En la última década, Barcelona se ha convertido en la cuarta ciudad del mundo más atractiva a la hora de atraer talento, por detrás de Londres, Nueva York y Berlín y en la tercera – a nivel europeo – mejor valorada por el talento tecnológico, según EAE Business School. Asimismo, la Ciudad Condal ha pasado a ser uno de los focos atrayentes de cara a los estudiantes universitarios.
En 2018, según Idescat, se matricularon un total de 208.511 estudiantes y llegaron un total de 11.000 estudiantes extranjeros. Por orden, la Universidad Autónoma de Barcelona (4.168), la Universidad de Barcelona (2.167) y la Universidad Pompeu Fabra (1.981) son las tres universidades que más estudiantes extranjeros han recibido. La diferencia de estudiantes, provienen de otras universidades públicas y privadas de Barcelona, y de universidades de otras provincias como la Universidad Rovira i Virgili (454), Universidad de Lleida (383) y de la Universidad de Girona (302).
Laia Comas, CEO de Inèdit Barcelona, la startup inmobiliaria que ofrece alojamiento a estudiantes y profesionales extranjeros que vienen a cursar sus estudios y/o a trabajar en Barcelona, destaca que “cada vez son más los estudiantes y profesionales que vienen a la Ciudad Condal en búsqueda de oportunidades laborales y quieren un alquiler que les garantice seguridad y comodidad para poder dedicarse a sus estudios o trabajo. Es en ese punto donde entramos nosotros, con el objetivo de facilitar la estancia a cada uno de los inquilinos que llegan”.
En Barcelona, el precio por metro cuadrado en el caso de la compra en 2018 se situó en 4.388 euros, y el de alquiler en 13,7 euros, según la Generalitat de Catalunya. Tanto estudiantes como empresarios y emprendedores europeos han elegido la Ciudad Condal para desarrollar sus proyectos personales y profesionales en la ciudad. Todos ellos tienen un mismo denominador común, necesitan un hogar.
Teniendo en cuenta que el acceso a la vivienda es una de las principales preocupaciones de la sociedad actual, provoca que una buena parte de la población no pueda tener acceso a una vivienda digna. Esta problemática, se intensifica en mayor medida en una ciudad como Barcelona, donde la compra y los alquileres se posicionan como uno de los más altos del país.