Una de las tendencias al alza en el contexto actual es la puesta en valor de los bienes de consumo de proximidad que contribuyan a la conservación del entorno y de nuestras tradiciones. En este escenario, el turismo nacional se está consolidando como primera opción para estas próximas vacaciones. Para las zonas rurales, supone un beneficio, puesto que incrementa la actividad, lo que redunda en una mejora del tejido económico y social.
Fuera de la temporada estival, las zonas rurales presentan unos escasos niveles de actividad humana, lo permite consolidar un entorno de pocos ruidos, baja polución atmosférica y prácticamente inexistente contaminación lumínica. Estas carencias se convierten en los principales atractivos para los habitantes de las ciudades, con ganas de cambiar de escenario.
Por esta razón, es importante procurar que las visitas al mundo rural sean sostenibles y respetuosas. Que, por desconocimiento, no tengan un impacto sobre el mismo. A pesar de lo que pudiera parecer a simple vista, tanto la flora como los animales, salvajes y domésticos, son sensibles a la interacción con los humanos, sobre todo con aquellos que no están acostumbrados al medio rural. La prevención es una de las mejores formas de evitar daños, que pueden llegar a la gravedad de incendios forestales o accidentes mortales de carretera.
Decálogo del viajero rural sostenible
La Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino, INTEROVIC, ha sido la encargada de ejercer de portavoz a un sector que reivindica una conducta responsable y sostenible a los viajeros que van a visitar la España vaciada. Gestos y actitudes cuyos beneficios van desde la contribución a la conservación del medio ambiente rural hasta la prevención de accidentes mortales de tráfico. Ha reunido en diez consejos las recomendaciones de los hombres y mujeres que pasan su día a día recorriendo los campos y montes con sus rebaños de ovejas y cabras, generando economía rural y social en lugares en los que no hay muchas más alternativas.