Hace veinte años, un joven madrileño de aspecto tímido y mirada huidiza, irrumpía en el panorama musical apostando, en aquel momento, por la canción de autor, recuperando la más pura esencia de aquel tipo de artistas, con letras íntimas, comprometidas y un estilo propio.
El paso del tiempo parece haber cambiado muy poco a Ismael Serrano. Estos años no han borrado la mirada soñadora e idealista de aquel chico, que en1997 comenzaba a cumplir uno de sus grandes sueños, dedicarse profesionalmente a la música.
Es una forma de agradecer a un público que ha crecido a mi lado, que me ha acompañado
Con motivo del lanzamiento de su último trabajo ‘20 años: Hoy es siempre’, hablamos con él en su despacho, muy cerca de La Latina, dónde junto a un ordenador, una guitarra, protegida por su funda, y unas paredes decoradas con algunos cuadros y dibujos, mantuvimos una agradable conversación sobre el paso del tiempo, su nuevo disco, de Latinoamérica y, por supuesto, de la situación actual, tanto social como musical, a la que Ismael se refiere con cierto desaliento. Durante la conversación mueve expresivamente sus afiladas manos, y mientras bebe, poco a poco, una botella de agua, responde y reflexiona, sin titubear, a cada uno de los temas que van surgiendo.
Después de 20 años, y 14 discos en el mercado, Ismael Serrano es, actualmente, uno de los representantes más importantes de la canción popular, tanto en España como en América Latina, Este nuevo proyecto y esta nueva gira, cierran dos décadas de exitosa carrera, que ha querido dedicar y agradecer, especialmente, a ese público fiel, que le ha seguido desde sus inicios.
Este último disco-aniversario, lo has llamado‘20 años. Hoy es siempre’, tomando palabras de un poema de Antonio Machado, pero creo que tenías otros en mente…
Tenía duda entre varios títulos. ‘Hoy es siempre’, que habla de cómo ciertos sueños no cambian, y otro que es una canción que canto, y que he escuchado muchas veces en la voz de Mercedes Sosa, de un escritor chileno, que se llama ‘Todo cambia’, una canción muy bonita que dice… todo cambia, cambia lo superficial, cambia el cabello del anciano, cambiamos ,… y acaba diciendo, pero no cambia mi amor por más lejos que te encuentre, ni el recuerdo ni el dolor de mi pueblo y de mi gente…, y es verdad, todo cambia. Uno crece, pero hay cosas, amores, afectos, sueños que permanecen con el paso del tiempo, y también me parecía que resumía muy bien el espíritu del disco, pero al final decidí ponerle Hoy es siempre, porque me parecía mejor rescatar esa energía de los 20 años.
Yo creo que toda carrera musical, sobre todo en un solista, es una búsqueda de un universo musical propio
El poema de Antonio Machado es ‘Hoy es siempre todavía’, y me parecía que representaba la idea de que a día de hoy ,como hace 20 años, me siguen moviendo las mismas ilusiones, me subo al escenario con la misma emoción, la música sigue teniendo el mismo valor terapéutico que entonces, sigo con los mismos nervios y las mismas incertidumbres cada vez que me enfrento al lanzamiento de un nuevo disco, y más allá que uno ha aprendido muchas cosas, y quiero pensar que he crecido desde el punto de vista musical, pero hay cosas que no han cambiado, sueños que permanecen…
¿Cuáles son esos sueños, que sigues manteniendo?
Sobre todo, entender la música cómo un espacio de encuentro, que nos ayude a recuperar una esencia de animales sociales, que a menudo parecemos perder en una sociedad tan atomizada. Creer que la música puede servir de algo en los momentos de adversidad, para entender que uno no está solo, sobre todo para sentirse acompañado.
¿Qué has querido celebrar con este disco, aparte de tus 20 años de profesión?
