Situada en el noroeste alemán, a orillas del río Weser, Bremen, la ciudad de los famosos músicos del cuento de los hermanos Grimm. No hay más que dejarse llevar por sus calles históricas para ir, descubriendo sus encantos. Esta ciudad, junto con su puerto, Bremerhaven, a unos 60 km al norte, conforma el estado más pequeño de los 16 que integran Alemania.
Bremen combina a la perfección sus 1200 años de historia, que se respiran por cada rincón de las callejuelas de su casco antiguo, con la innovación tecnológica (Bremerhaven es la sede del Módulo Columbus de la Estación Espacial Internacional ISS), la cultura y el arte. La gran cantidad de museos y posibilidades musicales hacen de ella una de las ciudades con una de las ofertas culturales más importantes de Alemania. Sin olvidar por un momento su cerveza, los vinos y su típica y variada gastronomía.
Esta ciudad, junto con su puerto, Bremerhaven, conforma el estado más pequeño de los 16 que integran Alemania
Es una localidad a la antigua usanza alemana, todavía se mantienen las costumbres más típicas que han hecho famoso a este país del norte europeo y, a pesar de tener algo más de medio millón de habitantes, se respira el ambiente de un tradicional pueblo germano. Sus típicas casitas nos sumergen en el universo de los hermanos Grim y su fantástica cerveza (Bremen es el hogar de la celebérrima cerveza Becks).
El ambiente universitario que le confiere la gran cantidad de estudiantes que en ella residen se siente en la variedad de bares, cafés, restaurantes y pubs que hay por toda la ciudad (en muchos de ellos sí está permitido fumar), donde, sin duda, uno de los inevitables temas de conversación versará alrededor de su orgullo futbolístico, el Werder Bremen.
Además, la inagotable actividad cultural, ya sea en el teatro como en la música o el arte, demuestran que Bremen es una ciudad del presente con mucho futuro.
1200 años de historia
Dice la leyenda que unos marineros que navegaban por el Weser vieron en la orilla a una gallina con sus polluelos y pensaron que, si aquel lugar era bueno y protegido para la gallina y sus crías, sería bueno para ellos y allí fundaron esta ciudad hace más de 1200 años.
El río Weser, que atraviesa el corazón de la ciudad, gracias a su relevancia como ruta comercial, antaño convirtió a Bremen en una activa y cosmopolita ciudad perteneciente a la liga comercial hanseática (una federación creada en el siglo XII de ciudades comerciales del norte de Alemania, el mar Báltico, los Países Bajos, Noruega, Suecia, Inglaterra, Polonia, Rusia, parte de Finlandia y Dinamarca, así como regiones que ahora se encuentran en Estonia y Letonia). El título de libre le viene del afán de sus habitantes por preservar su autonomía como ciudad que data del siglo XIV. La escultura dedicada a Roland, 1404, en el centro de la histórica Marktplatz es la estatua de la libertad más antigua del mundo y manifiesta la voluntad de independencia del pueblo. Durante la Segunda Guerra Mundial, los habitantes de Bremen escondieron la estatua en un molino, con el fin de preservarla de los bombardeos que arrasaron con el 60% de los monumentos y el 80% de las edificaciones. La tradición dice que mientras la estatua de Roland esté en pie, ellos mantendrán su independencia.
Su relevancia como ruta comercial, convirtió a Bremen en una activa y cosmopolita ciudad perteneciente a la liga comercial hanseática
Resulta imposible resumir 1200 años de historia, simplemente observando sus antiguos edificios históricos, la mayoría reconstruidos tras la Segunda Gran Guerra, se puede retroceder a un pasado que data del año 782, cuando Bremen es mencionada por primera vez en un escrito.
En el casco histórico
Podemos comenzar la ruta partiendo de la histórica Plaza del Mercado, la Markfplatz. Frente a la estatua de Roland, que según reza la tradición si tocas los pinchos que lleva en sus rodillas volverás de nuevo a Bremen, encontramos el soberbio edificio del ayuntamiento, el Rathaus, muestra del estilo renacentista que se desarrolló gracias a la floreciente economía de la ciudad hanseática. En su interior se puede apreciar todo el esplendor de aquellos días. Junto al ayuntamiento se encuentra la estatua de los celebérrimos músicos de Bremen, el asno, el perro, el gato y el gallo. Agarrando las dos patas delanteras del burro cerramos los ojos y pedimos un deseo que nunca hemos de revelar a nadie. Pero se debe hacer con las dos manos porque los habitantes de Bremen interpretan que son dos asnos los que se están saludando.
