‘Tres deseos’…
… 40 artistas con y sin diversidad funcional provenientes de Argelia, España, Francia, Italia, Portugal y Marruecos se han reunido en Madrid durante varias semanas para trabajar en la creación del espectáculo ‘Tres deseos’, que se presentará en el Teatro Español los días 8, 9 y 10 de junio.
Se trata de un espectáculo que ha contado con la experiencia de Antonio Álamo que ha firmado la dramaturgia y que, a su vez a co-dirigido junto a Pepa Gamboa. La coreografía ha corrido a cargo de Paloma Díaz. La coproducción del Teatro Español y la Asociación José Monleón, cuenta además con el apoyo de la Comunidad de Madrid, la Fundación Paideia Galiza y el Ayuntamiento de Segovia; sin olvidar la colaboración del Teatro de Beijaia, de la Asociación Argadini, de Aspaym, de Danza Mobile, de la Fundación Psico Ballet Maite León, de Globart, de Paladio Arte, de Theatre de la Remise, de la Asociación Acculae, de la Asociación Hadaf y de Cercidiana.
Inclusión. Exclusión. Disfunción. Discapacidad. Capacidad. Diferentes. Iguales…
Español. Francés. Portugués. Argelino. Italiano. Marroquí…
Jóvenes. Menos jóvenes. Menos mayores. Mayores…
Altos. Bajos. Gordos. Flacos…
¿Qué tienen todas estas palabras en común?
¿Nada?
Pensemos…
Pide ‘Tres deseos’ y lo sabrás…
Pide que Antonio Álamo te conceda ‘Tres deseos’ y lo sabrás…
Pide que Paloma Díaz te dibuje tres deseos y lo sabrás…
Pide que 40 actores con alguna ¿disfunción? ¿diferencia? ¿diversidad? se suban al escenario y monten esos ‘Tres deseos’ y entenderás mejor de que va todo esto…
Por si no ha quedado claro…
‘Tres deseos’ es una obra que va a interpretarse en la Sala Principal del Teatro Español durante tres funciones (días 8, 9 y 10 de junio) a las ocho de la tarde, que tiene un hilo conductor (quizá las 1.001 y una noches), y muchos conductores-viajeros, esos 40 artistas y el público que seguro terminará emocionalmente involucrado…
¿No te lo crees?
Te digo que sí, y si no, vete a ver y luego me cuentas…
Dice Antonio Álamo en la nota de presentación de Tres deseos: “Los deseos nunca han gozado de muy buena fama. Los deseos, se nos dice, son traicioneros, y ponerse en sus manos es poco menos que arriesgarse a perder el alma. -Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por aquellas que permanecen desatendidas-, escribió Santa Teresa, que Wilde tradujo en forma de advertencia: “Cuidado con lo deseas, porque podría cumplirse”. Pues bien, nosotros nos disponemos a nombrar y afrontar el caos. El caos son los deseos de nuestros cuarenta actores que se alzan, combaten, se rinden y vuelven a levantarse. Esa es nuestra materia, nuestro engrudo, nuestro magma. Nos disponemos, pues, a ser los espectadores de los deseos ajenos y propios: compartirlos, interpretarlos y realizarlos.