Veinte años no es poco - dice sonriendo-, celebrar el privilegio que supone dedicarme a la música, que es algo que me apasiona. Soy muy consciente de lo frágil que es la vigencia, hoy estás aquí, mañana no se sabe. Además, creo que la propuesta que hago, la canción de autor, no tiene todas las plataformas de difusión que merecería.
Pero sobre todo, es una forma de agradecer a un público que ha crecido a mi lado, que me ha acompañado, y que me ha permitido cumplir muchos sueños, viajar por toda España, por toda Latinoamérica, compartir escenario con gente a la que admiro, como Silvio, Aute, Serrat…, aprender lo que he aprendido. Es una muestra de agradecimiento, en definitiva.
Y la idea de grabar un disco en vivo, responde a eso, creo que es la forma más honesta de plasmar todo ese aprendizaje.
¿En qué ha cambiado Ismael Serrano en estos años?
Cuando uno tiene 20 años es arrogante, cree que tiene todas las respuestas, entiende que la música, y sobre todo que la industria musical, es un territorio hostil, ante el cual uno se pone a la defensiva, por lo tanto se vuelve un tanto impermeable, para bien o para mal, porque por un lado te vuelves inmune a las injerencias de todos los que creen, o se sienten en la obligación de decirte lo que tienes que hacer, y por otro lado, te aíslas de influencias que pueden ser muy positivas desde el punto de vista musical que te pueden ayudar a avanzar en diferentes caminos, en la búsqueda de una voz propia. Yo creo que toda carrera musical, sobre todo en un solista, es una búsqueda de un universo musical propio, cuando tienes una banda ese sonido se consolida más, es más rotundo, es más claro, cuando eres solista, y te acompañas de la guitarra, hay una búsqueda más clara de un universo poético.
Finalmente, el cantautor le canta a todo lo que le emociona
Y me gustaría pensar que me he desprendido de esa solemnidad rotunda y circunspecta, con la que me enfrentan. Si bien no está mal ponerse serio en un panorama musical, donde todo es frivolidad, todo es escapismo puro y duro, ponerse serio y entender la música como un espacio de reflexión con una cierta profundidad, yo creo que tampoco está mal e incluso necesario en estos días.
El término cantautor está muy denostado…
Sí. Creo que el termino cantautor define la sensibilidad, una forma de estar en este oficio, un compromiso con la realidad, un sentirse participe de los anhelos colectivos y querer también poner banda sonora al relato colectivo, tiene que ver con mirar más allá de tu pequeño universo.
Y es verdad que es un término que está estigmatizado, fundamentalmente porque se ha estigmatizado toda expresión cultural que tenga un compromiso político, hoy por hoy, ya sea cine, literatura, canción,… todo lo que tenga un compromiso ideológico claro explicito está mal visto, porque se ha impuesto hegemónicamente una pose artística que tiene que ver con el escapismo, la música es evasión. El arte tiene que ser evasión, hay que evadirse de esta realidad y todo tiene que ser hedonismo y divertimento puro y duro, y que nada te conecte con la realidad, sino más bien que te permita escapar.
A mí me parece positivo que exista un espacio para la evasión dentro del arte, pero también tiene que haber un espacio para la reflexión para conectarte con la realidad para conectar los unos con los otros en problemas que nos afectan también emocionalmente. Finalmente, el cantautor le canta a todo lo que le emociona, y resulta que no sólo le emocionan sus encuentros y desencuentros sentimentales, sino también le emociona la visión de un mundo desigual, y ante eso se siente interpelado y canta... me parece que es un prejuicio falso utilizado para menospreciar toda expresión artística con contenido ideológico. Todo lo que tenga un contenido ideológico se desprecia, porque vivimos en tiempos que todo tiene que estar desideologizado, donde hay que eludir el debate político, porque al parecer no interesa, y no es real porque existe una parte de la sociedad que le interesa ese debate, que le interesa el arte comprometido, le interesa la canción social o el cine comprometido.
