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El restaurante Bichopalo reabre sus puertas con una propuesta mucho más económica

Redacción | Jueves 18 de junio de 2020

Presenta una carta innovadora y creativa con tapas individuales para saborear sus platos de siempre de forma fácil y segura sin tener que compartir.

Consciente de la situación actual, regresa con una propuesta mucho más económica para seguir acercando el concepto de alta cocina a la sociedad en general.

El restaurante Bichopalo, referente gastronómico del Mercado de Barceló, retoma su actividad. Vuelve adaptado a los nuevos tiempos sin olvidar el encanto de un puesto de mercado que fusiona la alta cocina más puntera con la cocina más casual.

Un estilo propio que convierte el producto de temporada, fresco y de la máxima calidad, en la base de su cocina. Su chef y propietario, Daniel Pozuelo, madrileño y emprendedor, busca dar a conocer el concepto de alta cocina de mercado a través de creaciones sencillas e innovadoras. Cuenta con una larga trayectoria y una exquisita formación de la mano de profesionales de reconocido prestigio como Arzak, Andrés Madrigal o Paco Roncero. Miembro de la organización internacional de cocineros EURO-TOQUES, su cocina es el fiel reflejo de sus múltiples viajes por Latinoamérica y España.

Tras los duros meses pasados, Bichopalo regresa con novedades, todas para certificar una excelente higiene y proporcionar la máxima seguridad a sus clientes. Sin perder la influencia mediterránea y japonesa, y con grandes dosis de innovación y creatividad ha elaborado una nueva carta. Unas originales tapas en la que están presentes sus platos de siempre: el huevo con crema de setas, con un guiño más divertido a lo que se encuentra en cualquier otro restaurante, el foie curado en sal y palo cortado, acompañado con sorbete de manzana y apio, y las famosas ostras "ponzu", de elaboración propia, pero con un toque diferente a la receta tradicional.

El establecimiento recuerda en su decoración y disposición a las izakayas japonesas, recreando ese ambiente informal, cálido y alegre. Mantener las distancias está asegurado gracias a sus robustas barras de madera. Los comensales estarán siempre suficientemente separados sin perder el encanto del puesto típico de mercado.

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