Desde su implantación en julio de 2016, el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS) ha contribuido a subvencionar proyectos orientados al desarrollo y protección medioambiental, la promoción del turismo sostenible o la recuperación del patrimonio histórico, entre otros, en las islas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera. Gracias a dichos proyectos, quienes visitan las Islas Baleares tienen la oportunidad de disfrutar del entorno y patrimonio de las islas desde una perspectiva sostenible.
Moverse de manera responsable
Al igual que sucede en nuestro día a día, cuando viajamos nos surge la necesidad de desplazarnos por el destino. Ante esto, el viajero responsable decide optar por medios de transporte más eco-friendly, como la bicicleta, el coche eléctrico o el transporte público. Además de ser una buena excusa para hacer un poco de ejercicio en algunos casos, esta práctica nos permite visitar los lugares de interés turístico reduciendo las emisiones contaminantes.
Formentera anunció a principios de año la limitación de entrada de vehículos a la isla durante la temporada de verano. Con el fin de reducir las emisiones contaminantes, como las derivadas de los combustibles fósiles, así como las emisiones sonoras provocadas por el funcionamiento de los motores de combustión interna, se ha procedido a la instalación de puntos de recarga eléctricos en aparcamientos públicos, la promoción de servicios y transporte público no contaminantes y la potenciación del uso de vehículos eléctricos como medidas alternativas.
Del mismo modo, el proyecto de movilidad sostenible en espacios naturales y playas de Mallorca limitará el tráfico a determinados lugares como el faro de Formentor o la playa de es Trenc; a cambio, se dispondrán buses lanzadera como alternativa de movilidad sostenible que pueden ser consultados en la web de transporte de las Islas Baleares.
Por su parte, el faro de Favàritx y la cala Macarella, en Menorca, serán únicamente accesibles mediante transporte público con la inauguración de un nuevo autobús más apropiado para este tipo de rutas. En el caso de Ibiza, desde el pasado 1 de junio se ha limitado el acceso a la cala Benirrás durante los domingos con el fin de evitar la masificación que se produce, para lo que se han dispuesto de igual modo buses lanzadera.
Apoyar la economía local
El viajero responsable tiende a consumir, en la medida de lo posible, productos locales, lo que fomenta el desarrollo del destino. El proyecto de agricultura ecológica, cuyo ámbito de actuación se extiende a las cuatro islas, persigue fomentar la entrada de nuevos agricultores y ganaderos que practiquen este tipo de agricultura. La no utilización de pesticidas y fertilizantes de síntesis química contribuye a mitigar los efectos del cambio climático, al mismo tiempo que protege la calidad de las aguas y los suelos de las Islas Baleares.
Por otro lado, se está potenciando el régimen de venta directa, lo que permite a los consumidores adquirir alimentos frescos y tener un mayor conocimiento acerca de la procedencia y el proceso de elaboración de los productos que van a consumir.
Con el fin de promover el patrimonio gastronómico, se llevan a cabo diversas acciones en los mercados emisores que permiten dar a conocer la cocina típica a través de distintos formatos como el showcooking, street market, ferias o talleres que permiten identificar la gastronomía balear con el turismo sostenible.
Empaparse de las tradiciones
Una de las motivaciones del viajero responsable consiste en descubrir las tradiciones locales del destino que visita. Y es que durante el verano las Islas Baleares se visten de todo tipo de celebraciones, como las Fiestas de la Terra en Ibiza a principios de agosto; las de la Mare de Déu a mediados de julio, una de las más esperadas del verano menorquín; las de Sant Jaume, patrón de Formentera, a finales de julio o las de Sant Roc en Mallorca a mediados de agosto.
Cultura, ocio y tradición se dan cita en estas celebraciones, lo que nos permitirá experimentar la verdadera esencia de las islas al mezclarnos en sus tradiciones.