Se presentó el libro ‘Rock’n’Roll. El ritmo que cambio el mundo’, escrito por el crítico musical Adrián Vogel, en la sala Ámbito Cultural de Callao.
Y allí, junto al autor, Marta Vázquez, de Rock FM (que se reconoció rendida admiradora del ¿viejo? rock); el guitarrista y cantante Igor PasKual y el viejo rockero ¿retirado? Miguel Ríos.
‘Rock’n’Roll. El ritmo que cambió el mundo’, tal como explicaron, no es una mera sucesión de datos y fechas, pretende llegar más allá, y cuenta como nació ese ritmo, no de un día para otro, sino como algo que se estaba incubando largo tiempo en el que estarían implicados varios elementos, incluidas la economía y la tecnología, así como una serie de factores que llevaron a desembocar en ese estilo de música que, no sé, si no cambió el mundo, hizo que por lo menos pudiéramos tararearlo mejor…
Por eso, tal y como dijo Miguel Ríos, en su intervención, divertida y plagada de anécdotas, este libro se debe leer escuchando las canciones que aparecen en sus páginas, así se podrá entender mejor el intrincado camino que muchas de ellas tuvieron que recorrer para llegar a las ondas…
Este libro puede nacer de la pregunta: ¿Cómo sería este mundo sin el rock’n’roll? Y Adrián se pone en ese sitio y busca las claves de esa música, de ese movimiento, no solo de caderas, y elabora un meticuloso y entretenido estudio de cómo se llegó a ese ritmo que terminaría siendo, quizá, el mayor exponente de la cultura popular de la segunda mitad del siglo XX…
Porque nadie puede dudar de la influencia de Elvis, aunque muchas de sus canciones viniesen rodadas y “robadas” de otros intérpretes y, a veces, de autores anónimos; de los Beatles, y eso que Miguel Ríos, o sería mejor decir por aquel entonces Mike Ríos, y el Dúo Dinámico grabaron su primer single (que bonita palabra casi desaparecida) incluso antes que los británicos… Y así tantos y tantos ejemplos, Rolling, Queen, Pink Floyd… una lista, sino interminable, muy extensa, que hicieron cambiar muchos esquemas y además, eso que no se nos olvide, hicieron llenarse los bolsillos de muchos que vieron que aquel ritmo del diablo era un filón…
Los derechos humanos, la igualdad, el no a las guerras, ‘flores, amor y paz’, todo eso está presente en el rock, que llega hasta nuestros días y no tiene pinta de que vaya a morir, no porque lo viejos rockeros nunca mueren, que algunos si lo han hecho, si no porque es nuestra música, una música que llevamos prácticamente en nuestros genes, aunque no seamos Enrique Guzmán…
A lo que voy, que hay que leer “Rock’n’Roll. El ritmo que cambio el mundo”, para entender un poco mejor a esos músicos locos. Además, está presentado por Miguel Ríos y preludiado por Igor Paskual, un músico que ha colaborado casi permanentemente con Loquillo (otro emblema de esta música en nuestro país) pero que también canta y compone y hasta se atreve a sacar discos en solitario tal y como está el patio…
“En 1960, los discos nuevos olían a gasolina y sonaban a futuro. Con sólo abrir la funda, la peste narcótica del vinilo daba un tufillo de realidad a los sueños imposibles. En el pequeño almacén de la sección de discos de los Almacenes Olmedo de Granada, donde trabajaba de aprendiz, aquel olor me ponía. Claro que me ponían mucho más las canciones que salían de aquellas maravillas a 45 rpm.
El nuevo libro de Adrián Vogel, “Rock ‘n’ Roll. El ritmo que cambió el mundo”, contiene, entre otras muchas cosas, un gran catálogo de emociones con nombre de canción. Entre ellas está la historia de la aparición de cientos de artistas, autores, discográficas, músicos y productores, y de su repercusión social en los medios de comunicación y hasta en la política de la época. Su andadura abarca lo acaecido en algunas ciudades de EEUU en la segunda mitad de los años cincuenta, un tiempo en el que, en nuestro país, estábamos en el limbo plomizo de la dictadura de Franco.
Para alguien como yo, que fue abducido para enrolarse en las inciertas filas del rock & roll, comprenderán que este libro que ahora presento, y que cuenta todo lo que no pude saber entonces, sea algo como la Biblia para el creyente…”
Extraído de la presentación de Miguel Ríos.