Si bien Buenos Aires es una ciudad que encierra miles de atractivos, el arte callejero está ganando fuerza como reclamo turístico en sí mismo. Admirar los murales, sumergirse en el mundo interior del artista y poderse llevar una postal única porteña con la belleza de estas obras.
Buenos Aires es una ciudad comprometida con el arte, y los murales y grafitis que bañan sus edificios son un fiel reflejo de esta voluntad creativa. La relativa facilidad para crear estas piezas es otro punto a favor para el desarrollo de esta corriente artística; no es necesario obtener autorización de la autoridad local, y todo lo que necesita es el consentimiento del propietario. Además, el hecho de que la ciudad estuviera salpicada de paredes blancas y edificios abandonados no ha hecho más que impulsar la proliferación de grafitis en sus calles.
Pero el arte callejero no es una simple moda y su uso no es un mero acto de decoración. Los artistas encuentran en sus obras un modo de expresar su pensamiento, su visión del mundo y el sentir de la sociedad. Éste es el verdadero significado del street art y el motivo de su popularidad.
Un ejemplo de esta carga expresiva es el caso del pañuelo verde. Desde que en 2003 la lucha por la legalización del aborto comenzara en Buenos Aires utilizando como seña un pañuelo verde, éste ha evolucionado y se ha convertido en el símbolo de la lucha por la igualdad de las mujeres y los hombres. Por este motivo, es muy normal ver la imagen de un pañuelo verde representada en gran cantidad de murales en toda la ciudad en apoyo a esta causa.
En cualquier paseo a lo largo de la ciudad podemos encontrar murales en varias zonas. Los barrios colindantes de Villa Urquiza y Coghlan están plagados de obras de muralistas reconocidos a nivel mundial. Entre animales, poemas y bailarines, destacan los homenajes al cantante Luis Alberto Spinetta y al músico de jazz, Joe Daley.
El popular barrio de La Boca tiene una gran riqueza histórica y cultural. Por ello, un recorrido por sus calles y un vistazo a sus murales se traduce en una inmersión en la política e historia social porteña. Además, siendo el barrio de La Bombonera, el estadio del Boca Juniors, no faltan los dibujos dedicados al deporte y al popular futbolista Diego Maradona. Por su parte, el barrio de Palermo encierra algunos de los grafitis más llamativos y coloridos de toda la capital utilizando técnicas como el paste up (cartelería) y el stencil (plantillas), haciendo de estos lugares verdaderos puntos turísticos.
Entre los artistas más populares, destaca el gran Martín Ron. Nacido en la provincia de Buenos Aires se le considera uno de los 10 mejores muralistas de todo el mundo. Fue uno de los primeros en pintar obras de gran dimensión y en estaciones de subte porteñas. Una de sus obras más célebres es una hiperrealista tortuga marina saliendo de una tubería en 3D situada en el barrio de Barracas.
Otra gran estrella porteña del street art es
Milu Correch. Natural de Villa Urquiza, esta artista es una firme defensora de la disciplina artística creativa, poniendo el foco siempre en el contenido y alejándose de la belleza propia de sus piezas. Su maestría y la ambigüedad de sus pinturas le ha llevado a crear murales en diferentes países, entre los que está España, con obras como “Juguetero” en Salamanca y una representación de Dulcinea de El Quijote en Toledo.