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Salamanca turismo ornitológico
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Salamanca turismo ornitológico

La provincia de Salamanca, lugar privilegiado para el avistamiento

La posición estratégica de Salamanca, a medio camino entre el mundo atlántico y el mundo mediterráneo y en plena ruta migratoria de millones de aves, convierte a la provincia en una zona privilegiada para practicar la sana y respetuosa pasión de observar aves.

Este turismo ornitológico, por el que apuesta la Diputación de Salamanca, encuentra en la provincia un espacio privilegiado para el disfrute de estos animales entre su enorme variedad de hábitats. Desde las altas montañas como la Sierra de Béjar, las sierras intermedias como las de Francia, Quilamas o Gata, los campos cerealistas del nordeste, los enormes cañones fluviales de más de 100 kilómetros de Las Arribes del Duero o sus famosas dehesas, albergan alrededor de 300 especies a lo largo del año.

Las mejores horas para practicar esta afición son las primeras y últimas del día, sobre todo en días calurosos, los que son mejor evitar. Para su total disfrute a través de las atractivas y numerosas rutas de senderismo que se encuentran en los distintos pueblos, cabe no olvidar la importancia de no causar molestias a las aves y sobre todo alejarse de sus nidos, ya que su observación puede suponer el abandono de este.

Las Arribes del Duero

Una de las más sorprendentes e interesantes zonas para el observador de aves es Las Arribes del Duero. Esta sucesión de espectaculares cañones en los ríos Tormes, Duero, Huebra, Uces y Águeda, acogen una comunidad de aves tremendamente rica. Destacan las rapaces, en especial el águila-azor perdicera, que posee la mayor población de Castilla y León, y, además, se puede ver el águila real, el alimoche, el buitre leonado o el halcón peregrino entre la infinidad de aves que habitan esta zona.

A través del recorrido por los miradores de Arribes, una ruta en coche con paradas en los miradores como la presa de la Almendra, los del Picón de Felipe o el Fraile de Aldeadávila, se puede observar esta variedad de especies. En cambio, para la práctica de la ornitología a pie, alrededor del Castro de Saldeana se encuentran pequeñas aves como currucas, pico menor, picogordo o vencejo real, o en el Puente de los Franceses, que destaca por la presencia de aves tan coloridas como el rabilargo, la oropéndola, alcaudones comunes o las currucas mediterráneas.

Los encinares y robledales adehesados

Los encinares y robledales adehesados ocupan la mayor parte de la provincia salmantina, caracterizados por sus extensas dehesas de encinas y por una serie de rudos y modestos sierros de cuarcita, generan paisajes de indudable belleza. En estas tierras de marcada sequía estival y crudos inviernos nacen los ríos Yeltes y Huebra que a su paso se cubren de valiosos bosques de ribera poblados de fresnos y sauces, lugar de cobijo del alcotán, azor o gavilán, entre otras especies. En estas dehesas el cielo está reinado por el milano real y las cigüeñas negras ocultas sus nidos en las más escondidas encinas. Las zonas húmedas entre encinares como las lagunas del Cristo y la Cervera, la Ermita del Cueto y los alrededores de Las Veguillas o el río Tormes y la ruta del Puente Mocho en Ledesma son los lugares perfectos para perderse ente estas especies.

Alcornocales de Espeja, Sierra de Gata y El Rebollar

Al suroeste de la provincia y limitando con Portugal, se encuentra una comarca repleta de auténticos tesoros naturales: la rivera del Azaba. Es una zona bastante desconocida y alberga el mayor alcornocal de la provincia. Además, ocultas entre sus gigantes centenarios se encuentra la cigüeña negra, que encuentra aquí su mejor refugio. Limitando con Cáceres se ubican las Sierras de Gata y de la Canchera, que en su ladera norte se localizan los arroyos y cañones del alto Águeda y su miríada de afluentes, en donde se pueden ver alimoche, águila real, búho real o roquero solitario. En la ladera norte de la Sierra de Gata se sitúa uno de los paisajes más singulares de la provincia de Salamanca: El Rebollar, la mayor extensión de bosques de roble rebollo de España y refugio del abejero europeo y paseriformes forestales.

Llanuras cerealistas y riberas del Tormes

La comarca de La Armuña es tierra de avutardas, sisones, alcaravanes, alondras y calandrias y esconde tesoros naturales aun hoy desconocidos para los propios salmantinos. A su vez, el trazado de la Vía de La Plata desde la capital hacia la provincia de Zamora, es un pasillo natural que permite observar al elanio común y al esmerejón. Las riberas del Tormes y de sus afluentes, Almar, Gamo y Margañán, son puntos de especies asociadas a este ecosistema de bosque fluvial y vegetación acuática como rascones, pollas de agua o martines pescadores. Por último, el Embalse de Santa Teresa es un refugio invernal de miles de aves, entre las que destacan las concentraciones invernales de grullas.

Sierras de Lagunilla y de Béjar

Las rutas de la Dehesa de Candelario, la de El Travieso, la mejor ruta de la provincia para observar aves de la más alta montaña, y la del Camino de Santiago son las más adecuadas para disfrutar de los encantos de la Sierras de Lagunilla y de Béjar. Un paisaje marcado por la alta montaña y la sucesión de tupidos bosques y profundos valles fluviales que descienden hacía la cuenca del río Alagón. Aquí, habitan desde cigüeñas negras, arrendajo, rabilargo, hasta buitres negros.

Sierra de Francia

Es el corazón de una de las últimas selvas de Europa, la Sierra de Francia es un extenso manto verde que se extiende por todo el sur de la provincia y la posición elevada de muchos de sus pueblos sobre las laderas de los valles otorgan la posibilidad del avistamiento de las aves en pleno vuelo. La Peña de Francia, El Paso de los Lobos, La Alberca, la Laguna de San Marcos, El Portillo o la confluencia de los ríos Francia y Cuerpo de Hombre en Alagón son algunos de los puntos imprescindibles en esta zona.

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