La noche del 23 de junio es la más larga del año en el hemisferio norte y, desde tiempos inmemoriales, una de las más mágicas. El solsticio de verano, asociado al cambio y a la fertilidad, se celebra en todo el mundo alrededor de una hoguera: un simbólico homenaje al sol y al poder purificador del fuego, que se lleva las malas vibraciones, invoca a la suerte y permite el renacer. En Galicia, esta festividad cuenta con una gran tradición y en ella se mezclan ancestrales supersticiones y ritos paganos de origen celta. Su noite meiga o noche de brujas –porque «haberlas, haylas»– transcurre entre música, hipnóticas fogatas y conjuros de protección. «En San Xoán, meigas e bruxas fuxirán» (meigas y brujas huirán).
El hotel con encanto Relais & Châteaux A Quinta da Auga, un remanso de naturaleza a sólo 3 km del casco histórico de Santiago de Compostela, acogerá desde el atardecer una fiesta única en sus magníficos jardines a orillas del río Sar, apta para todas las edades. Los propietarios de este establecimiento familiar, el matrimonio formado por María Luisa García y José Ramón Lorenzo y su hija Luisa Lorenzo, la directora, ejercerán como perfectos anfitriones de esta noche de leyenda. Los huéspedes y demás invitados, que serán recibidos con la emocionante música de la gaita gallega, podrán escribir un deseo en un papelito, que se colgará de un cordel y se quemará posteriormente en la llamada cacharela, la hoguera que preside este ‘aquelarre’ regenerador y portador de buenos augurios. El agua, elemento opuesto, también interviene en este ritual: cada invitado recibirá como detalle una botellita con ‘agua de hierbas de San Juan’, elaborada a base de flores y plantas aromáticas maceradas bajo el rocío de esa noche. Dicen que tiene el poder de rejuvenecer a quien se lave la cara con ella.
Conjuros bajo las estrellas
Tras la hoguera, y bajo el embrujo de las estrellas, llegará la cena-romería, protagonizada por platos tradicionales gallegos como las empanadas, el pan de trigo y de millo (maíz), las sardinas de Rianxo asadas a la parrilla, el churrasco de San Juan con patatas a la brasa o el carneiro (cabrito) ó espeto, cocinado a fuego lento. No faltarán tampoco la bica (un esponjoso bizcocho), el vino Barrantes, una fuente de cerveza, el “café de pota” ni la queimada, suerte de poción mágica de orujo que se prepara bajo cánticos y se quema en una marmita. Al filo de la medianoche, el maestro queimador (el feiticeiro) realizará el ‘conjuro de la queimada’ y arrojará al fuego los deseos de todos los allí reunidos. El fuego, con su hechizante crepitar, envolverá el sueño de una noche de verano única que es necesario experimentar al menos una vez en la vida.