Los jardines de Madeira son quizás uno de los atractivos turísticos más conocidos de la isla portuguesa. Insertados en la ciudad o en altas colinas desde las que contemplar la inmensidad del mar, estos enclaves rinden homenaje a la naturaleza más exótica y son capaces de transportar a cualquiera a un universo único y prácticamente indescriptible. Algunos de ellos se han convertido en verdaderas joyas que se mantienen en continuo cuidado durante todo el año, aunque el clima del archipiélago también hace posible que crezcan plantas que no podrían desarrollarse en otros lugares del mundo.
Una enorme diversidad de flores, plantas y árboles envuelven a sus visitantes en un ambiente paradisíaco en el que los aromas más intensos se encuentran esparcidos por el aire y parece que siempre es primavera. Exquisitos vergeles como el Jardín Tropical Monte Palace, el Municipal de Funchal o la Rosaleda de Quinta do Arco figuran en este TOP 7 pensado para disfrutar al máximo de la naturaleza creada por los madeirenses.
Cerca de 100.000 especies vegetales crecen en este jardín propiedad de la Fundación de José Berardo y situado en la localidad de Monte. La vegetación de este espacio se ha incrementado desde su fundación en 1991 con plantas procedentes de todo el mundo, entre las que se incluyen azaleas, brezos y numerosos tipos de árboles, además de una gran variedad de helechos. El jardín también presenta una colección de cicas espinosas o encephalartos que, por su edad, se consideran fósiles vivos. Todas estas especies exóticas se suman a un espacio dedicado a la flora madeirense en el que se pueden encontrar las variedades más significativas de Laurisilva de la Macaronesia u otras especies en extinción como el Pittosporum coriaceum, popularmente conocido como «mocano». Además de la belleza natural de este lugar y del jardín japonés que ocupa gran parte de su extensión, la Fundación José Berardo cuenta aquí con una de las mayores colecciones de azulejos de Portugal, procedentes de palacios, iglesias, capillas y casas privadas de todo el antiguo imperio portugués.
El Jardín Botánico de Madeira, fundado en 1960, alberga en su interior más de 2 000 plantas exóticas procedentes de todo el mundo que crecen sobre una superficie de 35 000 m2. Entre estas se encuentran algunas especies en vía de extinción que han sabido adaptarse al agradecido clima de las islas y que han convertido al vergel en un importante centro de conservación de la biodiversidad. Este templo de culto a la naturaleza se encuentra en Caminho do Meio (Funchal) y posee también un área de orquídeas, excelentes miradores y un anfiteatro para actividades lúdicas.
También conocido como Jardín Doña Amelia, se encuentra donde en el anterior emplazamiento del Convento de San Francisco, del cual todavía se conserva la Piedra de las Armas. A lo largo de su extensión de 8 300 m2 aparecen hermosos ejemplares de la flora de Madeira y de muchas otras partes del mundo. Pero este jardín al que se accede desde la parte norte de la Avenida Arriaga también cuenta con un lago y un riachuelo con aves y peces, además de un auditorio donde frecuentemente se realizan diversas actividades culturales.
Situado a 550 metros sobre el nivel del mar, el Jardín Municipal de Monte es el que está situado a mayor altitud de la isla. Pero su posición geográfica y la posibilidad de contemplar desde aquí toda la ciudad de Funchal y la inmensidad del océano no son sus únicos atractivos. En sus 26 000 m2 han echado raíces numerosas especies autóctonas y exóticas, e incluso también algunos árboles centenarios. Otras de sus curiosidades son, por ejemplo, la fuente dedicada a Nuestra Señora de Monte y el lago central en el que se encuentra un mapa de la isla de Madeira esculpido en piedra.
Localizados en la Quinta del Palheiro, estos jardines ofrecen unas vistas panorámicas de la isla y el mar de Madeira, pero además conservan árboles con más de 200 años de antigüedad y algunas de las plantas más singulares y valiosas del mundo. El Conde de Carvalhal, su primer dueño, inició uno de los proyectos más significativos de este jardín, la gran colección de camelias. Este es, sin duda, uno de los enclaves cercanos a la ciudad de Funchal desde el que sentir la verdadera conexión con el entorno madeirense.
Se trata de un vergel de inspiración romántica adosado al Museo Quinta das Cruzes, uno de los más originales y hermosos de Funchal con un amplio abanico de especies endémicas y exóticas. Es toda una experiencia pasear por los caminos empedrados con cantos rodados por los que se cree que el mismísimo João Gonçalves Zarco deambuló en su estancia antes de comenzar a explorar los océanos.
Mil especies de rosales diferentes se entrelazan y crecen para conformar una de las mayores colecciones de Portugal en este jardín que se encuentra en Arco de São Jorge, en la costa norte de la isla. Algunas de estas rosas se encuentran en vías de extinción y otras son muy poco comunes en lugares de clima tropical, y quizá estas sean las responsables de que esta rosaleda posea el galardón “Garden of Excellence” que otorga la World Federation of Rose Societies.