Cap Bon –Cabo Bueno– es una de las regiones más idílicas de Túnez, con playas paradisiacas bañadas por el mar Mediterráneo, una naturaleza privilegiada y tradiciones milenarias que la convierten en una escapada perfecta a pocos kilómetros de la capital del país.
En esta península nos encontramos con algunas localidades de gran relevancia como Hammamet, Nabeul y Kélibia. De todas ellas, Hammamet es el principal núcleo turístico de la región, la alternativa perfecta para seguir disfrutando en otoño del buen tiempo y relajarse tomando el sol en playas menos masificadas.
El área de Yasmine Hammamet, a nueve kilómetros al sur del centro urbano de la ciudad, destaca por tener un puerto deportivo con muelles ajardinados donde pasear y disfrutar de las terrazas de los bares y restaurantes. Su medina cuenta con una extensión de más de diez hectáreas, con una completa oferta de cultura y ocio que nos traslada al Túnez de antaño.
Para conocer de primera mano las actividades tradicionales tunecinas, conviene visitar Nabeul, con una artesanía arraigada en la sociedad desde tiempos remotos. Allí se encuentran las fábricas de cerámicas, que permanecen abiertas al público para mostrar las habilidades de los alfareros sobre el torno.
En el mercado semanal de Nabeul, que tiene lugar los viernes, se pueden adquirir productos típicos de la zona como tarros, jarrones y, entre otros, azulejos policromados de loza, utilizados para decorar palacios y monumentos.
El centro histórico de la ciudad es pequeño y accesible, por lo que se puede visitar a pie o en calesa. Es recomendable pasear con cámara en mano para fotografiar las puertas multicolores y fachadas de azulejos, así como los tenderetes y puestos de los zocos.
Además de su artesanía, Nabeul destaca también por sus impresionantes playas de arena fina. Aunque están menos transitadas que las de Hammamet, son perfectas para broncearse y practicar actividades deportivas, como parapente, esquí acuático o windsurf.
También merecen una visita las playas de Kélibia. Desde aquí se puede contemplar la puesta de sol que cae sobre el Mediterráneo, amenizada por el regreso de los barcos pesqueros. Sin embargo, el mejor escenario para observar el mar en toda su plenitud es la fortaleza de Kélibia, construida en la cima de una colina.
Otros lugares de obligada visita en Cap Bon son la ciudad fenicio-púnica de Kerkouane, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y el Parque Nacional de Boukornine. A solo 50 kilómetros de Nabeul, se trata del sitio perfecto donde hacer rutas de montaña y explorar especies de fauna y flora poco comunes, como la violeta persa o los tulipanes salvajes.
Por otro lado, esta zona del país también se distingue por su gastronomía. Las labores agrícolas, extendidas por toda la región, dejan productos de calidad como frutas y verduras, entre las que sobresalen las naranjas. Los restaurantes del centro de Nabeul y Hammamet ofrecen platos típicos, resultado de la pesca, como mariscos, sepia, calamares y camarones, acompañados por pimientos y tomates de los huertos.