Hay un grupo de cantautores que surgisteis muy próximos en el tiempo…
Javier Alvarez, Pedro Guerra,…ahora hay una chica con un talento increíble, que es Rozalén, que ha hecho un disco muy valiente y comprometido. No me siento solo, es verdad que no somos los más conocidos, no tenemos mucha difusión, no sonamos en las radio formulas convencionales, no hay espacios, en los medios de comunicación masivos para nuestra propuesta, ni tampoco para la música en general, en televisión, ni siquiera en la pública, hay un espacio musical.
¿Cómo te explicas el éxito de tu propuesta musical?
No sabría decirte. Quizá por eso celebro este disco, y estos 20 años, porque también me sorprende a mí. Soy consciente que soy un privilegiado de cómo me van las cosas, como me han ido y en el lugar en donde estoy. No lo sé…, ojala pudiera atribuirlo a la constancia, mi forma de trabajar, a que he tratado de ser fiel a mí mismo, y quizá la gente recompensa esa fidelidad con su fidelidad a tu obra, no sé… creo que es una cuestión de suerte, de muchos elemento. Es difícil de explicar, yo también me lo pregunto.
Hablemos de Papa cuéntame otra vez, que resultó ser un referente para muchos, ¿cómo surgió?
Fue una elección arriesgada, y fue una elección que hice yo. Cuando elegí mi carta de presentación, tenía la posibilidad de presentarme con una canción de amor al uso, una balada de amor, que también me gustan mucho, y de hecho la mayor parte de mi repertorio son canciones que tienen que ver con eso, pero aposté por hacer una canción como era ‘Papa cuéntame otra vez’, que además tenía un contenido generacional. No era solo una vivencia personal, sino que yo entendía que quizá gran parte de mi generación podía sentirse identificada. Por otro lado, conectaba con una tradición de cantautores que se había diluido, esa tradición con compromiso, esa apuesta por la poesía y demás. Por un lado, estaba la generación que se sintió identificada y por otra, se encontraba la generación de mis padres, que vivía una cierta continuación de lo que era esa tradición, que en los años 70 y en los años 80, había puesto la banda sonora a un momento de efervescencia política, que se había convertido en un fenómeno social.
‘Papa cuéntame otra vez’, fue una elección arriesgada, y fue una elección que hice yo
La letra la escribió mi hermano Daniel, la hice junto a él, yo tenía 17 o 18 años y él 19 o 20. Eran los 90 y había toda una generación que hablaba con nostalgia de aquel tiempo, y me parecía que era una nostalgia utilizada para justificar una cierta renuncia, para construir un relato condescendiente que omitía la parte de renuncia, que tuvo la transición. Nosotros mirábamos el mundo que nos tocaba vivir, y nos parecía que no era aquel por el cual se había luchado. Seguíamos echando en falta que se conservaran ciertos sueños, no sé si preveíamos lo que luego ha ocurrido, el retroceso de libertades y derechos, que hemos acabado viviendo, pero intuíamos que esa renuncia no iba acabar ahí, que se iba a utilizar para justificar un cierto retroceso. Todo el mundo, hasta Aznar, reivindicaba la figura de Azaña, en aquel entonces, todo el mundo se jactaba de haber estado en el 68 en Paris. Era casi una caricatura, todo era realmente falso, de cartón piedra, el paisaje sobre el cual habían construido sus recuerdos, en gran parte ficticios.
¿Cuáles son y han sido tus influencias musicales?
Yo crecí escuchando, en el tocadiscos de mi padre a Victor Jara, Mercedes Sosa, Silvio Rodriguez, Joan Manuel Serrat, cuando tuve 15 años, aprendí a tocar la guitarra interpretando sus temas. Monté un grupete con unos amigos en el barrio, que interpretábamos canciones de todos ellos.
Pero también, soy hijo de mi generación, y cuando era pequeño escuchaba desde El último de la Fila a Extremoduro, recuerdo a Enrique Morente, que hizo un disco muy impactante, Omega, con Lagartija Nick. Al primer concierto que fui con mis amigos, fue a uno de Joaquin Sabina.
