Una capital mediterránea abierta al mar, pero también arropada por la montaña y sus parajes naturales, Castellón es una gran desconocida pese a sus muchos encantos…
Pero es fácil conocerla gracias a sus dimensiones, en ella todo queda muy cerca. Desde su casco antiguo monumental cargado de historia y patrimonio –que acoge el Palau Municipal, la Concatedral de Santa María o la torre-campanario del Fadrí– hasta el distrito marítimo de El Grao, que aporta el sabor marinero a una gastronomía marcada por la huerta y el aroma de los naranjos. Sin olvidar sus playas y un clima privilegiado, con 300 días de sol al año.
La historia de Castellón tiene sus raíces en lo alto del cerro de la Magdalena, presidido por un castillo de origen árabe –el Castell Vell– y una posterior ermita. Pero las duras condiciones de vida en aquella zona hicieron que, una vez en poder de los cristianos, se permitiera trasladarla en el siglo XIII a la alquería de Benirabé, lugar más llano donde la ciudad fue creciendo y consolidándose a orillas del Mediterráneo.
De su esplendor medieval han quedado los principales monumentos de su casco antiguo y giran en torno a la plaza Mayor, sede del ayuntamiento –ubicado en un Palau Municipal de estilo neoclásico– y de la Concatedral de Santa María, de estilo gótico. Entre ambas se alza uno de los símbolos de la ciudad, la torre-campanario de El Fadrí, de 58 metros de altura y estructura octogonal; un majestuoso centinela con 11 campanas que anunciaban los más importantes acontecimientos de la ciudad.
Un paseo por los alrededores de esta plaza permite admirar otras de sus joyas, como la antigua Lonja del Cáñamo, hoy sede universitaria; el Museo Provincial de Bellas Artes, en una casa señorial del siglo XVIII; la Basílica del Lledó, que da cobijo a la patrona de la ciudad; el Casino antiguo, en un palacete del siglo XVIII; el Mercado Central, el Teatro Principal, del siglo XIX; el neoclásico Palacio Episcopal, del siglo XVIII; o la Muralla liberal, sobre los restos de la antigua muralla medieval.
La ciudad está oxigenada por una docena de parques y jardines, ideales para relajados paseos, entre los que destacan el Ribalta, el del Litoral, la Panderola, el Sensal, el Rafalafena o el Pont de Ferro, moderno e innovador, que une tecnología y cerámica al servicio de un espacio multidisciplinar.
El arte urbano es otro de los grandes atractivos de la ciudad. Hay cerca de 200 obras y un ‘Museo al Aire Libre’ que dio comienzo en los años 80 haciendo cobrar vida a través de la pintura a numerosas fachadas de edificios, convertidos en lienzos infinitos en el skyline castellonense.
La puerta al mar de Castellón es El Grao, a 4 kilómetros del centro. Un distrito marítimo al que se accede por dos grandes avenidas y que tiene su corazón en la plaza del Mar. Este distrito acoge el Real Club Náutico, el puerto pesquero y el comercial. Desde El Grao parten los barcos que realizan excursiones por la costa y a él llegan las embarcaciones que nutren la cocina castellonense con frutos del mar como la dorada, el atún o la lubina, complementos de una gastronomía en la que no faltan los típicos arroces –paella, a banda, caldoso…– o la fideuà.
La costa
La costa también ofrece al visitante cuatro kilómetros de playas, entre El Grao y Benicàssim, todas reconocidas con bandera azul. Son la del Pinar, con una zona recreativa, un área de estacionamiento de autocaravanas y un planetario; la del Gurugú y la del Serradal, con una zona de protección dunar.
En los alrededores de Castellón de la Plana puede disfrutarse de tres parajes naturales. Uno es el Desierto de Las Palmas, compartido por varios municipios, que consta de 3.000 hectáreas y acoge castillos como el Castell Vell, el de Miravet y Montornés. Otro son las islas Columbretes, pequeños islotes volcánicos en cuatro grupos –destacando la Illa Grossa, única habitada– y con un valioso fondo submarino.
El tercer paraje es la Magdalena y destaca por los restos del castillo islámico origen de la ciudad y la ermita del mismo nombre, que acoge una multitudinaria romería el tercer domingo de Cuaresma y supone el momento culmen de las fiestas más importantes de esta capital, situada al norte de la Comunicad Valenciana. Otras importantes celebraciones son el Carnaval de El Grao, en febrero; la noche de San Juan y las Fiestas de San Pedro, en junio; y, muy especiales de Castellón de la Plana, las Festes de Carrer, que durante todo el año fomentan la convivencia vecinal.