Un demonio que castiga a los niños, celebrar la Nochebuena en una sauna o beber vino caliente, son algunas de las costumbres navideñas más peculiares de algunos países.
La navidad está a punto de dar el pistoletazo de salida y son muchas las ciudades que se preparan para recibir una de las épocas más especiales del año.
Para quienes hagan el erasmus o vayan a trabajar a otro país, HousingAnywhere, la plataforma global de alquiler de viviendas para estudiantes y jóvenes profesionales en todo el mundo, explica algunas de las historias y tradiciones más curiosas de esta época del año en algunos países de Europa.
Croacia, un país joven con una gran historia
Croacia, con sus miles de kilómetros de costa, su sorprendente gastronomía y su vibrante capital, que alberga uno de los mejores mercados navideños de Europa, es un país que cada año atrae a más visitantes.
Los croatas tienen tradiciones tan curiosas como la de decorar la mesa en Nochebuena con unas velas navideñas atadas con cintas del color de su bandera para, una vez terminada la cena, apagarlas con pan remojado en vino. Todo este ritual da lugar a que los más pequeños abran los regalos de navidad.
Francia, unas navidades muy dulces
Francia empieza a vestirse de navidad. El Festival de las Luces de Lyon, el encendido de la Torre Eiffel y el mercado navideño más antiguo del mundo, en Estrasburgo, hacen que el país galo desprenda toda su magia durante estas fechas.
Si algo destaca en Francia son sus dulces navideños. Es el caso de “La bûche de Noël”, parecido brazo de gitano en España, un pastel típico de Nochebuena y Navidad que tiene una curiosa historia: en el siglo XII al llegar la Navidad se adornaba un tronco grande para luego quemarlo. Sus cenizas se guardaban todo el año y eran sinónimo de buen augurio. A partir de esta tradición, un pastelero creó un postre enrollado con forma de tronco recubierto de chocolate caliente.
Alemania, el origen del árbol de navidad
Alemania tiene mucho que ofrecer: recorrer las calles de sus ciudades y pueblos es sinónimo de tradiciones, de diversidad cultural y de paisajes inolvidables. En estas fechas el país alberga algunos de los mejores mercados navideños de Europa, que tradicionalmente visitan tanto alemanes como personas de otros países vecinos, como los Países Bajos.
En 1605 por primera vez en el mundo, se “inventó” el árbol de navidad o Weihnachtsbaum como elemento navideño, entonces decorado con velas, manzanas y alimentos.
Si algo caracteriza también el país son sus bajas temperaturas. Durante estos días tan fríos, es típico beber Glühwein, el famoso vino caliente, o tés e infusiones con un chorrito de ron.
Estonia, una curiosa manera de celebrar la Nochebuena
Austria, un cuento de hadas y también de demonios
Visitar Austria invita a revivir ese pasado glorioso del que fue uno de los países más poderosos del mundo y del que sigue siendo uno de los lugares de Europa con la naturaleza más salvaje.
En Austria, las tradiciones católicas están muy arraigas, por lo que la magia de la navidad está muy presente en sus luces y en el ambiente que se respira, por ejemplo con mercadillos navideños que ofrecen un sinfín de actividades para disfrutar en familia.
Sin embargo, existe una figura de origen pagano que se ha convertido en todo un símbolo en el país. Se trata de Krampus, un monstruo mitad cabra y mitad demonio, que la noche del 5 al 6 de diciembre “castiga” a los niños que se han portado mal. De hecho, tiene su propio y terrorífico espectáculo, una cabalgata que ya se empieza a celebrar en noviembre y que une tradición y terror.
Italia, miles de tradiciones en un solo país
El Natale, como se conoce en Italia, se celebra principalmente en familia, aunque las costumbres varían de una ciudad a otra, por ejemplo los regalos. Por lo general se intercambian el día de Navidad después del almuerzo, aunque en algunas ciudades del norte lo hacen el día 13 de la mano de Santa Lucía (patrona de los ciegos) y en Roma y Bolonia, los abren el día 6, cuando una bruja buena conocida como La befana los reparte.
Otra costumbre muy extendida por todo el país es la de no consumir carne en Nochebuena, con el fin de preparar y purificar los cuerpos para el día de Navidad, cuando es muy común que los italianos inviten a familiares y amigos a comer fuera de casa. Y está claro también que el Panettone no falta en ninguna mesa.