Pero mis referencias más claras son los cantautores, que me siguen acompañando, y luego todas esas propuestas de rock, desde Kortatu a La Polla Records y otras cosas que correspondían escuchar cuando estaba en el instituto, también por influencia de mi hermano el mayor, que le gustaba todo esto.
Estudiabas Física en la Complutense cuando te surge la posibilidad de dedicarte a la música…
Tenía 21 años cuando surge la posibilidad de grabar un primer disco. Estaba en 4º de carrera, me quedaban dos años y medio.
Yo venía tocando desde los 18 en Madrid. En un momento de efervescencia musical, existía un circuito de música en directo muy activo, yo tocaba mucho en un garito que había en Huertas, en la Calle Cervantes, que ya no existe. El barrio de las letras estaba lleno de sitios donde se hacía música en directo, estaba el Café Libertad, donde recalaban todos los que venían de fuera, Pedro Guerra, que llegaba de Canarias, estaba por supuesto Javier Alvarez, Jorge Drexler, que llegaba de Uruguay, Rosana, Tontxu, del País Vasco…
Soy consciente que soy un privilegiado, por cómo me van las cosas, como me han ido y en el lugar en donde estoy
Pues, un día apareció un productor y me dijo que estaba interesado en grabar unas maquetas. Las grabamos, se las hicimos llegar a una compañía y cuando estaba en 4º de carrera me dijeron que grabara mi primer disco, yo lo grabé se editó, y continué yendo a la facultad, pero luego empezó la gira. Para mí, dedicarme a la música era un sueño, sabia de la dificultad de poder abrazar ese sueño. Seguí estudiando hasta que empezaron los compromisos profesionales, entonces no acabé la carrera…
Profesional y personalmente estás muy vinculado a Latinoamérica…
Creo que en Latinoamérica hay una especial disposición a las propuestas que tienen que ver con la palabra, con la poesía. Por ejemplo, en Latinoamérica el folklore es un genero vivo, aquí hacer música tradicional es un ejercicio casi antropológico. Allí el folklore tiene un vuelo poético y una altura, que aquí se ha perdido, aquí lo podemos ver con propuestas como las del flamenco. Creo que al folklore se le ha despojado de esa profundidad para convertirlo en objeto de consumo de usar y tirar, pero más allá de eso, el folklore es un género vivo, en Argentina en cualquier pueblo hay una peña donde se reúne gente del pueblo donde tocan... cantan
Esa tradición conecta con la figura del cantautor, el contador de historias, y el gusto por la poesía en la música, pero desde la música infantil, hablo sobre todo de Argentina, que es lo que más conozco, por ejemplo María Elena Walsh, hacia canciones infantiles que tenían un contenido poético muy bonito. Violeta Parra o Victor Jara, son renovadores del folklore andino, Silvio Rodriguez la Nueva Trova Cubana, porque renueva la vieja Trova tradicional. Siempre ha habido una tradición, que a fecha de hoy, se ha mantenido viva. También es verdad que el debate político nunca se ha abandonado, como de alguna manera se abandonó aquí en su momento. Aquí se dio por hecho que ya estaba, había que desideologizar el debate político, era una cuestión de gestión y no de política, sin embargo Latinoamérica requería de manera urgente ese debate, porque había una emergencia, que era la desigualdad que a día de hoy sigue existiendo, quizá tiene que ver con todo eso, con esa disposición, con esa tradición de la música conectada con la poesía, con el devenir político que exigía grandes relatos, que aquí se habían abandonado, la música iba por su lado y la política por otro, los grandes relatos no existían, no tenían ningún valor. En Latinoamérica estaban necesitados de un relato que imprimiera la ética necesaria para levantar la mirada y poder salir de esa situación. Quizá en ese contexto ha habido una disposición mayor hacia la propuesta del cantautor, que venía de este lado, como Serrat, Silvio, Aute…, que son muy queridos allí. De alguna manera, por eso mi música pudo llegar a cierto público allí.
