octubre a un granjero que se dedicaba a estafar a sus vecinos, pero Jack, que así se llamaba el granjero, consiguió engañarlo y atraparlo y el diablo a cambio de su libertad, le prometió que jamás volvería a buscarlo. Pasados unos años, Jack murió y como era de esperar, fue rechazado tanto en el cielo como en el infierno, por lo que se vio condenado a vagar por los oscuros caminos del purgatorio. Antes de partir, el granjero pidió una luz para poder alumbrarse en el camino y el diablo le entregó una brasa que nunca dejaría de arder. Jack cogió una de las calabazas que llevaba, le hizo un hueco y metió la brasa. Desde entonces, la historia de Jack of the Lantern corrió como la pólvora por toda Irlanda y cuando estos emigraron a EE.UU, se llevaron consigo la tradición de tallar calabazas con caras terroríficas, y colocarlas la noche de Halloween en las ventanas de las casas para ahuyentar al diablo.