A lo largo del año, los viajeros buscan destinos que ofrezcan una experiencia sin precedentes, que les permitan adentrarse en la historia, la cultura y las tradiciones de un lugar. En este sentido, Malta se convierte en un tesoro por descubrir, especialmente en épocas tan significativas como la Semana Santa.
Conocidas por sus profundas raíces católicas, las islas de Malta y Gozo, con su rica historia y patrimonio cultural, ofrecen el contexto ideal para observar cómo se preservan y reviven estas tradiciones. Además, en ciudades como Vittoriosa, Senglea y Cospicua, las procesiones cobran un significado particular, brindando a los visitantes una experiencia conmovedora que combina devoción religiosa, una intensa actividad comunitaria y un ambiente cargado de tradición.
Celebraciones religiosas en Malta
La Semana Santa en Malta comienza con el Domingo de Ramos, marcando el inicio de una serie de celebraciones que se extienden por diversas parroquias de la isla. En Ħal Qormi se realiza una procesión que rememora la entrada de Jesús en Jerusalén, destacándose por su dinamismo y participación popular. En Naxxar, la procesión tiene un carácter más íntimo, con un enfoque profundo en la devoción. Por su parte, en Mosta, la Basílica acogerá este año una exposición de la Última Cena en su cripta durante toda la Semana Santa, permitiendo a los visitantes explorar los elementos simbólicos más significativos de la tradición cristiana.
Sin embargo, es el Viernes Santo el día que representa el punto culminante de las celebraciones en Malta, con procesiones que recorren la isla, especialmente por la noche. En La Valletta, una de las más destacadas, los penitentes recorren descalzos y encadenados el camino como expresión de su fe. El recorrido se inicia por la tarde y finaliza en la Concatedral de San Juan, donde los fieles se congregan para participar en un acto de oración. En Mosta, por su parte, la representación de la Pasión, en la que participan miembros de la comunidad local con trajes de época, recorre las calles de la ciudad creando una atmósfera profundamente espiritual. En Żebbuġ, la procesión se centra en la crucifixión de Cristo, ofreciendo un recorrido espiritual y emotivo.
Por otro lado, el Domingo de Ramos, otra de las grandes citas de la Semana Santa en Malta, se conmemora con coloridas procesiones. En Vittoriosa (Birgu), la procesión del Domingo de Ramos se presenta como una de las más famosas, seguida de una misa en la plaza. En Gozo, la procesión de Victoria es otra de las grandes protagonistas, destacando por su música y su ambiente festivo, con una fuerte participación de las familias gozitanas.
Un viaje de fe, cultura y gastronomía
En definitiva, pasar la Semana Santa en Malta es una excelente alternativa para combinar la tradición religiosa con diferentes experiencias culturales. Durante estas fiestas, es también posible recorrer iglesias y lugares históricos como la emblemática Cúpula de Mosta, una de las estructuras más destacadas de la isla. Además, es posible también participar en misas y procesiones, siendo la Concatedral de San Juan en La Valletta un lugar central para las celebraciones del Viernes Santo y el Domingo de Resurrección.
En Gozo, por su parte, los visitantes pueden disfrutar de un ambiente más tranquilo y rural, con procesiones tradicionales en localidades como Victoria y Xaghra. Sin olvidar también el gran valor histórico, cultural y arqueológico que caracteriza al archipiélago. Con varios sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como La Valleta, el Hipogeo de Hal Saflieni y los Templos Megalíticos de Ġgantija, Hagar Qim y Tarxien, la isla atrae a aquellos que buscan conocer su profundo legado histórico.
En cuanto a gastronomía, esta época también se convierte en una ocasión excepcional para degustar delicias estacionales y tradicionales maltesas. Entre los más destacados se encuentran los figolli, pasteles de almendra en forma de cruces y conejos; los kwarezimal, galletas de almendra y miel; y la torta tal-Lewż, un pastel de almendras. Para los amantes de lo salado, destaca la col con anchoas, un plato típico del Viernes Santo, y la pasta con ricotta y huevos, típico el Domingo de Resurrección.