¿Qué proyectos tienes en estos momentos?
Gira, gira y gira…
¿Y los trabajos para niños?
Seguimos haciendo cosas. Me viene por la paternidad, por la niña, que me introdujo en ello. Hace tiempo que quería escribir para los niños, y sigo trabajando en ello, junto a Jimena, mi mujer, que ya hicimos un espectáculo infantil, ahora vamos hacer también un Concierto en Navidad, porque me apetece mucho cantar con ellos, subirme al escenario y hacer otro repertorio diferente a lo que yo hago, y más adelante quiero seguir escribiendo para ellos, ya sean cuentos o obras de teatro.
Un próximo disco…
Esta gira creo que va a ser muy larga, porque empezamos en Febrero. En mayo cruzamos el océano, en verano regresamos estaremos, a finales del 2018 por aquí girando, luego a Colombia, volver a México. Vamos a ir y venir muchas veces, por lo cual es pronto para pensar en nuevo disco. Yo tengo la mirada más puesta en lo infantil...
Se ha estigmatizado toda expresión cultural que tenga un compromiso político
También, tengo una obra de teatro escrita que me gustaría llevarla a escena. Tiene que ver como las relaciones personales. Sobre las relaciones laborales, como se diluyen, como se atomizan, como vivimos en una sociedad rehenes del hiperindividualismo, el fin del mundo sólo llega cuando llama a la puerta de nuestra casa, con los problemas de otros somos capaces de mirar para otro lado. La obra habla de eso, de una oficina, donde va desapareciendo gente, y cómo somos incapaces de sentirnos interpelados por esa realidad, y generamos en nuestra cabeza la fantasía de que todo va bien, mientras nuestra parcela de confort no se ve afectada…
Hablemos de viajar, de países…
Sobre todo conozco el Cono Sur, Argentina, Chile, Uruguay, es por donde más he viajado, también he estado en México, ahora vamos a Costa Rica. Pero, sobre todo, Argentina, la mayoría de mis amigos son de allí, mi mujer es argentina, mi hija es mitad madrileña, mitad porteña. Mi hija tiene tres años y medio y aunque vivimos aquí, me dice vení papa, vení. No vosea, pero cuando pasamos mucho tiempo allí empieza a utilizar ciertos modismos.
¿Qué lugares recomendarías visitar de Argentina?
Por lo general, la gente hace un itinerario que es recorre Ushuaia, El Perito Moreno, El Calafate, Las Cataratas. Pero, hay una zona al norte, que es la Quebrada de Humahuaca, Tilcara, Purmamarca, que es como el comienzo del Altiplano, la Argentina que conecta más con la América de los pueblos originarios, la más latinoamericana. Porque Argentina tiene ese complejo de querer ser europea, y es verdad, cuando paseas por Buenos Aires tienes la sensación de estar en una ciudad europea. Pero el norte, es una zona que a mí me encanta, y que quizá no se conoce tanto, son paisajes mas agrestes, más duros, tienes alturas, como la zona de Salta, que son muy bonitas y que yo siempre recomiendo que se vaya, son pubecitos pequeñitos con hospederías que aun conservan el encanto y que nos están tan masificados.
El norte de Argentina es una zona que a mí me encanta, y que quizá no se conoce tanto
La dimensión es tan grande, que acabas obnubilado. Los paisajes en Latinoamérica provocan esa emoción diferente, te conmueven en lo más intimo, cosa que no me ha ocurrido en otros lugares, cuando ves la inmensidad del glacial del Perito Moreno, cuando ves las Cataratas en Iguazú, es impresionante. Pero a mí, esa zona más árida del norte de Argentina, que además conecta con lo que es la identidad de los pueblos originarios me encanta.
Por último, dentro de 20 años…
Pues dentro de 20 años, ojalá que siga sobre los escenarios, emprendiendo giras como esta, escribiendo, ojala siga como hasta ahora cumpliendo el sueño de dedicarme a esto.