A pocos pasos hacia el norte se encuentra la Catedral luterana de San Petri, patrón de la ciudad, de estilo pre-gótico con un magnífico interior que cuenta con un museo que también se puede visitar. Cruzando la plaza se encuentra el edificio de la Casa de Comercio de Bremen, ligado desde su construcción en 1538 a la liga comercial hanseática.
Dejando atrás la Markfpatz, se encuentra la Böttcherstrasse, la calle de los fabricantes de barriles. Construida entre 1922 y 1935 por un rico hombre de negocios y reconstruida íntegramente en 1954 tras su destrucción total en la 2ª Guerra Mundial, esta calle, de poco más de 100 metros de largo, aglutina entre los muros de ladrillo rojo de sus edificios al más puro estilo modernista, parte de la magia de esta ciudad.
Entre sus esquinas y rincones se encuentran agradables cafés con terraza, y el primer museo del mundo dedicado en exclusiva a una pintora, Paula Becker Modershon Haus, hasta un centro dedicado a la artesanía, pasando por el casino de Bremen o el Famoso hotel Hilton, cuya escalera de caracol debemos entrar a contemplar.
Asimismo, el visitante encontrará otra sala de exposiciones extraordinaria: el Castillo Weserburg, emplazado en medio del río, que actualmente alberga el Museo de Arte Moderno de Bremen. En cuatro antiguas casas granero se aloja el primer museo de coleccionistas de Europa. Con una superficie de exposición de 6.000 metros cuadrados, constituye uno de los museos de arte moderno más grandes de Alemania y goza de fama internacional.
Bremerhaven
A 60 km de Bremen, justo a orillas del Mar del Norte, se encuentra el puerto de la ciudad. A finales del XIX el río Weser se hizo intransitable para los barcos de gran calado y el ayuntamiento decidió comprarle una zona en la costa a la Baja Sajonia, inmenso estado alemán dentro del cual se haya enclavado el diminuto estado de Bremen, formado por la ciudad y el puerto, el más pequeño de Alemania, independiente gracias a sus antiguos fueros.
Junto al ayuntamiento se encuentra la estatua de los celebérrimos músicos de Bremen
Bremerhaven, está más bien relacionada con la historia más reciente: lo último que vieron los millones de emigrantes fue su puerto, una última imagen de Europa que divisaron antes de partir hacia América en busca de un futuro mejor. En el Centro de Emigración Alemana (Deutsches Auswandererhaus®) se pueden revivir los destinos de estos emigrantes en su gran viaje trasatlántico, con emocionantes puestas en escena e instalaciones multimedia. En plena actualidad, encontramos la vida portuaria del Puerto Nuevo y del Puerto Viejo, que ofrecen tres puntos de interés de primerísima categoría: el audaz Atlantic Hotel Sail City, el Klimahaus® Bremerhaven 8° Ost y el Museo Alemán de Navegación.
Muy cerca de este museo se halla una fuente con un hombrecillo, prácticamente un enano. Se trata del Klabautermann. Según la leyenda, este duende de apenas dos pies de alto que vive en los barcos de madera es el espíritu de un hombre muerto cuya alma ha decidido residir en un árbol. Si este árbol se corta para servir de mástil, el espíritu se transforma en el Klabautermann, considerado el protector del barco y de la tripulación, si bien a veces es un poco bromista y cascarrabias. Es una bonita historia mitológica muy típica de la vida dedicada al mar de Bremerhaven.
Ubicado en el rincón más bello de la ciudad, rodeado de paz y naturaleza, a pesar de su centralidad, con una arquitectura osada y visionaria, encontramos el Museo de Historia que nos habla de la vida en el mar y del pasado, presente y futuro de toda la región.